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En el Año Mundial de los Bosques: la literatura forestal en la España de la Ilustración (I)

Isabel Corullón Paredes 15 de Julio de 2011 a las 15:52 h

En el siglo XVIII aparece por primera vez en España una literatura forestal separada de la literatura agronómica. Esta literatura es resultado de un notable avance del conocimiento científico del bosque y los procedimientos para una explotación respetuosa. Responde a la pretensión conservacionista del bosque por parte de las autoridades en concordancia con las ideas ilustradas, que se hacen eco de las voces de alarma alzadas a lo largo del siglo por la disminución y degradación de las masas arbóreas del país. [Seguir leyendo]

 

El incremento de la población registrado en este siglo se había traducido en el aumento de las roturaciones a costa de pastizales y montes. El crecimiento demográfico traía consigo además un mayor consumo de leña como combustible doméstico y de madera para la construcción. La madera era la fuente de energía principal para las diversas industrias, y entre todas ellas, una de las que más consumían era la metalúrgica. La demanda creciente de carbón vegetal por parte de las ferrerías suponía una fuerte amenaza para las masas forestales, que además soportaron a lo largo del siglo el progresivo crecimiento de la construcción naval. Los astilleros de la Marina acaparaban una cantidad ingente de la mejor madera del país. La dificultad para satisfacer la demanda de la construcción naval, sumada a la situación alarmante que se empezaba a observar en varias zonas del país, trajo la conciencia de la necesidad de la aplicar una nueva política forestal basada en la conservación de las masas forestales y en la realización de plantíos.

 

El impulso de la silvicultura está directamente relacionado con la acción del gobierno, consciente de la importancia de los recursos forestales para la política económica y militar, pero la difusión popular de conocimientos silvícolas y la conciencia de la importancia de los bosques es resultado de la presión de las minorías intelectuales, principalmente del esfuerzo de las Sociedades de Amigos de País, que llevaron a cabo una importante labor pedagógica.

 

Hay dos periodos bien diferenciados en lo que se refiere a la literatura forestal en el siglo XVIII. En la primera mitad hay una continuidad respecto al anterior y  se siguen reeditando obras de agronomía de corte tradicional, que dedicaban alguno de sus capítulos a la arboricultura. La aparición de una literatura específica sobre silvicultura no se produce hasta la segunda mitad del siglo.

 

De las obras tradicionales de agronomía reeditadas, la más conocida es la Agricultura General [Ver Catálogo Cisne], de Gabriel Alonso de Herrera, publicado por primera vez en 1513, y que siguió reeditándose ininterrumpidamente hasta el siglo XIX. De la edición de 1790 conserva la Biblioteca Histórica un ejemplar, perteneciente a la Colección Guerra, y de la edición de 1818-1819 cuenta con dos ejemplares. La obra consta de seis libros y dedica el tercero a los plantíos de árboles y las técnicas de injerto. Incluye además informaciones generales sobre el cuidado de los montes arbolados  y descripciones sobre distintas especies de árboles.

 

Otra obra que circulaba abundantemente en el siglo XVIII era el Libro de los secretos de Agricultura, [Ver Catálogo Cisne], de Fray Miguel Agustín, aparecida en catalán en 1617 y traducida al castellano poco después y de la que se hicieron varias ediciones. En el siglo XVIII fue reeditado en 12 ocasiones, la última en 1781, lo que supone una prueba incuestionable de su prolongada popularidad. En la Biblioteca Histórica conservamos ejemplares de seis de ellas, buena muestra de su popularidad. A la silvicultura está dedicado uno de sus capítulos, relativo a los "secretos" de los árboles, dónde se ocupa de las especies más comunes: robles, encinas, castaños, olmos y pinos, y también de los frutales. Recomienda utilizar para los plantíos castaños y encinas.

 

Ambas obras tienen en los autores clásicos, como Columela, su fuente principal. Recogen prácticas realizadas durante siglos y conceden escaso margen a la crítica o a la incorporación de innovaciones, recurriendo ampliamente a los argumentos de autoridad. Difícilmente podrían servir para poner en práctica la nueva política forestal que se proponía el gobierno.

 

Dentro de la primera mitad del siglo hayamos también una interesante obra que supone un paso adelante. Se trata de Máquinas hidráulicas de molinos y herrerías y gobierno de los árboles y montes de Vizcaya [Ver Catálogo Cisne], publicada en 1736 por Pedro Villareal de Bérriz, hombre de empresa, propietario de varias ferrerías que se interesó por la ingeniería hidráulica, además de otras disciplinas científicas. Pero al mismo tiempo, este autor sintió un lógico interés por la silvicultura, consciente de que la realización de nuevos plantíos era esencial para el mantenimiento de la actividad metalúrgica en el País Vasco. Por ello casi la mitad de su obra está dedicada a la silvicultura. Villareal de Bérriz no fue un estudioso estrictamente erudito, tan del estilo del periodo precedente, sino un científico práctico. Decepcionado por las obras eruditas que circulaban en su época, escribió su tratado apelando a la experiencia, a partir de la silvicultura tradicional que se llevaba a cabo en Vizcaya, combinándola con el ensayo experimental. Trata en su obra sobre el modo de plantar y cultivar distintas especies de árboles y se detiene especialmente en lo que respecta a las técnicas para efectuar plantíos de robles, que era la madera de mayor demanda para la elaboración de carbón para las ferrerías.

 

La difusión de la obra de Villareal de Bérriz fue muy limitada fuera del País Vasco, y no se escribió nada similar en el resto del territorio español. La cristalización de la política borbónica en materia forestal se produce durante el ministerio del Marqués de la Ensenada. Es entonces cuando, ante la carencia de tratados modernos de silvicultura en España, se impulsó la traducción de obras extranjeras, como veremos próximamente en la segunda parte de este artículo.

 

 

Bibliografía

 

  • Pablo Núñex, Luis. Ediciones e historia textual del Libro de los secretos de Agricultura, de Miguel Agustín, Butlletí de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona, LI, 2007-2008,  p.201-223
  • Técnica e ingeniería en España, Vol. III, El siglo de las Luces: de la industria al ámbito agroforestal. Manuel Silva Suárez (ed.) Zaragoza, 2005
  • Urteaga, Luis. La tierra esquilmada: las ideas sobre la conservación de la naturaleza en la cultura española del siglo XVIII. Madrid, 1987

 

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