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Mujeres en la Biblioteca Histórica: Doña Josefa Amar y Borbón, una dama Ilustrada

Paz Sánchez San José - 15 de Marzo de 2010 a las 20:48

La Ilustración, durante el siglo XVIII, está instaurada en toda Europa. Descartes promulgó el empirismo racionalista que resumiendo mucho, obligaba a analizar y comprobarlo todo. En Aragón, durante el reinado de Carlos III y Fernando VI, se crearon academias como la de Bellas Artes de San Luis y la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País (Zaragoza, 1776). La Real Sociedad Económica proponía medidas como la liberalización del comercio de productos agrícolas, la reducción de los aranceles aduaneros, una reforma gremial de artesanos demasiado cerrados en si mismos, y una prioridad de los ilustrados que era la generalización de la educación de carácter laico para todos los niños. En este ambiente, destinado a una afortunada minoría compuesta por aristócratas, hidalgos y burgueses enriquecidos por el comercio, nace Doña Josefa Amar y Borbón, el 4 de febrero de 1749. [Seguir leyendo]

 

Doña Josefa era una dama aragonesa, hija del médico de Fernando VI y emparentada con el Conde de Aranda por vía materna. En su familia todos tenían profesiones liberales como médicos, abogados, y sus hermanos pertenecían al clero o la milicia. Se casó a los 23 años. Se quedó viuda muy pronto y su hijo murió. Debido a su hidalguía y a su círculo social, dispuso de diversos mentores y de un margen de libertad suficiente para cultivar su inteligencia y utilizarla en aprender a reflexionar por si misma. Y son eso, sus reflexiones, lo que interesó en su época y ha llegado hasta nuestros días.

 

No fue una escritora muy fecunda, pero escribió bastante en muy poco tiempo. Conocemos de ella sus discursos, sus ensayos, prólogos, correspondencia epistolar y sobre todo traducciones de otros textos. Era una lectora compulsiva y enseguida vio la necesidad de leer en otros idiomas. Aprendió latín, griego, italiano, inglés, francés, portugués, catalán y un poco de alemán. Eso la impulsó a empezar traduciendo textos de otros autores, como hacían muchas mujeres de la época al ser muy difícil ver impresos sus propios trabajos debido a su condición de mujer.

 

Alcanzó una erudición más que notable y la ejerció con independencia de juicio incluso con el beneplácito de su marido, miembro de la Sociedad Económica y un ilustrado de pro. Creía en el liberalismo y aborrecía la extrema religiosidad. Podríamos calificarla de feminista pues dejaba clara la incoherencia de marginar intelectualmente a la mitad de la población. Al defender la capacidad intelectual de las mujeres, opinaba que debían formarse igual que los hombres. Fue un primer paso, pequeño porque era imposible incluir a todas las mujeres. Sólo podían cultivarse aquellas que tenían medios y aún con eso a su favor, les era difícil llegar al reconocimiento público. No era común que participasen en tertulias, que se formasen en universidades y que gracias a apoyos se pudieran forjar un puesto en la sociedad, como hacían los hombres.

 

A pesar de ello, Doña Josefa fue capaz de interesar a la Sociedad Económica Aragonesa. Llegaron a nombrarla socia de mérito. No existían precedentes de tan alto honor hacia una mujer. Tengamos en cuenta que estas sociedades, en pleno auge, eran el lugar idóneo para discutir las grandes cuestiones reformistas y era un foro habitado exclusivamente por hombres hasta que llegó ella. Podríamos decir que Doña Josefa participó en el debate intelectual conocido como la polémica de los sexos haciendo gala de lo que hoy día llamaríamos feminismo o igualdad. Ella, como la mayoría de los ilustrados, declaraba que las diferencias entre hombres y mujeres no radican sólo en su naturaleza sino, sobre todo, en el influjo de la sociedad que no favorecía el acceso a la educación a las mujeres. Nos recuerda a un debate posterior: "ambiente versus genes". Ella era el vivo ejemplo de que con el mismo apoyo y oportunidades, una mujer podía ser tan ilustrada como un hombre.

 

En cuanto a su obra, propone una serie de reflexiones dignas de leer porque son de una actualidad reconocible en muchos de sus puntos. En su Discurso en defensa del talento de las mugeres y de su aptitud para el gobierno y otros cargos en que se emplean los hombres, (Memorial Literario, t. VIII, agosto de 1786, pp. 399-430), en su artículo 34 hace un resumen de sus planteamientos:

 

"34° Concluyamos, pues, de todo lo dicho que si las mugeres tienen la misma aptitud que los hombres para instruirse; si en todos tiempos han mostrado ser capaces de las ciencias, de la prudencia, y del sigilo, si han tenido y tienen las virtudes Sociales; si su aplicación puede ser conveniente a ellas mismas y al estado; si puede ser un remedio a los desórdenes que tanto se gritan, el aplicarlas a los asuntos que comprehende la Sociedad; si el peligro, que amenaza a ésta de su concurrencia es remoto; y aun éste puede precaberse, no admitiendo sino a las que sean verdaderamente dignas de ello; si no es nuevo en el mundo que intervengan a las deliberaciones; si actualmente ocupa una muger la Presidencia de las ciencias en una Corte de Europa, que es más que sentarse como individuo en un cuerpo, las materias que trata nunca son tan abstractas; y si en fin se trata de hacerlas amigas del país, lo qual sería en mucha utilidad éste, con tales hipótesis, lejos de ser perjudicial la admisión las mugeres, puede y debe ser conveniente."

 

Otro ensayo imprescindible para entender el pensamiento de esta mujer es el Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres por...Madrid Benito Cano, MDCCXC. En este texto explica la importancia de la educación pues de ella depende la felicidad pública y privada y se cuestiona el dudoso provecho que obtienen los hombres de la ignorancia de las mujeres. Tiene una tesis muy interesante sobre la falta de cultura en las mujeres debido a la falta de premio por su esfuerzo. Nos dice que hay hombres que con sólo saber leer y escribir pueden conseguir unas buenas rentas. Aboga por cultivarse por el mero placer de hacerlo.

 

Tiene varias traducciones muy reconocidas y que le permitieron crearse un prestigio por el que terminó consiguiendo publicar sus propios textos en revistas y otros foros de la época. La traducción que más fama le dio fue  "Ensayo histórico-apologético de la literatura española contra las opiniones preocupadas de algunos escritores modernos italianos", del Abate Don Xavier Lampillas. Fueron varios tomos y varias ediciones y escribió prólogos, apéndices y correspondencias epistolares en esas traducciones.

 

Su lenguaje es fluido, preciso y con muchas notas, comentarios y citas de otros autores. Una verdadera erudita. Todos sus escritos reflejan sus reflexiones y las comparaciones de sus ideas con las de otros pensadores. La sensación que te queda al leer sus reflexiones es de mucha profesionalidad, con ideas claras y bien expresadas. Como estas ideas eran muy afines a las de la Ilustración, no tuvo demasiadas dificultades para ver sus escritos editados en las revistas o en poder leerlos en diferentes y elitistas auditorios.

 

Revisando las ideas principales de Doña Josefa, comprobamos que coinciden con las de la Ilustración:

     

En cuanto a la religión, acepta sus fundamentos pero critica las formas, el excesivo poder de Roma y las creencias que van en contra de la contención y la racionalidad como el lujo, las  supersticiones y la educación en conventos en vez de con mentores laicos. 

     

Civilidad: ella insiste en la urbanidad y la política en las relaciones sociales.

     

Igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida.

     

Independencia de las modas y costumbres extranjeras.

     

Igualdad en la educación entre hombres y mujeres, no relegando a éstas sólo al gobierno del hogar.

     

Matrimonio: no es amiga de pasiones. Para ella el matrimonio es necesario como fundamento de la sociedad y como centro básico y primario de educación de los hijos. Cree firmemente en que si la mujer se cultiva también fuera del hogar, la relación con su marido será mejor porque podrán dialogar al mismo nivel y eso enriquecerá la salud política de la sociedad en general y a la postre del Gobierno del Estado.

     

No es que desee una sociedad igualitaria, no nos olvidemos que era una hidalga. Creía en las jerarquías sociales. Sólo promovía la valía individual y el propio mérito ya se fuera hombre ó mujer.

 

Como broche, comentaros que era una reconocida bibliófila.

 

Espero haber picado un poquito vuestra curiosidad y moveros a leer a esta mujer ilustrada que fue una de las pioneras españolas, ya se que no la única, en expresar sus ideas libremente sobre el debate de los sexos, sobre educación e independencia.

 

Obras de Doña Josefa Amar y Borbón:

Bibliografía:

  • Condición femenina y razón ilustrada: Josefa amar y Borbón de Mª Victoria López- Cordón Cortezo. Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2005, BH R 929AMA
  • Educación para niñas, Ilustración del entendimiento e igualdad: una biografía de Josefa Amar y Borbón (1749-1833), por Alberto Luis Gómez y Jesús Romero Morante, en Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, vol.XII, nº698, 10 de enero de 2007,
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