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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Martes, 16 de abril de 2024

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Diagnóstico sobre el terreno y trabajo de laboratorio, claves del “biólogo total”

El salón de actos de la Facultad de Ciencias Biológicas ha acogido la conferencia «De la Complutense a África: El papel del Biólogo durante una epidemia», impartida por César Muñoz-Fontela, investigador principal del Laboratorio de Virus Emergentes del Instituto Heinrich-Pette de Hamburgo (Alemania). Además de su trabajo en el laboratorio alemán, el investigador lucha contra estos virus desde el Laboratorio Móvil Europeo en países de África Occidental.

 

Recuerda Muñoz-Fontela que cuando era estudiante en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Complutense, el profesor Benjamín Fernández Ruiz, decía que no había que ser solamente un biólogo de bata (los que trabajan en el laboratorio) ni de bota (los que trabajan sobre el terreno), sino que había que ser un "biólogo total".


La carrera de Muñoz-Fontela, tras licenciarse como biólogo sanitario, estaba enfocada esencialmente a la parte de la "bota", y así creó su laboratorio en Hamburgo especializado en el estudio de virus de fiebres hemorrágicas, como el ébola. Fue en 2013, bajo la coordinación del investigador Stefan Günther, cuando se unió al Laboratorio Móvil Europeo, para realizar trabajo de campo en zonas con epidemias, para desplegarse y hacer diagnósticos rápidos in situ.


La decana de Biológicas, María Teresa González Jaén, asegura que la trayectoria de Muñoz-Fontela "es un ejemplo muy bueno del trabajo multidisciplinar de los biólogos, algo que se puede hacer con equipos complejos o con biólogos como él, que son capaces de hacerlo todo a la vez, enfrentándose a muchos problemas en diferentes niveles".


César Muñoz-Fontela explica que el Laboratorio Móvil Europeo sólo se despliega si hay una petición de la OMS, algo que  ocurrió por primera vez el año 2014, cuando se detectó la epidemia de ébola en Guinea.


Ahí comienza la aventura de un biólogo total, que para el conferenciante debe reunir cuatro características: la capacidad de hacer diagnóstico rápido, de hacer estudios de epidemiología, de continuar con la investigación y de fomentar la enseñanza.


Diagnóstico

Una vez en Guinea, trabajaron de manera conjunta con algunas organizaciones, especialmente con Médicos Sin Fronteras, "que hacen un papel espectacular y muy rápido, se dedican a hacer el tratamiento y a conseguir las muestras que luego se analizan. En función de los resultados MSF decide a quién tratar y a quién no, en función de la carga viral".


En Guekedou les dejaron una caseta que había sido una maternidad y allí montaron el laboratorio de diagnóstico, basado en la técnica molecular PCR. Explica Muñoz-Fontela que la bioseguridad con la que llegaban las muestras dejaba mucho que deser, pero luego no había riesgos, porque se trabaja en una "cabina de guantes, validada allí mismo, con presión negativa donde se separaba el plasma de la sangre". Luego de así se extraía el genoma viral y se hacía la técnica PCR.


A pesar de la aparente escasa seguridad de las instalaciones, Muñoz-Fontela asegura que "el entrenamiento de las personas es lo más relevante y realmente en el laboratorio había menos posibilidad de contagio que paseando por el mercado, por ejemplo".


Epidemiología
La epidemia de ébola del año 2014 fue "muy especial, porque había mucho movimiento de gente" que pronto la extendió por otros países como Sierra Leona y Liberia. En esos casos, de acuerdo con el conferenciante, la epidemiología clásica, que consiste en hacer entrevistas personales, se tornó imposible, sobre todo porque "aquí no hay fronteras reales y la gente se mueve de un país a otro sin problemas".


Por eso, la epidemiología se hizo a través de la secuenciación del genoma del virus del ébola, en tiempo casi real. Explica Muñoz-Fontela que es un virus muy pequeño, sin apenas mutaciones, así que se ideó un sistema que denominaron Minion, para secuenciarlo con un casete porta virus y un portátil, que permitía hacer la secuenciación en el mismo día. Eso sirvió para identificar los distintos linajes del virus y para seguirlos geográficamente.


También sirvió para detectar casos de transmisión sexual ocurridos algún tiempo después de que se diera por extinguida la epidemia, ya que "el virus persiste en el semén durante meses después de la recuperación".


Investigación
Con todos los datos, en estos momentos se lleva a cabo una investigación centrada en la interacción del virus con las células dendríticas y las células T. Ya han descubierto que no todas las células dendríticas se infectan con el virus, sólo lo hacen las inflamatorias que parece ser que son las que llevan el virus a los nódulos linfáticos, y de ahí lo distribuyen por el cuerpo.


Hay indicios también de que hay un par de marcadores (CTL4-A y PD-1) que estaban más elevados en los pacientes que morían, y podrían indicar una posible terapia, aunque todavía hacen falta más estudios para confirmarlo.


Además existe ya una vacuna, que se utilizará únicamente de manera preventiva cuando surja el nuevo brote en África. Preguntado por qué no se distribuye esa vacuna con anterioridad a ese brote, Muñoz-Fontela respondió que esa pregunta habría que hacérsela a la farmacéutica Merck.


Enseñanza

Para el científico, la mejor forma de evitar nuevos brotes es la educación, trabajando con la población con conceptos como zoonosis, es decir, enfermedades que pasan de animales a humanos. Explica Muñoz-Fontela que en África Occidental hay mucho contacto directo con animales infectados con virus por su cocina tradicional. A eso hay que sumarles los problemas añadidos causados por la deforestación, la higiene o las costumbres.


De acuerdo con él, "el ébola es una enfermedad muy social, asociada a prácticas como ir de la mano por la calle con un amigo, lavar a los cadáveres que han fallecido por esa enfermedades, compartir la carne de animales muertos con todo el grupo y las familias muy extendidas".


Además tampoco hay apenas formación académica para enfrentarse a este y a otros virus, y eso se está intentando solucionar con programas formativos en los propios países afectados.


A raíz de la experiencia de Muñoz Fontela, la profesora Susana Serrano, del Departamento de Microbiología III, que le dirigió la tesina, aseguró que "para llegar a ser un gran investigador, primero tiene que haber detrás una gran persona, y este es un gran ejemplo".

César Muñoz-Fontela, investigador principal del Laboratorio de Virus Emergentes del Instituto Heinrich-Pette de Hamburgo (Alemania), durante su conferencia en la Facultad de Ciencias BiológicasMaría Teresa González Jaén, decana de la Facultad de Biológicas, y la profesora Susana Serrano, del Departamento de Microbiología III, que dirigió la tesina a César Muñoz-FontelaCésar Muñoz-Fontela explica que hay indicios de que hay un par de marcadores (CTL4-A y PD-1) que estaban más elevados en los pacientes que morían, y podrían indicar una posible terapia, aunque todavía hacen falta más estudios para confirmarloRecuerda César Muñoz-Fontela que cuando era estudiante en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Complutense, el profesor Benjamín Fernández Ruiz, decía que no había que ser solamente un biólogo de bata (los que trabajan en el laboratorio) ni de bota (los que trabajan sobre el terreno), sino que había que ser un biólogo total
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