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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Viernes, 29 de marzo de 2024

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Sci·Fdi:
Revista de ciencia ficción, 2012 JUN 30; (6)

Editorial

Mientras preparábamos el número 6 de nuestra revista nos enteramos de la muerte de Ray Bradbury. La marcha de alguien que ha transmitido tanto amor a la vida deja un vacío desconcertante, el sentimiento de que perdemos un trocito de nosotros mismos. A su recuerdo dedicamos un pequeño homenaje como comienzo de este número.

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In Memoriam Ray Bradbury

Dicen que en el año 1932 un actor de carnaval tocó con la punta de su espada la nariz de un chaval de 12 años y le dijo "¡Vive para siempre!". Y dicen que el chaval se llamaba Ray Bradbury, y que cumplió con creces la petición del comediante, y que al hacerlo hizo que todos los que leyeran sus libros sintieran de alguna forma el impulso de vivir para siempre.

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Ella misma

En las callejas de aquella ciudad ocurrían de continuo cosas asombrosas. Por ejemplo, se cuenta que en la plaza de la catedral había unos soportales donde los vagabundos viejos se sentaban a morir y desaparecer, quedando su rostro grabado en las piedras. También hay quien dice que en el mercado del puerto había una arcada con un dragón de aspecto libidinoso que producía movimientos espasmódicos en el vientre de las mujeres, habiendo quedado más de una embarazada a causa de ellos. Y también ha llegado a mis oídos que en cada noche sin luna siempre había alguien que, tras gritar su pena con una voz horriblemente hermosa que abría el cielo, se zambullía en el agua desde el puente viejo y jamás volvía a salir. Tened en cuenta que he dicho que ocurrían cosas asombrosas, pero no que las gentes de la ciudad se asombraran por ellas.

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El prisionero

Recuerdo que atravesé los puestos de control y descendí confiado hacia el tercer subsuelo, a los pabellones de confinamiento. Se hablaba mucho del detenido al que vería, se decía que era un caso especial, pero yo pasaba las semanas "entrevistando" a esos pequeños agitadores acusados de pertenecer a la resistencia, y nada de lo que constaba en el expediente de éste me hacía suponer que debiera tratarlo de modo distinto. Se mencionaba la posibilidad de que fuera un mutante sin registrar, pero me dije que seguramente podría manejarlo. En el Ministerio, si había algo que sobraba, eran medios.

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El proyecto

Sareh se despertó con la sensación de haber tenido un bonito sueño y de haber descansado bien. Esa mañana se sentía optimista. Como siempre, era de las primeras en empezar el día. El laboratorio de investigación aún se veía prácticamente desierto, sólo un par de técnicos madrugadores. Se decidió a sumergirse en los tediosos y complejos cálculos que le habían pedido resolver. Él se lo había pedido, y ella, aunque le llevara semanas, los resolvería. Cuanto antes los terminara, más se impresionaría él, y de paso, se mantenía entretenida hasta que llegaran los demás.

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Gracias, Alan

Se creía que eran un mito, un sueño dorado del tiempo anterior a la Guerra Final.
Pero no, los ordenadores existieron realmente, y yo fui el afortunado en probarlo  al encontrar los planos intactos de una de aquellas obras máximas del hombre mientras excavaba en las Ciudades Muertas. Los documentos han sido estudiados e interpretados y  ahora, pocos años después, multitud de poderosos aparatos cuidadosamente construidos comienzan a mejorar nuestras vidas. 

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La mutación sentimental (capítulo 1)

 Alpha+

 7:10 - Observo el sueño inquieto del doctor Craft. Ronca. Me acerco a la cama y conecto el micrófono al canal médico. ¿Se reciben los ronquidos? Registro confirmado. Adjunto informe: descansa sobre el costado izquierdo, durante la noche se ha dado la vuelta veintinueve veces y se ha levantado dos para ir a orinar, ha sufrido doce episodios de apnea de entre treinta y cincuenta segundos cada uno, ahora se mantiene en trece inspiraciones por minuto y sesenta y dos pulsaciones, constantes normales. Solicito permiso para aumentarle la dosis de Rhinofor. Corto comunicación.

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Las doce campanadas

-Bienvenido al Castillo Paracelsus -me dijo el viejo Señor Casavetes cuando entré a la gigantesca edificación. La estructura arquitectónica, de diseño inusual para estas tierras, era una definitiva remembranza de los antiguos castillos medievales y se extendía a lo largo de una basta propiedad boscosa, rodeada por un muro y con intrincados pasillos, escalinatas y aposentos que se distribuían a través de sus atalayas, torres y pisos.

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El fracaso del mundo

A Ángel González, autor del poema. Ésas fueron sus palabras.

A pesar de los muchos siglos que habían transcurrido y de que sus bancos de memoria ya no eran tan fiables como en el pasado, el androide comprobó que la plataforma de circulación que rodeaba la reserva de humanos permanecía tal y como la recordaba, extensa y brillante en el horizonte. Se acopló a la carretera principal y las aristas puntiagudas de su forma cibernética se encajaron en el entramado general de máquinas. El viaje hasta el punto de destino duraría varias horas, pero el Androide no se aburrió en ningún momento, pues desconocía el significado de tal término al igual que el de la palabra entretenimiento.

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¿Quién eres?

- Bueno, ¿y bien? - una chica me miraba expectante. Como si tuviese que decir algo.

- ¿Y bien qué? Perdone señorita, no entiendo...

- ¿No entiendes qué? Joder. No me mires así. Que qué has pedido.

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Una novela de ciencia ficción escrita por el Dr. Espacio

Hace unos meses y debido a una de las líneas de investigación en las que estoy embarcado actualmente, me tropecé con una novela titulada Project Mars: A Technical Tale. Mi primera reacción fue casi de indiferencia, al fin al cabo, ¿cuántas novelas de ciencia ficción tienen como escenario el Planeta Rojo, un destino tan codiciado durante generaciones?

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Voz de Proteo, mi hermano

Mientras tanto, en el hospital de campaña las cosas no iban mucho mejor. El azote de los múmidos recrudecía al sonar el silbato de la última nave, antesala de su ingreso en la estación.

La enfermera jefe anotó en su registro la entrada del grupo que bajaba del destacamento. Piotr se despidió de sus compañeros y dejó que el equipo de desinfección lo purgara. Desde la consulta eran audibles los partes de la radio, emborronados por la estática:

- Bzzzt... el estado de emergencia... bzzzt... nuevos refuerzos en el frente oeste... continúan las hostilidades... bzzzt... se esperaba ofensiva en lugar impredecible...

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