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La utilidad de lo inútil

Javier Gimeno Perelló 4 de Julio de 2014 a las 20:17 h

Con este oxímoron, el filósofo italiano Nuccio Ordine nos entrega un manifiesto que es una denuncia a la idea de utilitarismo que todo lo contamina y una alabanza a todo cuanto el mundo formal del dinero, los negocios y el beneficio a corto plazo considera inútil por naturaleza: el conocimiento, el saber, el arte, la ciencia, la creación, el pensamiento, la literatura.

"Existen saberes que son fines por sí mismos y que pueden ejercer un papel fundamental en el cultivo del espíritu y en el desarrollo civil y cultural de la humanidad... Considero útil todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores", señala Ordine.

Clama contra "la lógica del beneficio [que] por la base instituciones" como universidades, centros de investigación, museos, bibliotecas, archivos. "Su existencia, contrariamente a lo que algunos quieren hacernos creer, no puede subordinarse al éxito económico: la vida de un museo o la de una excavación arqueológica, como la de un archivo o una biblioteca, es un tesoro que la colectividad debe conservar con celo a toda costa".

"La posesión y el beneficio matan -afirma-, mientras que la búsqueda, desligada de cualquier utilitarismo, puede hacer a la humanidad más libre, más tolerante y más humana". Citando a Montaigne en sus Ensayos, "Es el gozar, no el poseer, lo que nos hace felices".

Denuncia abiertamente el abandono al que ha sido condenada Grecia, "los hipócritas esfuerzos por conjurar la salida de Grecia de Europa", que son, para Ordine, "fruto de un cínico cálculo... y no de una auténtica cultura política fundada en la idea de que Europa sería inconcebible sin Grecia porque los saberes occidentales hunden sus remotas raíces en la lengua y la civilización griegas". Se pregunta si las deudas contraídas por los bancos griegos pueden cancelar de un plumazo las otras "deudas": todas aquellas que hemos contraído en el curso de los siglos  con quienes nos han hecho el regalo de un extraordinario patrimonio artístico, literario, filosófico, científico... y nos ha legado la democracia.

La utilidad de lo que Ordine llama los "saberes inútiles" se contrapone radicalmente a la utilidad dominante que, en nombre de un exclusivo interés económico, mata de forma progresiva la memoria del pasado, las disciplinas humanísticas, las lenguas clásicas, la enseñanza, la libre investigación, la fantasía, el arte, el pensamiento crítico y el horizonte civil que debería inspirar toda actividad humana".

"El saber constituye por sí mismo un obstáculo contra el delirio de la omnipotencia del dinero y el utilitarismo", afirma el autor. Porque todo puede comprarse, incluso libros, incluso información, pero no conocimiento. El conocimiento sólo se adquiere a base de estudio y esfuerzo, y sobre todo, curiosidad, como señalaba Einstein, y más aún, pasión por conocer. Refiriéndose al presidente estadounidense Thomas Jefferson, sin citarle, Nuccio Ordine hace referencia a su idea según la cual una persona puede entregar a otra o a muchas su conocimiento sin empobrecerse. Asimismo, el conocimiento es el único valor cuyo intercambio con el de otra persona, lejos de suponernos una pérdida, nos suministra una enorme ganancia, pues ambos nos enriquecemos mutuamente.

"Si no se comprende la utilidad de lo inútil, la inutilidad de lo útil, no se comprende el arte".

"Al percibir la sutil utilidad de lo inútil, el hombre entra en el reino del arte".

Ambas citas son de dos autores lejanos entre sí: el dramaturgo Eugène Ionesco y el poeta japonés Kakuzo Okakura, autor de El libro del té. Contemplar una puesta de sol, un mar embravecido, una noche estrellada o regalar una flor son gestos que pueden considerarse inútiles al argot de nuestra cotidianidad pero nos hacen mejores, nos hacen más personas, nos elevan por encima de los animales. Su inutilidad nos hace comprender la utilidad de la vida, puesta de manifiesto en la sencillez de las cosas pequeñas.

Llama la atención el autor sobre la paradoja de considerar inútil el arte y toda forma de creación, de cultura y de conocimiento, cuando la historia de la humanidad esta surcada por episodios de destrucción desmedida de obras de arte, de libros, saqueos e incendios de bibliotecas, museos, universidades, y de condenas a muerte, persecución y encarcelamiento o exilio de cientos de artistas, pensadores, poetas, filósofos, científicos.

Cita, entre otros muchos pensadores, escritores, etc., a Italo Calvino para recordarnos que "La única oportunidad para conquistar y proteger muestra dignitas hominis nos la ofrece la cultura, la educación liberal".

Cita también a Leopardi, quien, "Por medio de su filosofía de lo inútil, no sólo busca defender la supervivencia del pensamiento, sino que además pretende reivindicar la importancia de la vida, de la literatura, del amor, de los engaños de la poesía, de todas las cosas consideradas superfluas" (Pensamientos y Cantos)

Y a García Lorca: "...hay en la verdadera poesía un perfume, un acento, un rasgo luminoso que todas las criaturas pueden percibir. Y ojalá os sirva para nutrir ese grano de locura que todos llevamos dentro" (Obras VI, Akal, 1994)

O a Poincaré: "Los escritores que embellecen una lengua, que la tratan como un objeto de arte, la hacen al mismo tiempo más flexible, más apta para expresar los matices del pensamiento". (El valor de la ciencia, 1946).

 

En la segunda parte, Nuccio Ordine denuncia sin pudor el concepto muy extendido en nuestro mundo desarrollado de universidad como empresa y los estudiantes-clientes. "Contrariamente a lo que pretenden enseñarnos las leyes dominantes del mercado y del comercio, la esencia de la cultura se funda exclusivamente en la en la gratuidad [...] Privilegiar de manera exclusiva la profesionalización de los estudiantes significa perder de vista la dimensión universal de la función educativa de la enseñanza: ningún oficio puede ejercerse de manera consciente si las competencias técnicas que exige no se subordinan a una formación cultural más amplia, capaz de animar a los alumnos a cultivar su espíritu con autonomía y dar libre curso a su curiositas".

Se trata de concebir una pedagogía ajena a toda forma de utilitarismo, capaz de formar "ciudadanos responsables, capaces de abandonar los propios egoísmos para abrazar el bien común, para expresar solidaridad, para defender la tolerancia, para reivindicar la libertad, para proteger la naturaleza, para apoyar la justicia..."

Ordine recuerda las palabras de Víctor Hugo para criticar con vehemencia la extendida costumbre de la clase política de recortar en ciencia y en cultura cuando llegan tiempos de crisis, entonces, a mediados del siglo XIX, como ahora: "Afirmo, señores, que las reducciones propuestas en el presupuesto especial de las ciencias, las letras y las artes son doblemente perversas. Son insignificantes desde el punto de vista financiero y nocivas desde todos los demás puntos de vista [...] ¿Cuál es el peligro de la situación actual? La ignorancia. La ignorancia aún más que la miseria [...] Pero si quiero ardiente y apasionadamente el pan del obrero... que es un hermano, quiero, además del pan de la vida, el pan del pensamiento... Quiero multiplicar el pan del espíritu como el pan del cuerpo [...] Habría que multiplicar las escuelas, las cátedras, las bibliotecas, los museos... todos los refugios donde se medita... donde uno aprende alguna cosa, donde uno se hace mejor... habría que hacer que penetre por todos lados la luz en el espíritu del pueblo, pues son las tinieblas lo que lo pierden [...] Han caído ustedes en un error deplorable -advierte Hugo a la clase política obtusa y miope-; han pensado que se ahorrarán dinero, pero lo que se ahorran es gloria". (Discurso pronunciado en la Asamblea Constituyente. París, 1948. En: Du péril de l'ignorance. Eds. de Sonneur, 2010).

 

La tercera parte de la obra es un canto a la Dignitas hominis, en palabras de Pico della Mirandola: "Quien se deje guiar por la búsqueda filosófica podrá entender que la verdadera dignitas no se conquista mediante actividades que tan sólo brindan beneficios, sino por medio del conocimiento de "las causas de las cosas, los usos de la naturaleza, el sentido del universo" (Oratio de hominis dignitate.)

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Comentarios - 2

Araceli Beltrán Cuesta

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Araceli Beltrán Cuesta - 24-07-2014 - 14:26:08h

Es bueno recordar como lo inutil hace más llevadera y agradable la vida de las sociedades, en esta época en que nos quieren hacer creer que todo lo que no tiene un valor financiero no sirve para vivir... en la que los mercados parecen los nuevos dioses.
Un post que está muy bien y me quedo con ganas de leer el libro en cuanto me sea posible.

Isabel

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Isabel - 9-07-2014 - 20:56:54h

!Brindo por lo inútil!


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