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El arte de vacilar a los novios

Susana Corullón 10 de Abril de 2013 a las 09:10 h

En sus orígenes, la poesía japonesa era cosa de mujeres. No se les educaba en la tradición literaria china, propia del mundo masculino y para comunicarse, inventaron la escritura japonesa tal como ahora la conocemos, hecha de fonogramas. Ellas empezaron a componer poemas en esta lengua y los hombres, para cortejarlas, siguieron su ejemplo.

En el antiguo Japón las mujeres de la aristocracia no se mostraban en público. Los hombres indagaban sobre ellas y les mandaban notas en forma de poemas. Cuando las cosas pasaban a mayores, tras una noche de amor era costumbre que al regresar a casa, el amante enviara a su amada un poema a través de un mensajero.

En vez de cartas, los amantes intercambiaban  pequeños poemas, que les ayudaban a profundizar en sus emociones y les proporcionaban goce estético. Estilo, contenidos, caligrafía, incluso la calidad del papel y su perfume, añadían matices y sentido.

La forma tradicional de estos poemas, denominados waka y posteriormente tanka, es de 5 versos sin rima, de 5, 7, 5, 7, 7 sílabas, hasta completar 31. Aunque su origen fuera el intercambio amoroso, también se usaban para expresar otro tipo de emociones, pero siempre con especial ironía y sentido del humor.

El tanka es una estrofa unitaria con dos partes claras. Los tres primeros versos atraen nuestra atención, mientras que en los dos últimos se pretende crear una cierta distancia, como si reaccionáramos al envite de los primeros. Entre unos y otros tenemos el tiempo justo para contener la respiración unos instantes y dar la réplica.

 

Hasta en el sueño

difícil me resulta

a mi amor ver.

¿Es que no sé dormir?

¿O es que se me ha olvidado?

 

Citas de amor

en puente de Nagara

¡Ay ya no pasan!

Bajo él si han pasado

aguas de todo un año.

 

(Poemas tomados de: Kokinshuu: Colección de poemas japoneses antiguos y modernos)

 

A veces los tankas eran escritos por personas distintas: mientras una presentaba los tres primeros versos, la otra contestaba. También había entretenimientos de salón en los que hombres y mujeres jugaban a completar tankas escritos en naipes. A veces se trataba de completar poemas conocidos o de improvisar versos nuevos con sentido del humor.

 

En la época minimalista de Twitter y los mensajes de texto, proponemos resucitar la tradición japonesa de la composición de tankas amatorios. Para ello hemos organizado junto con la Biblioteca de la Facultad de Psicología, un taller dentro del marco de  la III Semana de las Letras, titulado:

"El arte de vacilar a los novios, la poesía japonesa del siglo IX al XXI (waka y tanka)".

Será impartido por el profesor José María Prieto, autor del libro Tanka a trancas y barrancas y gran conocedor del tema, y tendrá lugar el lunes 22 de abril en el Salón de grados de la Facultad de Psicología. Os esperamos.

 

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