Sentado en el silencio
Jugando con tus recuerdos,
Te comparo a una noche de invierno
Y tus ojos son dos remansos de pétalos
llorando estrellas,
donde la luz sonríe y las algas se retuercen.
Tu frío avanza devorándome cada caricia
Y mi piel se esconde bajo unas cenizas de nieve.
Me has calado de un hemisferio a otro.
No hay geografía de mi cuerpo en la que tu lengua de fuego
No me haya mordido con sus huellas.
Abro la tapa de tu cuerpo
Y veo las cuerdas de tus nervios
Tensarse
Al acariciarte los ojos.
¡Quiero tocar cada una de las teclas de tu cuerpo!.
Enredarme con el látigo de mis deseos
A la telaraña de tus venas
Y estirar para que me sientas desde dentro.