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Domingo Malagón: las Bellas Artes al servicio de la clandestinidad

Patricia González-Posada, Victoria Ramos. Isabel R. L. 5 de Noviembre de 2012 a las 09:42 h

El pasado mes de marzo murió en la ciudad madrileña de Parla, Domingo Malagón (1916-2012), militante del PCE y responsable en el partido del grupo técnico de documentación falsa, llegando a ser, en palabras de muchos de los militantes a los que ayudó, un prodigioso falsificador. Así se refería a él Jorge Semprún en su "Autobiografía de Federico Sánchez" (Premio Planeta 1977) [Seguir leyendo]:

 

"Cuando fui expulsado del Partido, en 1965, solicité un pasaporte en el Consulado de España en París. Pasaban los meses y siempre que volvía a insistir me contestaban lo mismo. Que el Ministerio de la Gobernación se oponía a que me dieran un pasaporte, al cual, sin embargo, y según declaraban oficiosamente los funcionarios del Consulado, tenía yo perfecto derecho. Finalmente, y ante la ineficacia de mis gestiones, le pedí a Luis Miguel Dominguín [1] que interviniera en mi asunto.

 

Yo había conocido a Luis Miguel en Ferraz, 12, en casa de Domingo [2]. Este me había presentado a su hermano por mi nombre oficial de entonces, quiero decir el nombre que llevaba uno de mis falsos documentos de identidad Agustín Larrea (y ahora, en este relato o memorial en que no pienso callarme nada, voy a callarme el nombre, a silenciar la identidad del camarada que fabricaba nuestra documentación, ese camarada al que tantos debemos la libertad, y algunos la vida, porque eran los papeles que fabricaba o amañaba tan prodigiosamente parecidos a los auténticos que nadie podría sospechar de ellos; y alguna vez le he visto trabajar, manejar casi amorosamente  las tintas, las gomas, los plásticos, los colores, las imprentillas, los hornos, en un taller donde los documentos falsos adquirían la categoría de objetos artísticos, de salvoconductos fraternales para cruzar los posibles temporales de la vida clandestina; y voy a callar su nombre y al callarlo recordarlo, celebrarlo en mi memoria, ese nombre no nombrado, porque quien sabe, quizá sea todavía necesaria en el porvenir su diabólica, o angélica, habilidad, su genialidad de falsificador, y en todo caso uno de los falsos documentos de identidad que me había fabricado ostentaba el nombre de Agustín Larrea, por el cual me conoció Luis Miguel Dominguín).

 

El Archivo Histórico del PCE conserva el fondo denominado Domingo Malagón, procedente del Equipo de Pasos del Comité Ejecutivo del PCE y compuesto por los siguientes tipos de documentos:

 

  • Documentos de identidad: Pasaportes en su inmensa mayoría españoles, aunque también argentinos y uruguayos, Documentos Nacionales de Identidad, Salvoconductos, documentos de revistas militares, carnés de agentes de comercio, carnés de conducir, Carnés de Phalange, Cartes Nacionales d'Identité, Cartes de Séjour de Résident en Francia.
  • Otros materiales fabricados por Domingo Malagón, utilizados para la elaboración de los documentos, como por ejemplo corchetes; timbres españoles, franceses y sudamericanos; tampones de diferentes organizaciones (Ayuntamientos, Policía de fronteras, Agentes Comerciales, Falange y Guardia Civil).
  • También se conserva buen número de hojas en blanco preparadas para la elaboración de los pasaportes, DNI, etc, así como fotografías tamaño carné de los cuadros y dirigentes del partido que utilizaban esta documentación falsa.

 

Carnets
Carnets
 

Como homenaje a su figura, desde el Archivo Histórico del PCE queremos recordar algunas de sus palabras extractadas de su autobiografía:

 

"... La noche que abrí mis ojos al mundo mereció especial tratamiento en la Prensa. Aquel 28 de Noviembre de 1916 - según consta en los documentos que me acreditan como ciudadano  español-, El Liberal daba cuenta  de la sorpresiva  nevada  caída  sobre Madrid   "mientras sus habitantes tenían al sueño el espíritu rendido"...

 

... hasta donde puedo recordar mi origen familiar es muy humilde, aunque en realidad solo conocí a mi abuelo paterno, que era peón caminero. Mis padres,  por tanto,  no tuvieron oportunidad de recibir  una educación muy esmerada.  Mi madre asistió a unas pocas clases junto a sus hermanos Mariano y Lucio, en el Hospicio de Madrid. Por su parte, mi padre y un hermano suyo abandonaron enseguida el convento en el que habían sido ingresados.

 

... Mi padre trabajaba como obrero forjador en el Parque de Artillería de Madrid, ubicado en Pacífico; tenía yo dos años y medio  cuando murió  en un accidente laboral: se golpeó en la cabeza mientras manipulaba unos agregados de chapas en la campana de una fragua...

 

... Tenía yo siete años cuando  mi madre, por mediación del Conde de Cenete, a cuya casa también acudía como lavandera, consiguió una recomendación para mi y el oportuno  traslado al Asilo de La Paloma, que estaba en la madrileña  Dehesa de la  Villa...

 

... La sublevación de 1936, me cogió  pintando  un retrato de una muchacha de ojos bellísimos, la hija de un Comisario de Policía amigo de mi profesor Urea...

 

... en La Paloma ya habíamos decidido  por nuestra cuenta  incorporarnos al  V Regimiento, en el que se estaba formando , tal y como  se refleja  en el diario de esta unidad Milicia Popular, "La flor de los héroes de esta  gran batalla  histórica contra  la barbarie  y la opresión: Las Compañías de Acero".  Todas las mañanas  nos juntábamos un buen puñado de  voluntarios  para hacer la instrucción...

 

... Fueron mis compañeros palomos  quienes me dieron otra noticia, esta desde luego positiva si había de interpretarla en función de la alegría  con que me fue comunicada: "¡Domingo, nos hemos hecho comunistas, somos del Partido Comunista!" Mientras les escuchaba, en modo alguno  imaginé que pronto yo sería el siguiente. Pero la invitación estaba en marcha: "Tu también debes hacerte comunista".

 

... Mi "guerra" no dio para mucho más. En el Segre resistimos hasta noviembre  o diciembre  del 38, cuando  el   Ejército de Franco inició la arrolladora ofensiva final. El resto hasta llegar  retrocediendo a la frontera, fue la biografía de la derrota  que se veía venir.

 

... Mis pertenencias personales cabían en un pequeño maletín que llené hasta rebosar con dos tomos de las obras escogidas  de Carlos Marx, unos calzoncillos, unas botas  y la pistola (marca Stand). Era el 13 de febrero de 1939. Entonces  lo  ignorábamos,   pero estábamos dando los primeros pasos hacia un exilio que, en mi caso, habría de prolongarse  durante 38 años.

 

... Fue Celada quien me sugirió  la idea de  intentar el aprovechamiento de mis conocimientos de dibujo, caligráficos y demás, para manipular una carta de identidad francesa.

 

... En realidad se trataba  de algo muy sencillo si se disponía de un documento legal que "nos hubiese caído del  cielo". Era cuestión de quitar  la foto original del documento  para proporcionarle un nuevo rostro  a una antigua identidad. A mi aquello me parecía  algo muy arriesgado, pero como quiera que Celada se mostró  absolutamente decidido a ejercer de "conejillo de Indias", hice  lo que me pedía y,  puesto  que se sintió a gusto y seguro con su recién estrenada situación, ya se podía considerar un "ciudadano  francés". Repito que todo esto, aunque a mi se me antojaba dificilísimo, era "más simple que el asa de un cubo". Las cartas  de identidad se vendían en los estancos (Bureau du tabac) y una vez cumplimentados los datos  de afiliación del interesado, el paso siguiente era personarse  en las oportunas dependencias policiales, adjuntando una fotografía y la partida de nacimiento correspondientemente "apañada".

 

...Para proseguir con este sistema tuvimos la inmensa suerte de contar con el  apoyo de nuestros camaradas franceses, que empezaron a suministrarnos las cartas de identificación perfectamente formalizadas por la Policía francesa. Estas si que podían sortear los controles más exigentes, porque contrastables únicamente eran los datos  escritos -siempre había que tomarse la molestia y precaución de memorizarlos...- En cuanto al rostro, era imposible su verificación, al menos mediante el teléfono.  En aquel momento no lo sabíamos, pero estábamos al principio de los que habría de ser una duradera, fructífera y, a ratos fascinante  labor.

 

...En ese momento los pasos de frontera se hacían a través de la montaña, en "excursiones" que duraban unas quince jornadas, con muchísimos sacrificios y riesgos, máxime si tenemos en cuenta  que la frontera estaba cerrada, para españoles y para franceses. Formando parte de la Resistencia española existían grupos especiales cuya tarea  principal era pasar a España  resistentes españoles y de las FFI (Fuerzas Francesas del Interior), en cuyas filas combatieron miles de españoles. Los camaradas dedicados a "Pasos", tenían en la metralleta una de las herramientas  principales, cargados como burros con propaganda, alimentos y, muchas veces también, al cuidado de los cuadros  políticos  que introducían o sacaban de España. Caminando de noche  y descansando de día, para eludir la vigilancia de las patrullas fronterizas y evitar, a toda costa,  verse en la necesidad  de entablar combate.  No pocos dejaron la vida en  esa labor.

 

... En este contexto, una de las claves  fundamentales de nuestro incipiente trabajo con los documentos debía orientarse  hacia la  actividad del Partido en el  "Interior", como elemental soporte para asegurar  los necesarios desplazamientos  en autobuses de línea, en tren, o cualquier  otro medio de transporte. De nuestro quehacer  se habrían de beneficiar, en primera instancia, los camaradas de "pasos ", quienes, una vez superados Los Pirineos, y ya vestidos  con sus ropas de calle,  precisaban papeles  que respaldasen sus movimientos  dentro de España. En segundo lugar, esos mismos camaradas de "Pasos" eran los portadores de los papeles que servían de "aval" a los camaradas ubicados en el interior. Fundamentalmente se trababa de salvoconductos y células personales. Celada era quien me proporcionaba los originales de estos documentos, los cuales, yo reproducía con los únicos medios de que disponía: pincel y tinta china. En aquella España desmoronada y en la más cruda etapa de posguerra se dieron casos en los que la policía llegó a poner como ejemplo de ciudadanos bien documentados a quienes portaban papeles falsos, en menoscabo de un gran número de ciudadanos "de bien" que, a causa de los desastres de la guerra no poseían acreditación alguna.

 

...Sin saberlo, a nuestra manera estábamos reproduciendo el diseño de funcionamiento de La Orquesta Roja, la red de espionaje más importante de la última Gran Guerra; frente al enemigo exterior, compartimentos estancos.

 

... Ante mi se abría un mundo completamente desconocido. Empecé por hacer pruebas y más pruebas a pincel, imitando las letras de imprenta. Era un trabajo de chinos, pero con muchísima constancia fui adquiriendo una cierta soltura y mejorando los parecidos. Los primeros encargos que me llegaron eran de salvoconductos españoles, es decir, los documentos que permitían la movilidad interna dentro de España. Pronto, ante el buen resultado que estaban dando estos, Celada me planteó la necesidad de aumentar la producción. Así pues, el siguiente paso consistiría en la elaboración de tampones que nos permitieran iniciar una "fabricación en serie". El asunto, de esta manera, adquiría un grado más de complicación; a la falta de conocimientos específicos sobre la materia en que me estaba adiestrando, se añadía la escasez de recursos materiales propios de un continente en guerra. ¿Cómo construir un sello de goma, si incluso los zapatos que utilizábamos llevaban los tacones de madera? Tampoco el cuero era algo sencillo de encontrar, tuve que valérmelas a partir de caucho recuperado, un sucedáneo muy utilizado en la industria automovilística para la fabricación de ruedas, esterillas, etc. Por supuesto, el papel era un bien muy escaso, todo lo que había disponible en el mercado era excesivamente basto e irregular. Recurría al mercado de libros viejos, donde en muchas ocasiones y ante la falta de presupuesto, me veía obligado a arrancar las hojas en blanco, amarillentas en realidad, debido al paso del tiempo. Me recuerdo a mi mismo como un hámster, guardando todo tipo de materiales que caían en mi mano; me recuerdo haciendo mil y una probaturas  para el manipulado del papel aprendiendo teñidos y tintados, me recuerdo buscando libros técnicos que me fueran abriendo puertas en los amplios dominios de las artes gráficas. Así, mal que bien, pude ir trabajando hasta que, con el final de la contienda bélica, los mercados se fueron normalizando.

 

De igual forma hubo que ingeniárselas a la hora de  encontrar los instrumentos adecuados para cada labor; no fue sencillo, por ejemplo, hallar con qué trabajar el caucho. De entrada probé con unas plumillas cortantes de punta muy fina, de las que se utilizaban para aplicar vacunas a los niños, pero no me sirvieron por resultar demasiado gruesas. Después de muchas pruebas, por fin ideé servirme de unas hojas de afeitar, que cortadas al bies ofrecían un filo finísimo, y éstas,  más una lupa, unas pinzas y unos plumines, fueron al principio todo mi material...

 

... Con el traslado, el equipo técnico también amplió sus funciones, empezamos a preparar maletas de doble fondo para el transporte de documentos, propaganda, prensa, etc. Algo de esto ya había hecho durante mi estancia en Perpiñán, pero ahora se trataba de una producción más sistemática, y pronto hubo una persona ocupada de este menester: Mariño. Este hombre ha sido un artesano magnífico, trabajó horrores. Se le montó un tallercito, y allí fabricaba las maletas, las carteras, estuches de afeitar, también ideó los dobles fondos de los coches, de los botes de conservas...

 

... Nuestra vida privada era absolutamente nula. Nunca le anuncié a Esco (Escolástica Jiménez, su compañera) el traslado a París, unas semanas antes de abandonar Toulouse, también le comuniqué la negativa respuesta que se me había dado por parte de Claudín y de Carrillo, acerca de la posibilidad de que hiciéramos vida de pareja. Yo estaba muy jodido con esa situación, y en aquel momento lo único que se me ocurrió proponerle fue una ruptura de relaciones...

 

... Ella ignoraba absolutamente en que consistía mi labor en el partido y tampoco me preguntaba.

 

... Le argumenté a Fernando Claudín que cuando salía de "la guarida" para verme con Esco me perseguía una asfixiante sensación de culpa, de estar escaqueándome y haciendo novillos... Fernando me cortó en seco: "Desde este momento, y en nombre de la dirección del Partido os podéis considerar casados. No hay otra forma de formalizar vuestra relación, además quiero demostrarle a Esco que le tengo plena confianza"...

 

...En 1951 el Gobierno francés abrió la frontera con España todos los ciudadanos franceses -los españoles todavía no- que tuvieran pasaporte y su visado correspondiente podían entrar y permanecer en España el tiempo que sus "papeles" les autorizaran.

 

A propósito de esta novedad tuvimos una reunión. Santiago, Grimau (Julián Grimau) y yo nos encontramos en la famosa casa con buhardilla del pintor. Tras unos comentarios acerca del significado de aquella medida, es decir, un claro reconocimiento internacional del régimen de Franco, pasamos al análisis de la situación desde las nuevas perspectivas que se abría y de lo que estas suponían para el "libre tránsito de personas y mercancías" ¿no se dice así ahora? Se decidió la utilización de pasaportes franceses, pero en la medida de lo posible debíamos fabricarlos nosotros. ¿Y cómo hacerlo entonces? De nuevo habríamos de contar con la inestimable ayuda de los camaradas franceses, quienes nos proveerían de pasaportes franceses, visado incluido.

 

...En ocasiones el pasaporte era utilizado dos, y hasta tres veces, según la urgencia de los viajes y el stock de material disponible para documentarlos.  Otra razón que podía justificar la reutilización de un documento era semejanza de  características entre un camarada en vísperas de emprender un viaje y los datos de algún pasaporte de los que siempre tenía conmigo, digamos en la "reserva". Los datos y la fotografía del  dueño original siempre quedaban en  mi poder, hasta el momento de reintegrar  los pasaportes a sus dueños, bien para que renovasen el visado, bien por sus propias necesidades de viaje, etc.... Esta dinámica de trabajo  requería un riguroso control de fechas  y de datos. No creo errar mucho si digo que, sería más de un millar, la cantidad de pasaportes que fueron  manipulados  en esas condiciones.

 

... El Boletín oficial del Estado, con fecha  de 4 de Agosto de ese mismo año (1976), rompía aguas y daba  a luz  a la tan necesaria norma:  "Al dirigirse España  a una plena normalidad democrática, ha llegado el momento de ultimar  este proceso (la reconciliación de todos los miembros  de la Nación) con el olvido  de cualquier legado  discriminatorio del pasado  en la plena convivencia  fraterna de los españoles. Tal es el objeto de la amnistía de todas las responsabilidades derivadas de acontecimientos de intencionalidad política o de opinión ocurridos hasta el presente, sin otros límites que los impuestos por la protección penal de valores esenciales, como son la vida e integridad de las personas... Art. Quinto.- (...) (tres). En relación con los procesados o sentenciados en situación de rebeldía que soliciten la aplicación de la amnistía, en tanto se resuelve sobre ésta, quedará en suspenso la orden de busca y captura desde que se presenten a cualquier  autoridad en territorio nacional o a un Cónsul  español en el extranjero."

 

Bien, estaba claro que era el momento.  Nos teníamos que ir presentando a las autoridades francesas en grupos de dos o tres personas. Por mi parte, acudí a cumplimentar  el trámite  junto a Salvador, un camarada  que estaba  en Mundo Obrero, y Manuel Escobedo Quince, un camarada de las Juventudes que  había sido enviado  al País Vasco, donde fue detenido y condenado, chupándose  unos cuantos años de cárcel . Al regularizar nuestra situación teníamos que dar el nombre auténtico, además de reconocer que carecíamos de documentación -aquella de la que podíamos disponer era falsa, pero eso se presuponía por parte de ellos-. Nos presentamos en una comisaría de un pueblo cercano a Paris, a primeros de septiembre del 76 -algunos obtuvieron su documento en junio y julio del 76-. Les preguntaban: "¿cómo se llama usted?" les dábamos los datos de afiliación: nombre, apellido, fecha de nacimiento y fecha de entrada en Francia. Los otros dos camaradas dijeron que acababan de llegar hacía un mes o dos, y que estaban ilegales, que no tenían papeles. Por mi parte, cuando me preguntaron la fecha de mi entrada en Francia, les respondí: "en el año 39". Eso sí que les sorprendió.

 

-¿En el 39? Y desde entonces ¿qué ha hecho usted?

-He hecho muchas cosas, hasta de guerrillero. He participado en la liberación de Francia y después me he dedicado, como miembro del Partido Comunista de España, a la actividad antifranquista, desde Francia.

-¿Desde entonces hasta ahora?

-Pues sí. Desde entonces hasta ahora me he podido mover, en una temporada incluso con papeles legales, hasta el año 50 en que ustedes ilegalizaron el PCE. Y luego ya con papeles falsos que nuestro partido nos proporcionaba.

-Bueno, bueno, de eso no quiero saber más. Esa no es mi labor ni es mi incumbencia. Sencillamente usted no puede pretender que yo le de un récépisse en el que ponga que ha entrado en Francia en el año 39 porque eso no me lo permitirían mis superiores. Le voy a poner que ha entrado usted hace un mes y nada más. Con eso ya tiene bastante para presentarse al consulado -se ve que era ese el trato-, pedir un pasaporte y marcharse a España.

Estaban deseando que abandonáramos territorio francés...

 

...Pero antes de regresar definitivamente a España Esco y yo teníamos algo pendiente: casarnos. Desde 1947, cuando Fernando Claudín nos declaró como marido y mujer a los "ojos del Partido" para nosotros era importante poner al día nuestra situación familiar, un aspecto este que se había visto claramente condicionado con las peculiaridades de nuestro pasado. Esco había conseguido la anulación de su primer matrimonio en el 49, este trámite no resultó muy difícil al haberse realizado la boda por lo civil y durante la guerra, lo que quiere decir que, en realidad, nunca fue reconocido por el antiguo régimen.

 

La fecha de la boda se fijo para el 9 de abril de 1977, y tendría lugar en Aubervilliers.

 

...A pesar de lo felices y emocionados que tanto Esco como yo estábamos aquel día, en ningún momento se nos habría pasado por la imaginación pensar que esa fecha, ese sábado santo, iba a tener una gran relevancia en la historia más reciente de nuestro país... la legalización del Partido Comunista de España.

 

... En víspera del IX Congreso, llevado a efecto del 19 al 23 de abril de 1978, Santiago me llamó a su despacho para hacerme una propuesta: "Domingo, se ha decidido hacer un Archivo Histórico del Partido y como, en cierta medida, tu has trabajado ya en estos temas, hemos pensado en ti para que te hagas cargo de este proyecto. Vamos a traer los archivos que tenemos diseminados en Francia, en Rumanía, lo que podamos de Moscú, de Praga". Enseguida acepté el reto, aún sin saber muy bien como iba a valérmelas en este nuevo cometido.

 

 

Tampones
Tampones y fotografías de dirigentes del PCE

"Domingo Malagón: Autobiografía de un falsificador"

Autores: Mariano Asenjo y Victoria Ramos



[1] Luis Miguel González Lucas "Luis Miguel Dominguín", torero español nacido en Madrid el 9 de noviembre de 1926 y fallecido en San Roque (Cádiz) el 8 de mayo de 1996.

[2] Domingo González Lucas "Domingo Dominguín", hermano de Luis Miguel y también torero, nació en Madrid el 20 de julio de 1920 y falleció en Guayaquil (Ecuador) el 13 de octubre de 1975

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