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El ángel de los libros

Margarita Valero 25 de Junio de 2013 a las 17:05 h

Ángel López en la trinchera salvando libros

Queremos contaros la historia de un antiguo compañero que, siendo portero, realizó una labor muy importante durante la guerra civil española para beneficio de esta Institución y en concreto para la biblioteca dónde nosotros trabajamos. Luis Angel López Castro, que había nacido en Talavera de la Reina, provincia de Toledo, el 21 de junio de 1899, fue un portero de tercera categoría de esta Universidad y estuvo destinado en la Facultad de Filosofía y Letras desde 1927 hasta 1939. Su paso por allí tuvo gran importancia debido a la labor de salvamento de los libros que se utilizaron como parapetos en los ventanales de dicha Facultad. Nos pareció que merecía la pena rescatarle del olvido en el que el tiempo le había hecho desaparecer y como compañeros de categoría era un honor investigar sobre su figura y dedicarle un merecido homenaje. [Seguir leyendo]

 

El día 6 de noviembre de 1936 las tropas franquistas llegaron a las puertas de la capital para iniciar la ofensiva que recorrería el oeste de la capital con la Casa de Campo como epicentro y teniendo cómo objetivo el asalto a la capital. Se consiguió neutralizar cualquier avance con los milicianos madrileños, las Brigadas Internacionales XI y XII, las cuales desde el día 8 de noviembre establecen su cuartel general en la Facultad de Filosofía y Letras, y  los anarquistas.

 

Los libros debían ser rescatados de las barricadas y ventanales de la que fue, meses atrás, flamante Facultad de Filosofía y Letras. Ante la precipitación de los hechos, el ejercito sublevado pretendía conquistar Madrid por la Ciudad Universitaria, a pesar de la constante reclamación de sacos terreros, la única forma de parapetarse precipitadamente que encontraron fue apilar los libros que, recién llegados, lucían en la biblioteca de dicha Facultad.

 

Después de elaborar un plan de rescate se decidió que fuera alguien que conociera los libros, para así poder salvar los mejores. Angel había cambiado varias veces los libros de sitio según los criterios de ordenación que, en aquéllos años, le iban ordenando los nuevos facultativos inmersos en un mundo cambiante.

 

El personal de la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, durante aquellos años bien estaba fuera de Madrid o repartido entre otros centros de trabajo, cómo la Biblioteca Nacional, la Biblioteca de Derecho, Cultura Popular, dónde prestó sus servicios Angel López durante toda la guerra, llegando a ser su responsable.

 

Cuando se lo propusieron a Ángel López no tuvo ninguna duda en meterse el primero sorteando las balas. Había padecido mucho pensando en los destrozos que estarían sufriendo los libros en aquellas condiciones y su amor por ellos superaba al miedo a los proyectiles. Un poema de Bonifacio Chamorro, amigo personal de Ángel López y facultativo de la UCM, escrito en esas fechas (marzo de 1937), y que lleva por título Romance de la guerra a un libro precioso, recrea aquella situación:

 

...Llámase feroz al Tiempo

porque todo lo hace añicos

y más que el tiempo feroces

resultan los hombres mismos,

pues lo que aquel respetara

desprecio de ellos ha sido.

Si tú no los ofendías, pobre libro

Adormecido en tu tabla,

Igual que en su cuna un niño

¿porqué así tan ultrajado,

tan roto y sucio te miro?

Pero, al fin, puedo mirarte;

Algo queda de ti vivo,

No todos los hombres ceden

A tan funestos designios;

aun los hay que sobreponen

su ideal a sus instintos;

que desafían gozosos

por el Arte los peligros,

y en su salvamento echan

la propia vida en peligro...

 

Al observar la foto aparecida en la revista Estampa en la que vemos a Angel Lopez se puede apreciar su cautela en la doblada postura pues había que esquivar las balas, pero mantenía también se aprecia cierta sonrisa complaciente, llevaba un libro en cada mano.

 

El Seco, llamado así entre familiares y amigos, había llegado a trabajar en aquélla biblioteca después de una trayectoria que empezó cómo telegrafista, ingresó en el regimiento 1º de telégrafos el 14 de Febrero de 1920, el primero que mandó un telegrama, según sus hijos Pilar y Luis, cómo tal participó en la guerra de Africa, donde aprendió a hablar en francés y tuvo un recorrido por distintas instituciones hasta llegar al colegio de San Isidro donde se familiarizó con el fondo antiguo más importante de España, después de la Biblioteca Nacional.

 

La Facultad de Filosofía y Letras era heredera de los Reales Estudios de San Isidro, creados por Carlos III tras la expulsión de los jesuitas y la transformación del Colegio Imperial, que había sido creado a principios del siglo XVII para la educación de los nobles de la corte madrileña, dónde no hubo Universidad hasta el siglo XIX, siendo uno de los núcleos científicos más notables de la España de su tiempo. A los cuantiosos tesoros bibliográficos antiguos, la universidad había ido incorporando nuevas colecciones durante los siglos XIX y primer tercio del XX, alcanzando los 143.653 libros en diciembre de 1935.

 

Cuando se termina la construcción del edificio de la Facultad de Filosofía y Letras se decide que ese valioso fondo debe trasladarse allí porque reúne condiciones mucho mejores que el antiguo edificio de la calle Toledo. Nuestro compañero participa como personal subalterno en ese traslado y va a trabajar en el nuevo edificio como portero de 3ª.

 

La guerra alteraría su vida igual que lo hizo con millones de españoles. Pertenece al Frente Popular y comienza a colaborar con Cultura Popular, de dónde llegó a ser presidente, cómo no, otra vez rodeado de libros, su pasión, pero esta vez con distintos lectores: combatientes, heridos y niños.

 

La actividad de Cultura Popular durante la guerra fue incesante, creando un número muy elevado de bibliotecas y realizando más de 150.000 envíos de fondos bibliográficos a hospitales, cuarteles, sanatorios y otros. Su actividad se extendía a todos los frentes de España, además editaba el Boletín Cultura Popular, en el que exponía las actividades llevadas a cabo. Cultura Popular se enmarca dentro de la actividad bibliotecaria paralela a la emanada de la Administración Republicana. Nació como una Federación de todas las Asociaciones Culturales creadas, a instancia de organizaciones obreras, sindicatos, asociaciones culturales y otras y fue una organización surgida tras las elecciones de 1936, que dieron la victoria al Frente Popular. La sección de bibliotecas estuvo bajo la dirección de la activista y bibliotecaria Teresa de Andrés y contó con la colaboración de otros destacados bibliotecarios como Juan Vicens de la Llave. Cuando éstos se trasladan a Valencia es cuando nuestro protagonista asume la presidencia de dicha organización, con sede en la calle Sacramento, 1, en el palacio de Revillagigedo incautado por la República.

 

Lo único que se sabía de él una vez acabado el conflicto fue que Angel López Castro fue fusilado en las tapias del cementerio del Este el 16 de Octubre de 1940 (Mirta Núñez y Antonio Rojas, Consejo de guerra. Los fusilamientos en el Madrid de la posguerra (1939-1945), Madrid, Editorial Compañía literaria, 1997). Ahí parecía acabar la historia de nuestro personaje pero hubo un descubrimiento fortuito en esta investigación que fue encontrar el nombre de su viuda. A partir de ahí se pudo localizar a uno de sus hijos, Luis, y  fue una grata sorpresa descubrir que su padre no fue fusilado, se escondió tras una puerta cuando fueron a detenerle sabiendo que su destino sería fatal irremisiblemente y vivió hasta el año 1976. Al que habían fusilado era un anarquista que trabajó en el Ateneo de Vallecas, natural de Almodóvar, provincia de Ciudad Real y que se llamaba Angel López Castro; nuestro compañero era Luis Angel López Castro.

Angel López
Ángel López con su nieto Emilio

 

El resto de su historia fue narrada por dos de sus hijos, Luis con su esposa Lola y Pilar con los que hubo una emocionante reunión y a la que asistieron también su nieta, Lola, acompañada de su marido. En una segunda reunión también conocimos a su nieto, Emilio, acompañado de su esposa.

 

Ellos nos contaron que el resto de su vida Ángel lo pasó vendiendo fruta. Había que sacar adelante una familia con cuatro hijos y cubrirse con una capa de opacidad de la que dependía su vida. No abandonó nunca sus labores intelectuales, como alfabetizar a amigos que acudían a su casa, mantener contacto con sus camaradas clandestinos o ayudar al partido en la medida que su escueta economía pudiera permitirle.

 

Su familia no sabía apenas nada de su paso por la Facultad de Filosofía. Y menos de la importancia que tuvo en el salvamento de algunos de los magníficos ejemplares que hoy se encuentran en nuestra Biblioteca. Sólo ante la insistencia de su hija, Pilar, preguntándole cual había sido su papel en la guerra la respondió que era en la hemeroteca dónde podría encontrar algo sobre él. Efectivamente, Angel era el protagonista de un artículo en la revista Estampa (anteriormente mencionado), nº 478, año 1937 ilustrada con unas fotos en las que se le puede ver. También en Mundo Gráfico, del año 1936, es entrevistado como presidente de Cultura Popular.

 

Al investigar y relatar esta historia se trata de recuperar la figura de Luis Angel López Castro porque era compañero de categoría de quien suscribe y porque hubo muchos héroes anónimos que hicieron grandes hazañas durante la guerra civil que con el paso del tiempo y del olvido estaban catapultados en el anonimato. Gracias, Angel. ¡Salud compañero!

 

Nunca se podría terminar este artículo "in memoriam" sin agradecer a la familia López sus informaciones con las que se ha podido dar un vuelco a la historia de Angel. Hoy están un poco más orgullosos de su padre, si cabe.

 

Asimismo no podemos dejar de agradecer a, nuestra directora, Marta Torres que desde su tesis nos dio a conocer esta figura y nos facilitó parte de la documentación necesaria para realizar este trabajo que hemos realizado con gran entusiasmo y satisfacción. A Santiago López Ríos, de la Facultad de Filología e Isabel Palomares del archivo BUC por su ayuda inestimable. Por su gran apoyo a Lorenzo e Isabel, amigos y compañeros.

 

Bibliografía:

  • Calvo, Blanca y Salaverría, Ramón (coordinadores). Biblioteca en Guerra, Madrid, Biblioteca Nacional, 2005.
  • Galerón Egaña, A. "Cultura Popular al servicio del pueblo español", en MUNDO GRÁFICO, nº 1312, 23/12/1936.
  • López Ríos, Santiago y González Cárceles, Juan Antonio (coordinadores) La Facultad de Filosofía y Letras de Madrid durante la Segunda República, Arquitectura y Universidad durante los años 30, coordinación. Madrid, Ayuntamiento, etc., 2008
  • Núñez, Mirta y Rojas, Antonio. Consejo de guerra. Los fusilamientos en el Madrid de la posguerra (1939-1945), Madrid, Editorial Compañía literaria, 1997
  • Ontañón, Eduardo de. "El portero bibliotecario o "Cultura Popular" salva de las balas la 2ª biblioteca de España", en: ESTAMPA, nº 478, 20/03/1937.
  • San Segundo Manuel, Rosa. "La actividad bibliotecaria durante la 2ª República Española", en Cuadernos de documentación multimedia, 10 (2000), págs. 515-524.
  • Torres Santo Domingo, Marta. La biblioteca de la Universidad de Madrid durante la Segunda República y la Guerra Civil. Madrid, Editorial Complutense, 2013.
  • Vicens de la Llave, Juan, [Dossier sobre Cultura Popular], en Educación y Biblioteca.
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Comentarios - 18

MILAGROS

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MILAGROS - 23-06-2016 - 18:59:56h

Maravilloso trabajo Marga, me ha encantado la historia de Ángel y como la habéis relatado es toda una demostración de esfuerzo y ganas de enseñar nuestra memoria. Muchas gracias!!!.

Cristina

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Cristina - 10-02-2016 - 17:02:57h

Que buen trabajo y que emotivo.

Susana

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Susana - 29-01-2015 - 13:49:38h

Me ha encantado Margarita, mucahs gracias!!

Rommy Arce

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Rommy Arce - 15-11-2013 - 16:35:01h

Gracias Margarita por darnos a conocer esta historia y rescatar del olvido la figura de Luis Angel. Toda una lección de compromiso con la cultura y la colectividad, muy necesaria en estos tiempos de desmantelamiento de lo público. Es necesario saber que antes otras personas se jugaron la vida por defender un patrimonio común.

José Antonio Magán Wals

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José Antonio Magán Wals - 15-11-2013 - 10:25:25h

Mis felicitaciones, Margarita. Tu investigación nos abre nuevas puertas a todos los que creíamos que Ángel, nuestro compañero que salvó un gran número de las joyas complutenses de una pérdida segura, había sido fusilado. Tu trabajo de investigación es impecable y me sumo con ilusión a promover un homenaje a Ángel López y a tantos que, como él salvaron nuestro patrimonio por parte de nuestra biblioteca. Tu propuesta y la de Mirta deben salir adelante. Se lo debemos.

Isabel

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Isabel - 14-11-2013 - 22:23:14h

Margarita, después de leer tu trabajo quiero felicitarte y darte las gracias, por rescatar del olvido y la amnesia una de tantas historias de personas que se comportaron con gran dignidad en una situación excepcional y de los que hoy estamos tan faltos. Su ejemplo y tu trabajo son un soplo de aire para seguir adelante.
Un afectuoso saludo.

Mirta Núñez

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Mirta Núñez - 1-10-2013 - 13:00:41h

¡Qué historia más hermosa! Alabo la decisión de investigarlo y además, con buen fruto. ¿Qué os parece si le propongo a algunos alumnos que, voluntariamente, hagan un documental sobre ello?.
Saludos amistosos,

María José Baños Moreno

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María José Baños Moreno - 12-09-2013 - 14:11:53h

Me ha encantado conocer la historia de Luis Ángel. Hay y había grandes personas preocupadas por la cultura y la educación en este país. Sus pequeñas hazañas mueven el mundo.

MCruz del Valle

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MCruz del Valle - 8-08-2013 - 18:14:56h

Cómo me ha gustado leer tu artículo porque en él se unen dos peripecias; una, la de Ángel López, su labor de salvamento guiada por su amor a los libros, su triste destino tras la derrota de la guerra civil, como el de tantos otros; otra, la tuya, descubriendo, desvelando, siguiendo los distintos hilos para descubrir y descubrirnos esta historia y, más importante, descubrírsela a su propia familia.
He disfrutado mucho cuando nos contabas con emoción este viaje tuyo desde el mismo lugar, en la misma institución desde donde Ángel hizo el suyo.

Ladis Frias

9
Ladis Frias - 31-07-2013 - 21:51:51h

Apreciados amigos, me ha fascinado este relato pues hallo en este un gran homenaje y arduo trabajo de una profesional por rescatar la memoria de aquellos que han arriesgado su vida por preservar el conocimiento. En verdad me conmovió. Gracias por compartirlo.

Maximoi Kinast Avilés

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Maximoi Kinast Avilés - 31-07-2013 - 19:10:24h

Felicitaciones, Margarita, y gracias por tan importante rescate histórico. Una vez más se demuestra que mientras unos quemaban libros, otros arriesgaban su vida por salvarlos.
Subiré este artículo al sitio de UBiP.

María Cristina Gállego Rubio

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María Cristina Gállego Rubio - 30-07-2013 - 13:31:06h

Me ha parecido un excelente trabajo y una interesantísima investigación.
Para mí, además, ha supuesto una gran alegría, pues también estaba en el error de que Ángel López había tenido un trágico destino, como tantos otros, entre ellos, mi admirada Juana Capdevielle, con la que debió compartir trabajos, al menos, el del traslado de fondos al nuevo edificio de la biblioteca de la facultad de Filosofía y Letras en la Ciudad Universitaria.
Margarita, te animo a que sigas con tus investigaciones. Con ellas se contribuye a rescatar del olvido a todos estos colegas que nos precedieron y a los que debemos el tener la Biblioteca que actualmente disfrutamos.

Víctor Antón

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Víctor Antón - 30-07-2013 - 13:17:56h

Gracias Marga por tu articulo.
He disfrutado mucho leyéndolo. Este reconocimiento obligado a Ángel, esta cargado de emoción. Para Ángel y los miles de "ángeles" anónimos, nuestro reconocimiento y recuerdo. Para ti Marga, la felicitación por haber hurgado en la vida de esta persona hasta sacar a la luz su historia.
El articulo también esta cargado de simbolismo: décadas despues de esos años oscuros, una conserje de biblioteca investiga sobre la vida de un compañero de su misma categoría profesional que se jugo la vida por salvar aquellos libros que son hoy nuestro patrimonio.
Gracias Ángel, gracias Marga

Víctor Antón

5
Víctor Antón - 30-07-2013 - 12:32:07h

Increíble historia, como supongo que existen tantas y tantas, que solo encuentran la luz cuando una persona, en este caso tú, pone el empeño en investigar y realizar un reconocimiento para Ángel y toda su familia.
Doblemente emotiva, cuando el trabajo lo realiza una persona con la misma categoria profesional de Angel.
Yo también estoy convencido que durante esos oscuros años existieron miles y miles de "Ángeles", vaya para ellos nuestro recuerdo y para ti compañera, la felicitación

Javier Gimeno

4
Javier Gimeno - 12-07-2013 - 12:21:39h

Excelente trabajo que no puede quedar en el olvido. Vemos cómo podría difundirse para dar a conocer la imponente labor de estas personas que tanto hicieron por nuestra cultura. Enhorabuena.

Abel

3
Abel - 1-07-2013 - 10:13:56h

Enhorabuena, Marga, por la gran labor de investigación y, sobre todo, por contribuir a recuperar la figura de un hombre admirable.

Marga Arroyo

2
Marga Arroyo - 28-06-2013 - 17:54:28h

Interesante homenaje a un compañero de Universidad al que debemos gratitud por su entrega y dedicación para tan importante causa, siendo capaz incluso de arriesgar su vida.
Enhorabuena Marga por tan buen trabajo de investigación.

Oliver

1
Oliver - 27-06-2013 - 17:24:52h

Enhorabuena por el post, queda patente que la biblioteca se hace entre todos, independientemente de las tareas que se lleven a cabo en ella.
Un abrazo y gracias por la contribución.


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