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Geólogos muestran su extrañeza por el accidente en la mina de León porque la legislación española es "avanzada"

29 de Octubre de 2013 a las 12:55 h

Expertos geólogos han mostrado su extrañeza por el accidente en la mina de León porque los equipos de seguridad y detección de bolsas de grisú en España son "avanzados" y equiparables a los de otros países del entorno con carbón, como Reino Unido o Alemania.

Expertos geólogos han mostrado su extrañeza por el accidente en la mina de León porque los equipos de seguridad y detección de bolsas de grisú en España son "avanzados" y equiparables a los de otros países del entorno con carbón, como Reino Unido o Alemania. Así, en declaraciones a Europa Press, fuentes del colegio de Geólogos han explicado que se "algo ha tenido que fallar" en la mina del Pozo Emilio del Valle del municipio de Pola de Gordón, donde un escape de gas metano ha provocado la muerte a seis mineros. De este modo, han manifestado su extrañeza ante el suceso ya que un incidente de esta naturaleza es "muy raro" porque la legislación española "es muy avanzada" y muy exigente y las minas cuentan con equipos de detección y prevención de este tipo de fugas. Por su parte, el geólogo e ingeniero técnico de minas Rafael Barea ha indicado que el suceso se ha producido en la zona hullera leonesa que cuenta con gran parte de grisú por lo que, a priori, estima que la explosión puede haber sido de grisú. A nivel técnico, ha detallado que el carbón tiene un proceso de consolidación a largo plazo en el que se va conformando dióxido de carbono y otras sustancias moleculares entre los granos propios del carbón. "Son una especie de burbujas de gases que se van formando ahí. Son pequeñas moléculas que a lo largo del tiempo van crepitando, de forma permanente", ha dicho. Así, ha añadido que cuando en la atmósfera de la mina el grisú se incrementa por encima del 1 o del 1,2 por ciento (composición de grisú en la atmósfera de la mina), los medidores de grisú paralizan automáticamente toda la mecánica eléctrica que se pudiera estar requiriendo en ese momento. No hace falta ni una chispa Barea ha dicho que el grisú y el polvo de carbón son una mezcla explosiva y que ni siquiera hace falta una chispa para que se produzca una explosión. Si en la atmósfera del interior, al igual que en el exterior, hay un porcentaje de un 21 por ciento de oxígeno, un nivel de 3 por ciento de grisú y polvo de carbón supondrían una proporción explosiva. Por ello, los mecanismos de seguridad en las minas incluyen aire circulando en el interior, para que no se produzca esta acumulación de gases. El geólogo ha recordado que en 1995, en la mina de Santa Bárbara, en Mieres (Asturias) hubo un accidente con grisú en el que murieron ocho personas a pesar de que se cumplía con la normativa. Así, ha recordado que el siniestro se produjo por una circulación contraria de aire, que provocó una explosión en un lugar alejado de donde estaban los trabajadores. Sin embargo, la llamarada se propagó por las tuberías de aire y la llamarada golpeó el lugar donde estos se encontraban. De este modo, a nivel físico, ha dicho que cuando se produce la explosión el minero muere por asfixia, es una muerte casi "fulminante" porque se consume todo el oxígeno de la zona en cuestión de instantes. En relación con la sismicidad en el almacén de gas de Castor, frente a las costas de Castellón, ha descartado cualquier relación. "No tiene nada que ver", ha asegurado porque el proyecto de Vinaroz es de inyección de gas, como líquido, a una presión "imponente" que es lo que ha provocado, probablemente, los movimientos sísmicos. "En una mina también se forman bolsas de carbón, metano, dióxido de carbono y oxígeno. Si los niveles de grisú no superan el 1 o el 1,2 por ciento, no pasa nada, en caso contrario, los grisuómetros pararían la actividad", ha concluido.

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