Las bibliotecas con patrimonio bibliográfico siguen proporcionando emocionantes sorpresas. De cuando en cuando se localiza un documento valioso, se identifica un ejemplar único o se rescata del limbo de los libros olvidados un nuevo ejemplar o un fragmento. Esto es lo que ha ocurrido recientemente durante una clase del profesor Fernando Bouza. Uno de sus alumnos, al examinar con atención el libro que debía describir -un ejemplar del siglo XVII-, advirtió que las hojas de guarda procedían de un impreso más antiguo, con una tipografía y calidad de papel muy diferente. Se lo comunicó a su profesor, que se dio cuenta de que aquellas hojas, por su aspecto, podían haber sido impresas antes del año 1500. ¡Nos encontrábamos ante un posible nuevo incunable!
[Seguir leyendo] Un fragmento de incunable en las hojas de guarda de un impreso del siglo XVII