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Litografías a color de Jean Bruller, un diseñador y artesano del libro

Maite Rodríguez Muriedas 5 de Diciembre de 2017 a las 09:26 h

Cuando en el transcurso de la catalogación, aparece alguna obra singular entre el fondo de la Biblioteca de la Residencia de Señoritas, no podemos dejar de entrometernos, hacer pequeñas indagaciones sobre la trayectoria del autor y su obra. En este caso, se trata de un álbum de lujo de Jean Bruller, uno de los artistas más comprometidos con la Resistencia Francesa en la Segunda Guerra Mundial. Bajo la Ocupación, Jean Bruller adoptó el seudónimo de Vercors para hacer circular bajo el sugerente título "Le Silence de de la mer", el primero de los 26 relatos publicados por las Ediciones de Minuit. Se trata de la editorial clandestina que funda con su amigo Pierre de Lescure, donde se encarga de coordinar el circuito de fabricación y distribución de las obras [Seguir leyendo]. 

 

Pero antes de convertirse en el mítico escritor, Vercors se consagró al dibujo y al grabado publicando 9 álbumes de lujo para bibliófilos, de los cuales 7 van acompañados de un texto inventado por él. En todas sus obras presta una exigente atención a la calidad material y al formato. De hecho, no duda en colarse dentro de los talleres para vigilar escrupulosamente el trabajo de los impresores, indicándoles las medidas en centímetros y la proporción de los dibujos a reproducir. Apasionado por el trabajo manual, adquiere un perfecto dominio del arte de la imprenta en este periodo de Entreguerras. Cuando llega la hora del silencio artístico, Jean Bruller se comprometió con la resistencia intelectual, y con aquellas imprentas dispuestas a actuar con él en la clandestinidad. Vemos en esta etapa a este doble artista integrado activamente en los circuitos de producción, y tejiendo relaciones con los actores del libro que elige con esmero. El gusto por la "Belle Ouvrage" le hace volcarse en la fabricación material de los libros, que en la mayoría de las veces, delega a una imprenta. Pero este artesano del libro, equipado con los útiles del grabador así como una prensa manual, no dudará en imprimir algunos de sus libros.

 

Un bello libro para este artista debe atender la calidad del texto, de la tipografía y de la ilustración, a fin de satisfacer a la vez, la vista, el espíritu y el intelecto. Un perfecto equilibrio que de alcanzarse, facilitará al lector sumergirse en la atmósfera del relato. Damos fe de que lo logra, por el éxito que alcanza su obra gráfica.

 

 

Su primer álbum lo publica en 1926 "21 recettes de mort violente, un alegato irónico para el suicida, que marca el comienzo de su carrera como diseñador. Sus dibujos adquieren tal éxito que le abrirán las puertas a los grandes editores de arte. Tras ese humorista desenvuelto, vemos cómo se transforma poco a poco en un diseñador inquieto, comprometido, otorgando a su obra una dimensión social.Así lo pone de manifiesto en el segundo álbum, en el que decide autoeditarse (1927) "Hypotheses sur les amateurs de peinture à l'état latent", donde intervienen Bonnet et Chanovre para el texto, Fernand Mourlot para las litografías, recurriendo al mismo taller de coloristas. Precedido de un postulado irónico sobre los aficionados de la pintura moderna, Bruller expresa aquí la idea de que el inconsciente humano puede reaccionar o no frente a una obra de arte, en función de las numerosas tendencias que lo componen, lo que indica una toma de conciencia de la complejidad del carácter humano." Naturalmente yo no quiero pretender que todas las pinturas sepan emocionarme. No tengo evidentemente más que una colección incompleta de personalidades secundarias y aquellos artistas que no se dirigen a ellas, encuentran la puerta cerrada. Es lo que explica que una misma pintura pueda ser tan diferentemente apreciada. Algunas no me proporcionan más que un placer puramente estético, otras intelectual...pero todas éstas las llevo en el fondo de mi alma, bajo la forma tanto de admirador, como de curiosidades disimuladas en las sombras recónditas de un museo ambulante, donde yo soy el guardián y el único visitante" .

 

 

 

Este autor-ilustrador osciló entre ambos polos, transmitiendo bajo la forma de historieta, la capacidad de visualizar en imágenes lo que cuenta con sobriedad y fuerza contenida, destilando verdadera emoción. Sin duda, una puesta en valor a la estética del libro con litografías a todo color, donde el artista juega a una especie de desdoblamiento, donde Vercors tal vez sea el responsable del texto y Bruller de las ilustraciones.

 

Bibliografía:

L' écrivain et l'imprimeur sous la direction de Alain Riffaud. Presse universitaires de Rennes, 2010

 

 

 

 

 

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