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Antonio de Aranda, un espía en Beirut en el siglo XVI

Marta Torres Santo Domingo 29 de Junio de 2012 a las 15:59 h

Ya hemos comentado en este blog alguna peregrinación a Jerusalén (véase noticia) y hoy queremos recordar el viaje de otro peregrino, en este caso el español Antonio de Aranda, quien en realidad, fue algo más que un sencillo franciscano peregrino en Jerusalén en el siglo XVI. Sabemos que en 1529 comenzó su peregrinación con un grupo de cuarenta frailes para cumplir los tres años reglamentarios de "servicio de los Santos Lugares" y sustituir a los que allí se encontraban. Vivió un tiempo en el monasterio del Monte Sión, visitó otros santuarios y, repentinamente, al año y medio de su estancia, es enviado a Beirut a "entender en un negocio de mucha importancia" del cual no da ninguna explicación en su obra pero que, sin duda, debía ser muy relevante puesto que a los pocos meses es obligado a partir e ir a la presencia del emperador Carlos con el que se entrevista directamente en Alemania en el año 1531. [Seguir leyendo]

 

Para el también franciscano Manuel de Castro, y basándose en párrafos significativos del relato escrito por el Padre Aranda, la secreta misión que se le habría confiado sería recabar información de los maronitas del Monte Líbano sobre sus fuerzas y posibilidades de lucha en caso de un enfrentamiento entre el emperador Carlos V con los turcos, desde hacía unos años los dueños de la región. En palabras del propio Castro, "treinta años más tarde [de los Reyes Católicos] continuaba vigente la política de la conquista de Tierra Santa por el rey de España con la colaboración de los judíos, moros y maronitas. La misión secreta del P. Aranda, tenía que ser, pues, informar al emperador cuál era la situación política en el próximo Oriente y de la colaboración con que contaba allí para emprender una posible conquista de los Santos Lugares". Sea como fuere, lo que si es cierto es que en el libro escrito por Aranda se dedica un espacio a Beirut que no es habitual en otros relatos. A la vuelta a España, cumplida su misión, se instala en Alcalá de Henares durante varios años hasta que hacia 1547 es nombrado confesor de las hijas del emperador, cargo de indudable relevancia para un hombre de su profesión.

 

Poco después de su regreso a España, Antonio de Aranda publica su obra Verdadera información de la Tierra Santa, que ve la luz por primera vez en Alcalá de Henares, en el taller de Miguel de Eguía, en el año 1533. Parece ser que se basó en fuentes depositadas en la biblioteca del monasterio de Monte Sión, además de en sus propias impresiones, esforzándose en hacer familiares a sus lectores los datos que ofrece. La obra tuvo un éxito inmediato y las ediciones comenzaron a sucederse, contabilizándose diez ediciones a lo largo de cincuenta años, tal como ha estudiado Manuel de Castro. Tras la última, de 1584, no se volvió a publicar siendo sustituida en el gusto lector por otras obras. La Biblioteca Histórica posee dos ediciones de la obra, la impresa en Alcalá por Francisco de Cormellas y Pedro de Robles en 1563, con grabados xilográficos (BH FLL 19006); y la también alcalaína de Hernán Ramírez de 1584 (BH FLL 35519). La edición de 1563 está digitalizada a texto completo disponible en la red y, además de ser accesible a través de Google Books, ofrecemos su acceso desde el servidor de HathiTrust Digital Library (ver aquí), consorcio del que forma parte la Biblioteca de la Universidad Complutense y que permite muchas más facilidades de uso. Si nuestros lectores quieren saber más de HathiTrust Digital Library, pueden acceder a un tutorial específico aquí.

 

Para terminar, sólo aportaremos una observación sobre la bibliografía que Manuel de Castro realizó de la obra de Antonio de Aranda y que nos parece necesaria por afectar a la Universidad Complutense. En dicha bibliografía, Castro incluye, en realidad, doce ediciones del siglo XVI aunque él mismo señala que la primera que da, en Alcalá por Miguel de Eguía en 1531, nunca existió. Se trata por tanto de una edición imaginaria que el mismo desentraña y explica. Sin embargo, incluye otra edición, impresa en Toledo por Juan Ferrer en 1550 (la n. 7), de la que dice, "hay un ejemplar en la biblioteca de la Universidad Central, de Madrid, que no hemos podido consultar por estar desorganizada". Y para corroborar la existencia de dicho ejemplar aporta como referencia la obra de Cristóbal Pérez Pastor, La imprenta en Toledo, n. 246. Pues bien, una vez comprobado que dicho ejemplar no aparecía en ningunos de los catálogos de la actual Biblioteca Histórica, al consultar la obra de Pérez Pastor observamos que, en realidad, la obra del Padre Aranda corresponde al n. 247 de dicho repertorio con el pie de imprenta de Toledo, por Diego Ferrer, 1551, de la que hay varios ejemplares en España y que está incluida en la bibliografía de Castro con el n. 8. Mientras, la obra n. 246 de Pérez Pastor no tiene nada que ver con el Padre Aranda y se trata de Recopilación de algunas bulas del sumo pontífice, impresa en Toledo, por Juan Ferrer en 1550. De esta obra, efectivamente, se cita un ejemplar en la biblioteca de la Universidad Central que en la actualidad no aparece en los catálogos de la Biblioteca Complutense. La edición de Aranda de 1550 se trata, por tanto, de otra edición imaginaria que había que sacar a la luz, tanto por el quehacer de futuros bibliógrafos como por el "buen nombre" de la biblioteca de la Universidad Complutense.

 

 

Bibliografía:

 

  • Manuel de CASTRO. "Fr. Antonio de Aranda, confesor de Juana de Austria", en Archivo Ibero-Americano, n. 145, 1977, p. 101-148
  • Cristóbal PÉREZ PASTRO. La imprenta en Toledo. Madrid, Imprenta y Fundición de Manuel Tello, 1887
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