Biblioteca Complutense

Presentación

LOS MODELOS CRISTALOGRÁFICOS

"Protagonistas de excepción en el nacimiento de una ciencia" 

Colección de modelos cristalográficos de cerámica de

Jean Baptiste Romé de L´Isle (Siglo XVIII). 

 

Comisaria de la Exposición: Mª Victoria López-Acevedo Cornejo

Departamento de Cristalografía y Mineralogía. Facultad de Ciencias Geológicas. Universidad Complutense de Madrid. 28040 Madrid, vcornejo@geo.ucm.es  

 

 

La idea de esta exposición surgió por iniciativa de la Biblioteca de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid, propiciada y apoyada por el Decanato de dicha Facultad. En ella se expone una colección de modelos cristalográficos de arcilla, atribuidos a Jean Baptiste Romé de l´Isle. Este gran mineralogista francés del siglo XVIII, considerado como uno de los fundadores de la Cristalografía, realizó varias colecciones similares, para ofrecerlas como reclamo publicitario junto a su libro “Cristallographie”, que publicó en 1783. Todas ellas fueron moldeadas con arcilla y cocidas después en un horno, aunque se desconocen los detalles exactos del procedimiento seguido.

La colección del Departamento de Cristalografía de la Facultad de Geológicas de la Universidad Complutense consta de 318 piezas, de las cuales 186 están catalogadas y se exponen habitualmente en el Departamento, mientras que las 132 restantes se encontraron recientemente, olvidadas en el interior de un armario. En el momento actual, se está realizando su catalogación y estudio por lo que, para no entorpecer este trabajo, se exponen agrupadas en los mismos lotes que se han encontrado.

Acompañando a esta colección de modelos, se expone también un ejemplar del libro “Cristallographie”, que ha sido cedido temporalmente para esta ocasión por la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense.  

Presentación

 Las bellas formas poliédricas que a veces presentan los minerales, unidas a otras cualidades como la transparencia o los brillantes colores, pudieron ser la causa histórica de que los hombres se interesaran por ellos e iniciaran su estudio, dando origen a la Cristalografía. El objetivo principal de aquellos científicos era encontrar explicaciones para esas morfologías tan regulares y simétricas. Esto exigía la descripción exhaustiva del mayor número posible de formas, sin embargo, los ejemplares naturales bien cristalizados, completos y de tamaño aceptable son relativamente escasos, por lo que se les ocurrió hacer modelos artificiales, grandes e idealizados, que facilitaran las medidas y comprobaciones necesarias para establecer las primeras leyes cristalográficas y encontrar las explicaciones que buscaban. 

 Jean Baptiste Romé de l'Isle. EstatuaEn este sentido son dignas de mención las colecciones de modelos de cerámica, diseñadas por el gran mineralogista francés del siglo XVIII, Jean Baptiste Romé de L´Isle que está considerado como uno de los fundadores de la Cristalografía. Este personaje se inició como coleccionista aficionado de minerales y llegó a consagrarse como un gran experto en la materia. Nació en Gray (Francia) en 1736 y realizó sus estudios de Humanidades en París. Tras un período transcurrido como oficial de Marina, durante el cual aprovechó para incrementar su colección de minerales, a base de recoger nuevas especies en los diferentes lugares que visitaba, regresó a París en 1764, donde encontró trabajo como conservador de algunas colecciones mineralógicas privadas, clasificando y publicando sus correspondientes catálogos. 

Estaba muy interesado en justificar las variadas morfologías de los minerales que tan bien conocía y, a raíz de su incesante investigación en ese campo, comprendió la importancia de disponer de unas buenas réplicas para trabajar con ellas. Sus primeros modelos, realizados a base de láminas metálicas, eran difíciles de fabricar y no eran muy exactos, por lo que tuvo que idear otra cosa, se le ocurrió moldearlos con arcilla y cocerlos después en un horno, posiblemente asesorado por un amigo que tenía acceso a la Real Fábrica de Porcelana de Sèvres. Él y sus colaboradores pusieron tanto empeño en el proyecto que en pocos años habían producido cientos de modelos cristalinos, de unos 3 cm de envergadura, con formas y ángulos muy constantes y precisos. En realidad se desconocen la mayoría de los detalles del procedimiento seguido para hacer estas figuras, como alcanzaron tal precisión en un material tan blando, como evitaron que se deformaran demasiado durante su cocción y si fueron sometidas a algún tipo de tratamiento posterior, para conseguir el acabado tan perfecto que muestran.  

Estos modelos representaban minerales idealizados, deducidos a partir de sus equivalentes naturales. El método se basaba en elegir una forma, lo más simple posible, “primitiva”, que iba modificando y complicando, a base de truncar sus vértices y biselar sus aristas. En ningún caso consideró la presencia o actuación de los elementos de simetría, ni relacionó los poliedros obtenidos con los Sistemas Cristalinos ya que aún faltaban 30 años para que estos fueran definidos por Weiss (1815).  

 En 1783 publicó el libro más importante de su vida, Cristallographie, que contenía cientos de dibujos y descripciones de minerales. Este libro era muy caro así que, con idea de mejorar y activar las ventas, decidió ofrecer a cada comprador una colección de 448 modelos de cerámica, que representaran a todos los minerales descritos en dicho libro. El éxito fue rotundo y en pocos años se vendieron muchas de estas colecciones por toda Europa. Estos pequeños modelos se consideraron como objetos de valor y no fueron utilizados nunca con fines docentes. Gracias a ello se han conservado muchos ejemplares, que se pueden contemplar actualmente en numerosos museos y centros europeos. 

Uno de esos centros es el Departamento de Cristalografía y Mineralogía de la Universidad Complutense de Madrid, que posee una colección de 318 piezas. No se dispone de ningún documento relativo a su compra, ni del inventario de los ejemplares adquiridos, por lo que tampoco se sabe el número de piezas originales. De esta colección hay un grupo de 186 piezas catalogadas y descritas, y otras 132 que han sido encontradas recientemente, olvidadas en el interior de un armario, que se están estudiando y procediendo a su catalogación. Los resultados de la búsqueda del libro “Cristallographie”, ponen de manifiesto la existencia de dos ejemplares en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense, procedentes de Farmacia y Matemáticas, respectivamente, así como de un ejemplar completo, con dos tomos repetidos, en la biblioteca del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Considerando que esta institución estuvo estrechamente ligada a las Facultades de Ciencias Naturales, Biológicas y  Geológicas, y al Departamento de Cristalografía y Mineralogía en sus primeros tiempos, no se descarta la posibilidad de que la colección del Departamento, pueda estar relacionada con la adquisición de éstos libros del Museo. 

En el grupo de piezas que están catalogadas, la falta de continuidad entre sus códigos de identificación, motivada sobre todo por la pérdida de muchas piezas (si se tiene en cuenta que las colecciones iniciales estaban integradas por 438 ejemplares) no permitió deducir claramente los criterios seguidos en clasificaciones anteriores, por lo que fue necesario establecer criterios nuevos. Estos criterios se concretaron en respetar la idea original de Romé de L´Isle y agrupar las piezas en función del nombre del mineral o del compuesto que representan, siempre que éste sea reconocible inequívocamente. Por otra parte, en el caso de piezas difícilmente reconocibles se agruparon según el Sistema Cristalino y dentro de cada sistema se hicieron subgrupos por Clases de Simetría, describiendo las formas cristalinas constituyentes y diferenciando “primitivas” y “secundarias”, según el criterio de Romé de L´Isle. Finalmente se consideraron los casos singulares.   

Este catálogo se publicó en:

http://eprints.ucm.es/10163/

 Al final de su vida, Romé de L´Isle desapareció de la escena científica y vio, no sin cierta frustración, como Haüy tomaba su lugar. Romé lo llamaba “cristaloclasta”, rompedor de cristales, mientras que Haüy lo despreciaba por su condición amateur de “coleccionista de minerales”. Haüy no sabía como se hacían estos modelos de cerámica por lo que pensó hacerlos de madera, mucho más resistente y fácil de trabajar. A partir de este punto se inició un verdadero negocio de modelos en el que destacó la firma “Krantz” que a finales del XIX, diseñó 928 prototipos que se han difundido por el mundo entero para la enseñanza de la cristalografía morfológica: “LOS TARUGOS”. Incluso, a principios del siglo XX, otro miembro de la familia Krantz, realizó una colección diferente de modelos, de vidrio transparente esta vez, con sus ejes cristalográficos en el interior, representados a base de hilos de colores. 

Más información relacionada con el tema se puede encontrar en:

Dutch pioneers of the earth sciences