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El libro antiguo japonés -Las técnicas de impresión

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Si el papel supuso una importante factor para el extraordinario desarrollo material de la cultura escrita en Extremo Oriente, otros elementos, como el acelerado proceso de urbanización y de centralización administrativa del Imperio Celeste, facilitaron la existencia de una sociedad ampliamente alfabetizada. En este contexto, la expansión del budismo y de la filosofía de Confucio y, como consecuencia, la necesidad de transmitir sus enseñanzas, condujo a la búsqueda de métodos para lograr su mayor difusión. Surgieron así varios métodos de impresión artesanal, entre los que acabó imponiéndose el libro xilográfico.

No hay constancia documental o arqueológica de cómo se inició la técnica xilográfica, pero parece que se trató de una mera adaptación del procedimiento textil de estampación. Para decorar las telas y los vestidos se utilizaban planchas de madera labradas con motivos decorativos, geométricos, vegetales o zoomórficos. En algún momento del siglo II de nuestra era, monjes budistas llegaron a la conclusión de que, de la misma manera, podían imprimirse libros, sustituyendo los dibujos por los textos de Buda. En Nepal y la India todavía se utilizan planchas de madera para estampar los motivos decorativos de los saris, como se puede ver en el siguiente video:

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Antigua bloque de estampación textil en madera originario del Nepal. La entalladura muestra un patrón raro y simple. Se usaba para estampar los motivos de los saris. La plancha de estampación mide 16x14  cm. Con el mango tiene un grueso de 7  cm.

Antique hardwood printing textile plate originates from Nepal. The carving shows a rare simple clear pattern. It was used to print the motive on saris. The printing plate measures 16x14  cm. It is with handle 7 cm thick

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Como estos eran siempre los mismos, no era preciso modificar las tablas labradas, que podía servir, así, para realizar impresiones múltiples. La copia manual quedaba de este modo superada, pues la nueva técnica permitía abaratar costes y facilitaba la lectura de los libros sagrados, tanto a los monjes como a los fieles. La existencia de libros xilográficos en China se atestigua, al menos literariamente, desde el año 692, pues de ellos habla el peregrino Yijing en su relato Nanchai ch'ikuei neifach'uan. También sabemos que entre el 712 y el 756 los emperadores chinos de la dinastía Tang ordenaron realizar copias xilográficas de los clásicos de Confuncio y de su filosofía.

El primer libro xilográfico datado es, hasta el momento, que la Sutra del diamante -Prajna paramita Sutra- (868), un rollo descubierto en Dunhuang a principios del siglo XX, hoy en la British Libray:

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No obstante, en antigüedad parece superarle el Dharani Sutra, otro rollo xilográfico, sin fecha expresa, pero que se supone impreso hacia el año 751. Apareció en la base de la llamada estupa Seogka, en el templo coreano de Bulkuksa (1966):

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Estos primitivos impresos orientales se producían entintando tablas previamente entalladas. Como en aquella época los libros tenían únicamente dos formatos, o eran libros pothi (hojas rectangulares finas) o eran rollos, estas tablas eran usualmente alargadas, apara adaptarse a dicho formato. Todavía en la actualidad este sistema de impresión se mantiene en el Tibet, Nepal y Mongolia

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Bloque de madera para impresión  xilográfica de mantras con caracteres por ambos lados en idioma Newari. Nepal. Siglo XIX.

Mantra Carved Printing Block with Newari characters on both sides. Nepal. 19th Century.

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En estos videos se muestra las técnicas de entallado y de estampación de estas tablas en el actual monasterio de Bakong-derge, Tíbet. Pincha en las imágenes:

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Columna de la derecha

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En Japón las primeras impresiones xiilográficas se realizaron entre los años 764 y 770 d. C., cuando una emperatriz encargó la confección de un millón de pequeñas pagodas de madera que (siguiendo la tradición budista) contenían unos rollos impresos - normalmente de solo 6 × 45 cm-. Estas piezas se distribuían en los templos o se regalaban en la creencia de que su donante conseguiría así llegar antes al nirvana. A partir del siglo XI se extendió la publicación de libros budistas, para uso en monasterios especialmente. Sin embargo, el escaso nivel de la vida urbana en Japón retrasó la impresión de libros de carácter literario o secular al siglo XVI. Un diccionario chino-japones de 1590 es el ejemplo más antiguo conocido.

 Aunque los jesuitas instalaron una imprenta de tipos móviles metálicos en Nagasaki, la influencia coreana a este respecto fue mucho mayor. En 1593 Toyotomi Hideyoshi se trajo varios equipos de impresión procedentes de este país, tras una expedición militar, y cuatro años más tarde Tokugawa Ieyasu, antes de convertirse en shogun, ordenó la confección de los primeros juegos de tipos móviles nativos, utilizando madera en lugar de piezas de metal. Él mismo supervisó la creación de 100.000 piezas de tipo, que se utilizaron para imprimir una serie de textos políticos e históricos. Sabemos que una edición de las Analectas de Confucio fue impreso en 1598, utilizando una prensa de Corea por orden del emperador Go-Y¨­zei. Este documento es la obra más antigua de la impresión japonesa tipos móviles hoy existente.

La impresión xilográfica tablearía acabaría imponiéndose, como en el resto de Extremo Oriente. La técnica con carácter móviles metálicos era muy lenta y laboriosa, debido al sistema ideográfico. En cambio, la xilografía era mucho más rápida y permitía reimpresiones continuas, sin necesidad de volver a componer el texto. Por tanto, la tipografía fue limitada a obras de poca importancia o con tiradas pequeñas (300 ejs. a lo sumo), mientras que las grandes obras, con tiradas de hasta 5000 copias fueron realizadas siempre con planchas de madera. La expansión de la cultura urbana en Japón a partir de 1600 supuso a su vez una creciente demanda de libros, que no podía ser satisfecha con el método de tipos móviles. El entallado no era tan laborioso como nos pudiera parecer, y aunque las letras no podían ser ni pequeñas ni completamente regulares en su forma, los artesanos orientales dedicados a este menester fueron tan hábiles que minimizaron dichos inconvenientes.

 En Japón la madera para las tablas de impresión procedía de una variedad de cerezo silvestre, el shioboku, abundante en la península de Izu, cerca de Edo, pero también se podían obtener de la camelia (tsubaki), el boj (tsuge) y el sauce (yanagi). Antes de ser cortado el texto, y las ilustraciones en su caso, las tablas de madera eran sometidas a un cuidadoso proceso de preparación que, incluía, por ejemplo, su inmersión en agua marina durante cierto tiempo, para lograr que fueran resistentes a la humedad y no se combaran tras reiterados entintados durante la estampación.

El  proceso de fabricación de las tablas es descrito en el Wakan Sansai Zue , obra publicada por Terajima Ryouan entre 1712 y 1713. Considerada como la primera enciclopedia que se imprimió en Japón, reproducimos de la misma dos grabados. En uno de los volúmenes, el 7, dedicado a los oficios existentes en la época, podemos ver trabajando a varios artistas, siendo el último a la izquierda un horishi. En otro volumen, el 15, donde se aborda las técnicas de la escritura y de la producción de libros, se reproducen los cinceles y cuchillas utilizados en el entallado de las tablas.

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Terajima Ryouan. Materiales para el entallado de tablas xilográficas, en el Wakan Sansai Zue  (Libro de los oficios). Libro xilográfico, Japón. Publicado en Shotoku-3 (1713). Reimpreso en 1926. 18.cmx25  cm.

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Material de carpintería para el entallado de tablas. Japón. ½ mitad del siglo XX.

Había varios métodos para cortar el texto de un libro sobre una tabla. Si se trataba de una obra original, era necesario acudir a un calígrafo o copista (hanshitagaki) para que realizara una copia en papel del manuscrito original, o nasita; si se trataba de una reimpresión, bastaba con desencuadernar un ejemplar de la edición anterior y  trasladar su contenido a nuevas tablas. A esta técnica se la denominaba kabusebori y el resultado final se asemejaba así al de un facsímil.

 

Dos bocetos para la impresión de un ukiyo-e, o grabado xilográfico. Samurai y geisha. Japón. Siglo XIX.

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Los "originales de imprenta" debían ser entregados a un grabador de tablas, u horishi. Éste, para trasladar el texto y sus ilustraciones sobre madera, debía barnizar en primer lugar la superficie de la tabla de madera con pasta de arroz. A continuación pegaba el papel, invertido, sobre la madera, presionando de manera uniforme con un mazo de cuero. Una vez terminada esta labor, el grabador, con un cincel, un punzón y varias cuchillas, cortaba el texto siguiendo la plantilla que el papel pegado le ofrecía. Recordemos que el papel washi es casi translucido, semejante en esta cualidad a nuestro papel "cebolla", por lo que a un entallador experto no le era difícil trabajar con esta técnica. Este método, obviamente, implicaba la destrucción de los pliegos, horadados por el entallador, pero suponía la fijación definitiva del texto y su reproducción múltiple durante décadas. La técnica era idéntica, por otra parte, si lo que se le hubiera proporcionado para trabajar hubiera sido un manuscrito. Lógicamente, cortaba el texto en negativo, colocando el papel al revés para lograr la posterior impresión del mismo en positivo.

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Terajima Ryouan

Grabador de tablas. En el Wakan Sansai Zue (Libro de los oficios). Libro xilográfico, Japón. Publicado en Shotoku-3 (1713). Reimpreso en 1926. 18.cmx25  cm.

 

 Woodblock carver, on Wakan Sansai Zue  (Book of occupations). Woodblock Print Book, Japan. Published in Shotoku-3 (1713). Reprinted: Taisyo-15 (1926). 18x25 cm.

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Una vez acabado el proceso de impresión, las tablas no eran destruidas, lógicamente, sino que se guardaban en almacenes. De este modo era posible la reimpresión de los libros sin necesidad de realizar nuevas tareas de entallado o de composición. Ésta es la razón de cada nueva edición (técnicamente una reimpresión) fuera idéntica a la anterior excepto en la portada, el prefacio o el colofón. Este método de impresión tenía un solo inconveniente: se dificultaba la introducción de correcciones o el añadido de nuevos capítulos. Mas para esto se desarrolló la técnica denominada umeki, en la que se reemplazaban en el bloque de madera parte de los textos, ya fuera para su corrección o censura, ya fuera para restaurar su relieve deteriorado. En Europa, en cambio, la técnica tipográfica empleada desde Gutenberg obligaba a hacer nuevas composiciones del texto si se deseaba hacer una nueva edición. Sólo la invención de la estereotipia a finales del siglo XVIII, y su aplicación industrial en la centuria posterior, permitieron reproducir ediciones de una manera semejante a como se venía haciendo en Oriente desde diez siglos atrás.

Dos planchas japonesas de madera para la impresión de libros, presumiblemente una etiqueta cortesana china de la dinastía Ming. Finales del XVIII o principios del XIX. 37x20cm aprox.

 Two japanese Carved Printing Blocks, presumably the book was a Chinese Ming Dynasty Court Etiquette. Late 18th/ 19th Century. 37x20 cm approx.

 

 Una vez cortadas, las tablas pasaban a un impresor o surishi, quien las entintaba e imprimía con un pincel y con el baren, un tampón circular que era utilizado para la estampación. El proceso de estampado era muy rápido. Comenzaba con la realización de unas primeras pruebas que servían para corregir errores en el texto o para comprobar la correcta altura del relieve en los signos entallados. La primera revisión era de carácter intelectual, y de ella debió encargarse Gengai; la segunda era técnica y hubo de acometerse necesariamente en el taller de imprenta. Las tablas con errores eran devueltas al entallador, cortadas de nuevo y devueltas a los impresores finalmente. En este proceso de revisión no se escatimaba en gastos. Por un lado, cuanto más depurado estuviera el texto, mayor utilidad y valor tendrían las tablas. Su perfecto corte no constituía un gasto, sino una inversión. Y por otro lado, podía "perderse" tiempo en las revisiones previas, porque el posterior proceso de impresión era, como veremos, muy rápido. A diferencia de la técnica tipográfica europea, no era necesario manejar una prensa, ni tampoco era precisa la retiración de los pliegos. Bastaba con el concurso de dos operarios. Uno de ellos entintaba la tabla con una brocha, y el otro colocaba el pliego, presionándolo a continuación con el baren, una especie de almohadilla circular recubierta de cuero. Era suficiente la presión uniforme de éste a lo largo y ancho de toda la superficie para que la tinta trasladara al papel el texto cortado en la madera. No olvidemos que el papel washi, sin necesidad de ser humedecido previamente, absorbe la tintada con gran facilidad. El pliego se retiraba de inmediato y volvía a repetirse la operación. Con el mismo entintado podían estamparse hasta dos o tres pliegos más, si bien la presión ejercida con el baren debía aumentar en cada ocasión. Después se repetía el proceso de entintado y de estampación hasta finalizar la tirada de la edición, denominada han.

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Un ejemplar de Baren. Fabricación moderna. Yasutomo & Co. 

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Estampa japonesa en madera. En la escena se muestran las actividades relacionadas con la impresión de libros y de estampas coloreadas en el taller de Kano Tohaku Norinobu (1818-1851), en Surugadai. El artista es Kawanabe Kyosai (1831 - 89). La página doble procede de un libro, quizás del Gyosai Gadan, un ensayo de dicho artista sobre el arte en Japón 12 "x 9.3"

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Una imagen semejante (aprendices de dibujo tomando apuntes del natural) en otro ejemplar del Kyosai gadan naihen gaihen , en edición impresa por Iwamoto Shun. (Meiji 20, 6º mes, es decir, en junio de 1887). 25. 5 x 17. 5 cm.

 

 

 

 

 

Pág. sig.: "El libro antiguo japonés: Encuadernación"

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