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Lydia Becker: cientifica aficionada

23 de Mayo de 2016 a las 12:51 h

Carta de Lydia Becker a Charles Darwin escrita en un papel con membrete de la Manchester Ladies' Literary Society.

Lydia Becker ha pasado a la historia, principalmente, por haber sido una de las sufragistas británicas más importantes. Pero no tendríamos un retrato completo del personaje si nos quedásemos en ese aspecto, por importante que éste sea. Su lucha por conseguir que las mujeres gozasen de los mismos derechos y el mismo estatus que los hombres se entiende mucho mejor en el contexto del conjunto de sus intereses y de otras actividades que desarrolló a lo largo de su vida. Además de la lucha sufragista, Becker se dedicó con denuedo a promover y mejorar la educación de las chicas, haciendo especial hincapié en la enseñanza de las ciencias, y también practicó, como aficionada, una actividad científica de mérito. Por el interés de su historia, te invitamos a descubrirla.

Lydia nació el 24 de febrero de 1827 en Lancaster, Inglaterra. Era la hermana mayor de una familia muy numerosa de origen centroeuropeo de clase media. Su padre era un pequeño empresario de la industria química. Becker había sufrido en su propia persona la ausencia de una instrucción formal equivalente a la que recibían los chicos y jóvenes varones de su generación. Con excepción de un periodo en un internado en Liverpool y de unas vacaciones en Alemania por motivos de salud, los años de infancia, adolescencia y juventud los pasó en el campo, en una situación de cierto retiro. La formación que recibió estuvo orientada a prepararla para las actividades y economía de la vida doméstica y, en última instancia, para ser una ejemplar madre de familia. A Lydia, esa formación le resultó frustrante, pues era una persona de cualidades intelectuales notables y con una disposición excelente para estudiar disciplinas académicas. En especial, lo que más lamentó fue el no haber recibido una instrucción en disciplinas científicas.

Aprendió de forma autodidacta botánica y astronomía, las dos disciplinas que cultivó como aficionada, ya que eran especialmente adecuadas para el estudio autónomo y compatibles con las obligaciones del hogar familiar. En 1862 ganó la medalla de oro a la mejor colección de plantas secas en un campeonato nacional, la Royal Horticultural Society´s Botanical Competition. Esa medalla la animó a redactar su Botany for Novices, un breve tratado introductorio a la clasificación de plantas que publicó por su cuenta en 1864. En la misma época redactó una obra similar de introducción a la Astronomía, Star Gazing for Novices, aunque no llegó a ser publicado. Su afición por la botánica la llevó a interesarse por unas plantas trepadoras de la especieSilene dioica, que bajo determinadas circunstancias se convertían en hermafroditas. Fue su interés por esas plantas lo que la llevó en 1863 a escribir a Charles Darwin, con quien mantuvo una relación epistolar sobre cuestiones de índole botánica.

Becker quería desarrollarse intelectualmente y hacer uso de su capacidad de razonamiento para dedicarlo a la búsqueda de la verdad, "no entendiendo por verdad ninguna abstracción misteriosa, sino enunciados verdaderos concernientes a hechos". Tenía capacidad de observación, gusto por la precisión, e interés por atesorar conocimiento. Es fácil deducir que Lydia Becker habría podido ser una científica importante de haber contado con una buena formación en ciencias. Ella parecía ser muy consciente de las limitaciones que sufría y en cierto modo fue esa consciencia lo que la condujo a promover con tesón la educación de las chicas. En su opinión el estudio de la ciencia tenía para las mujeres valor terapéutico pues servía para combatir una existencia monótona, anodina e intelectualmente vacía. Sostenía que era un derecho humano básico, y dado que hombres y mujeres cuentan con las mismas capacidades intelectuales, la ciencia había de ser estudiada de la misma forma, en las mismas condiciones y otorgar las mismas cualificaciones para hombres y para mujeres.

Llevada por su ansia de saber y su interés en participar en el ambiente científico de la época, en 1864 se afilió a laBritish Association for the Advancement of Science (en adelante BAAS), una de las pocas asociaciones que admitía mujeres en el siglo XIX. Se estima que 1100 mujeres habían asistido a la reunión de Newcastle de 1838. La aceptación de mujeres en la BAAS se inició en 1848, no sin una fuerte oposición por parte de los miembros más antiguos. La pertenencia a la asociación no sólo servía para proporcionar conocimiento científico a sus integrantes, también ofreció a las mujeres de clase media un mecanismo, si bien limitado, para viajar y mantener relaciones sociales. Una de sus misiones era establecer puentes entre científicos y el público general. Sus reuniones duraban varios días y se celebraban en diferentes localidades a lo largo del año. Además, incluían una gran variedad de eventos (conferencias, conversaciones, excursiones, y sesiones paralelas). Becker asistía a esos encuentros con regularidad y lo hizo de forma continuada hasta 1889, pues de esa forma podía unirse con otros aficionados a la ciencia y tener acceso a los descubrimientos científicos que se realizaban.

En 1865 la familia Becker se mudó a Manchester. Lydia tenía cerca de cuarenta años y permanecía soltera. Al llegar a la pujante ciudad industrial inglesa, comprobó que Manchester no tenía nada que ofrecer a una mujer aficionada a la ciencia. Había unas cuantas sociedades científicas, pero ninguna aceptaba mujeres. Por esa razón, y a la vista del alto número de mujeres que acudía a las sesiones de la BAAS, decidió crear la Manchester Ladies´ Literary Society (en adelante MLLS), una asociación que, a pesar de su nombre, no tenía por único objeto el cultivo de materias literarias, sino que también estaba interesada por las ciencias. De hecho, el primer artículo que se presentó en la MLLS fue uno de Charles Darwin, precisamente sobre las plantas trepadoras antes citadas y que habían sido tema del intercambio epistolar entre ambos. Becker siguió el modelo de la BAAS: tenía una presidenta (ella misma) y una secretaria, y sus miembros pagaban una cuota anual de media guinea (algo más de media libra esterlina). Como en la BAAS, las conferencias solían acabar con un debate, una práctica que no era habitual en otras sociedades. A las integrantes de la asociación se les pedía que remitiesen artículos sobre cualquier tema excepto de carácter religioso y se les prometía acceso libre a libros científicos. Este era un importante atractivo pues a muchas mujeres no les resultaba muy fácil acceder a libros de ciencia.

Desde el mismo comienzo de la actividad de la nueva asociación, resultó evidente que Becker se había propuesto atacar las bases de la discriminación que sufrían las mujeres empezando por su formación. En su primera conferencia presidencial, dada en la sesión de invierno de 30 de enero de 1867 en elRoyal Manchester Institute, llamó la atención acerca de la exclusión de las mujeres de las sociedades científicas: "estas instituciones tienen una deficiencia...  trazan una línea arbitraria entre los estudiosos de la ciencia y dicen a la mitad de la raza humana: tú no tendrás acceso a las ventajas que ofrecemos a otros". Y por supuesto, hay que tener en cuenta, además, que el simple hecho de que una mujer soltera reivindicase el derecho a la educación científica de las mujeres ya era una forma de transmitir la idea de que la educación femenina no tenía por qué tener por objeto formar para la maternidad. La MLLS no llegó a tener muchas asociadas; eso, junto a su dedicación a la Manchester National Society for Women´s Suffrage, de la que fue nombrada secretaria en 1867, hizo que se retirase de la anterior al año siguiente. Sin embargo, a pesar de tan breve recorrido, su pertenencia a la MLLS acabó teniendo mucha importancia en la vida de Becker, pues fue el escaparate que la dio a conocer.

Ocurrió del siguiente modo. A comienzo de 1868 Lydia dio una conferencia en la MLLS con el títuloThe Supposed Mental Differences Between the Sexes, que tuvo bastante repercusión. Interesó, por una parte, a la Manchester Anthropological Society, y llamó la atención de un destacado miembro de laBAAS. A raíz de ello, Lydia Becker fue invitada a presentar esa misma y otras conferencias en las sesiones de la BAAS; cuatro dentro de la sección "Economy and Statistics" y una más en la de "Zoology and Botany". Aunque, como ya se ha dicho, esta asociación admitía mujeres, muy pocas eran invitadas a dar una conferencia en la BAAS y normalmente era para tratar temas habitualmente considerados "femeninos", no para disertar acerca de cuestiones de interés general.

En su presentación ante la MLLS y la BAAS, Lydia Becker defendió la idea de que las diferencias anatómicas y fisiológicas en razón del sexo de las personas no eran extrapolables a la mente, y que cualquier diferencia que pudiera encontrarse entre las mentes de unas personas y otras sólo eran debidas a las circunstancias en que se habían criado. También sostenía que era un hecho que los hábitos de pensamiento y opinión no diferían en mayor grado entre hombres y mujeres que lo que lo hacían entre personas del mismo sexo. Y a partir de ahí concluía que las facultades intelectuales de los sexos eran las mismas, y demandaba iguales oportunidades para una educación liberal y el estudio de la ciencia. El debate en la sesión de la BAAS fue intenso, y como consecuencia del mismo, el Consejo (directivo) llegó a la conclusión de que la asociación debía promover una educación para las mujeres en las mismas condiciones que la que se ofrecía a los hombres.

La conferencia resultó un éxito, pero generó también importantes reacciones en contra por parte de quienes se oponían a que las mujeres tuviesen acceso a la formación científica. No solamente utilizaron los ya conocidos argumentos de que las mujeres no estaban capacitadas para el pensamiento científico, y sí lo estaban para ejercer su tarea como madres de familia. También se empezaron a utilizar entonces los argumentos contrarios al acceso de las mujeres a la educación superior y a la ciencia que se han esgrimido posteriormente durante decenios, como por ejemplo el que trata de presentar a las que se dedican a la ciencia como mujeres sin atractivo.

A raíz de sus intervenciones públicas y participación en los debates citados, Becker fue designada en 1880 miembro del Committee of the Manner in which Rudimentary Science should be taught, and how Examinations should be held therein, in Elementary Schools, que se había constituido en 1879 en el seno de la BAAS. Su presencia en este comité, que se prolongó hasta 1889, sirvió para que sus ideas tuvieran un mayor alcance.

Fuente: www. mujeresconciencia.com

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