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El “libro 1000” (5ª parte). Tratamiento del primer lote

Javier Tacón Clavaín 15 de Marzo de 2013 a las 14:34 h

El primer grupo de pliegos ya ha sido tratado con la sucesión de baños que componen el tratamiento para la estabilización de las tintas. El primer paso consistió en el lavado en agua a unos 40 ºC para extraer la mayor parte de productos de degradación solubles, entre ellos el hierro (II). Para conseguir una extracción lo más amplia posible, el agua de lavado se cambió numerosas veces. Hasta un total de 10 cambios de agua fueron necesarios para conseguir extraer la mayor parte de los productos de degradación. Las hojas, protegidas en sus sobres sellados del soporte de lavado -véase la entrega anterior-, fueron humedecidas previamente mediante nebulización con mezcla de agua y etanol (1:1), tal y como se indica en el protocolo del tratamiento. [Seguir leyendo]

 

La razón de esta humidificación previa es evitar un mojado violento que podría causar más roturas en las hojas por la diferencia de dilatación del papel entre las zonas entintadas y las zonas sin tinta. Tras el lavado, las hojas fueron secadas al aire y una vez secas, al día siguiente, se realizaron las pruebas de medición del pH y del hierro (II) libre para comprobar los efectos del lavado, resultando, respecto al pH, un incremento significativo de este valor, sobre todo en las zonas con tinta, que pasó de 2,7 antes del tratamiento acuoso a  5,2 tras el lavado, lo que indica que los ácidos solubles fuero extraídos eficientemente. Respecto a la presencia de hierro (II), las tiras indicadoras revelaron indicios de hierro libre -tomaron un color rosado muy tenue como puede apreciarse en la ilustración- y, lo que es más importante, su difusión fuera de la tinta. Este aspecto es muy importante y merece una explicación: el hierro está presente en la tinta y en condiciones normales no se difunde hacia el papel. En este escenario la degradación se limita a la grafía, que acaba taladrando el papel. Sin embargo, en condiciones de alta humedad el hierro migra al papel en el exterior de la grafía, extendiéndose también su deterioro. Por ello, los investigadores de este asunto advierten de forma insistente en la necesidad de llevar el tratamiento hasta sus últimas consecuencias ya que los restos de hierro (II) libre en la superficie del papel pronostican una alteración segura a largo plazo. De igual forma desaconsejan taxativamente tratamientos de humidificación sin más -p. e. para alisado- por este mismo motivo.

 

El siguiente paso fue el tratamiento con disolución de fitato de magnesio. Para ello, se prepararon 10 litros de disolución de la siguiente forma: se pesaron 7 gramos de Carbonato básico de magnesio (4MgCO3. Mg(OH)2.5H2O) y se disolvieron en 28,8 gr. de ácido fítico al 50% (Sigma-Aldrich). Una vez disuelto en el ácido se añade agua hasta los 10 litros. Finalmente se midió el pH de la solución, dando 4,8, por lo que se añadió más carbonato hasta conseguir un pH de 5,8. Las hojas se trataron por inmersión en el baño durante 30 minutos, tras el cual se hizo un lavado con agua. Tras el secado se realiza el test de Fe (II), dando negativo, y el pH resultó de 5,9 en la tinta y 6,2 en el margen.

 

Para finalizar el tratamiento, el siguiente paso fue la desacidificación en disolución de bicarbonato de calcio preparada con agua carbonatada embotellada (agua con gas, comercial), añadiendo 1 gr./l de carbonato de calcio y dejando reposar 2 días en cada botella. Se realizó un tratamiento por inmersión de las hojas en 10 l de esta solución durante 30 minutos. El pH medio tras el tratamiento resultó de 8,8 en el margen sin tinta y de 8,1 sobre la tinta. Se volvió a realizar el test de Fe (II) por seguridad,  confirmándose el negativo.

 

En conclusión, y según el resultado de las pruebas, no quedarían restos de hierro (II) libre ya que el que pudiera quedar ha sido quelado por el fitato y el tratamiento de desacidificación ha introducido una reserva alcalina de carbonato de calcio que ha hecho subir el pH superficial de las zonas con tinta a un valor en torno a 8 -recordemos el 2,7 inicial-. Por lo tanto, la estabilización ha sido un éxito y ahora queda la ardua tarea de la reestructuración de muchas hojas: reparación de roturas y reintegración de zonas perdidas... y volver a empezar con otro lote de hojas.

 

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