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Árbol fieramente humano. En recuerdo de Marcos Ana

Javier Gimeno Perelló 29 de Noviembre de 2016 a las 13:11 h

Entregué el azul mas azul de la primavera, la roja pasión del estío, la dorada madurez del otoño. Dejadme ahora, solo y libre, adentrarme en el invierno final, abrigado por el rescoldo de lo que fue o pudo ser mi vida.

Marcos Ana, en alusión a sus padres, es el seudónimo de Fernando Macarro Castillo, que adoptó el poeta para escabullirse de la censura franquista.  

Era muy joven cuando se produjo el golpe de estado contra el Gobierno de la República que desencadenó el horror de la guerra civil. Apenas con dieciséis años trató de combatir en las filas del ejército leal a la República falsificando su fecha de nacimiento, argucia que en seguida fue descubierta y de inmediato dado de baja por su corta edad. Convencido de que los ideales comunistas eran los únicos que podían salvar a la humanidad de la explotación y de la miseria, decidió afiliarse a las Juventudes Socialistas Unificadas, la rama juvenil del Partido Comunista de España, partido donde militó hasta el final de sus días. 

A los 18 años pudo enrolarse en el ejército leal, en cuyas filas permaneció hasta su derrota. Trató de exiliarse por el puerto de Alicante, con la mala fortuna de no poder embarcarse en el Stanbrook, uno de los pocos barcos que el Gobierno de la República pudo fletar desde las costas alicantinas para salvar la vida de miles de republicanos combatientes. 

Marcos Ana, como tantos otros, fue internado en diferentes campos de concentración, los Almendros, Albatera, etc., donde sufrió palizas y torturas y dos veces condenado a muerte por crímenes que no cometió, como pudo probarse más tarde. Penas que le fueron conmutadas por la de sesenta años de prisión, que pasó entre las cárceles de Porlier, Ocaña y Burgos, hasta que en 1961, tras 23 años encerrado, y gracias a una campaña promovida por Amnistía Internacional y apoyada por Pablo Neruda, Rafael Alberti, Yves Montand o Jean Paul Sartre, fue puesto en libertad. 

Desde niño era aficionado a la lectura, afición que pudo ejercer en la cárcel, casi siempre a escondidas, gracias a las recomendaciones de Miguel Hernández o Buero Vallejo, a quienes conoció entre rejas. Allí  comenzó a leer a los clásicos, El Quijote, Quevedo, Góngora... y conoció la poesía de la generación del veintisiete, principal fuente de inspiración para sus primeros versos, que empezó a escribir en pedazos de papel de estraza, en pequeños cartones, en hojas de liar tabaco, en el revés de los platos de comida, hasta construir un hermosísimo poemario desconocido para la mayoría de los españoles. Se hizo poeta en la cárcel y se las arreglaba para sacar sus poemas a la calle con la ayuda de un guardia o pidiendo a algún preso que memorizara sus versos antes de salir en libertad. 

La poesía de Marcos Ana está, como no podía ser de otro modo, marcada por sus 23 años de cárcel y por su lucha en favor de la República y de las libertades. 

Decidme cómo es un árbol, / contadme el canto de un río / cuando se cubre de pájaros, / habladme del mar, / habladme del olor ancho del campo / de las estrellas, del aire. / Recitadme un horizonte sin cerradura / y sin llave como la choza de un pobre, / decidme cómo es el beso de una mujer, / dadme el nombre del amor, / no lo recuerdo.

La tierra no es redonda:

es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.

[...]

Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo,
-hasta en el sueño- es patio.

Un patio donde gira
mi corazón, clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón, que tiene
la forma gris de un patio.
(Un patio donde giran
los hombres sin descanso)

Mi corazón es patio

Marcos Ana concibe un mundo marcado por la poesía porque ésta encarna para él los más altos ideales del hombre y de la humanidad: la utopía de un mundo donde nadie sufra de necesidades básicas, sin hambre, sin guerras, sin explotación ni miseria. 

Mi pecado es terrible / Quise llenar de estrellas / El corazón del hombre 

Si algo caracteriza la obra y la vida de Marcos Ana es su ausencia de rencor y de venganza por todo el sufrimiento que le causó, como a tantos otros, la pérdida de la guerra y los largos años de cárcel. "La única venganza a la que yo aspiro es a ver triunfantes los nobles ideales de libertad y justicia social". 

Lo ha dicho Juan Diego Botto: "Es un hombre que permitió que este país pudiera mirarse a la cara y sostenerse la mirada. Porque él es lo que este país debería haber sido".

 "Con Marcos Ana -escribió Saramago- vengo sintiendo desde hace tanto tiempo que la memoria se confunde. Una vez escribí que a Antonio Machado lo conocía sin conocerlo cuando, siendo un adolescente perplejo, miraba la guerra de España en un mapa que me había fabricado y en el que ponía banderitas de papel según iba avanzando el ejército de Franco, que ganaba siempre, o al menos eso decían las radios de la dictadura de mi país. Entonces también debí de conocer a Marcos Ana porque ya ambos estábamos en el mismo lugar. Luego, mucho más tarde, cuando supe que Marcos Ana preguntaba, y no a gritos, sino directamente a nuestros corazones, tal vez al mío, cómo es un árbol, he de reconocer que no pude decírselo aunque quizá él me oyera y diera por buena la respuesta de que un árbol, amigo mío, es lo que estamos haciendo para que salgas de la cárcel, para que no haya presos políticos, para poder ser, en tu país y en el mío, a pleno pulmón, militantes de todos los partidos, ya sin miedos y sin complejo, seres libres gozando de árboles que crezcan con nosotros, que nos pongan sombra al caer la tarde y nosotros los regaremos cada mañana para que el mundo no se acabe...".

El árbol que plantó Marcos Ana es un árbol fieramente humano donde todos podemos mirarnos.

Entre sus obras, destacan Poemas desde la cárcel; Decidme cómo es un árbol: Memoria de la prisión y la vida, y su autobiografía Vale la pena luchar.

 

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Comentarios - 5

Ignacio aguirre lópez

5
Ignacio aguirre lópez - 28-01-2017 - 21:27:23h

Tres asesinatos al comienzo de la guerra
Todo un héroe

Social

4
Social - 12-12-2016 - 13:49:18h

Cuando lees a una persona que ha tenido tantísimas vivencias y que ha conocido tal variedad de sentimiento al observar la evolución de la sociedad te transformas en otra persona. Y esa otra persona siempre es mucho mejor enriquecida por nuestros mayores a los que hay que respetar y escuchar.

 

Un muy buen artículo!

Araceli Beltrán Cuesta

3
Araceli Beltrán Cuesta - 1-12-2016 - 09:00:22h

Un post muy completo. Los poemas que compartes con nosotros de Marcos Ana son de gran belleza y humanidad... y muy buena persona tuvo que ser para no guardar ningún rencor después de pasar casi media vida en la cárcel... pero intentaron robarle la juventud y la esperanza y no pudieron.
Y siguió luchando para conseguir un mundo más justo.
Gracias por recordarnos a una persona tan completa.

Ana Cabeza Llorca

2
Ana Cabeza Llorca - 1-12-2016 - 08:53:34h

Qué buen post Javier. Muchas gracias por compartir

Víctor Antón

1
Víctor Antón - 29-11-2016 - 17:43:09h

Me ha gustado mucho, gracias Javier


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