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Una profesora de Veterinaria fomenta la apicultura en Ghana como una alternativa profesional

Texto: Jaime Fernández, - 10 FEB 2011 a las 12:06 CET

El proyecto de Aránzazu Meana es uno de los veinte que recibieron financiación en la VI Convocatoria de Cooperación de la UCM. El proyecto se ha desarrollado al norte de Ghana, en la región de Garu y ahora se busca financiación para continuar el trabajo con la creación de un centro de apicultores.

Todo comenzó en febrero de 2009. Por la cabeza de la profesora del Departamento de Sanidad Animal, Aránzazu Meana, rondaba la idea de presentar algún proyecto de cooperación. Para que la orientarán decidió matricularse en el taller que organiza anualmente el Vicerrectorado de Relaciones Institucionales y Cooperación, pero para su desgracia ya no había plazas. Recuerda Meana que el mismo lunes que comenzaba dicho taller, su compañero de Facultad Chema Bautista le llevó a su despacho un proyecto sobre apicultura en Ghana.

Las casualidades para que dicho proyecto llegase a Meana precisamente en ese momento son muchas, tantas que la profesora dice que es como si hubiera "caído del cielo". Desmond Murtala, párroco de una pequeña parroquia de la región de Garu, al norte de Ghana, había esbozado un proyecto en unas "cuatro hojitas", se lo hizo llegar a unas monjas y estas a Chema Bautista, quien al final se lo llevó a Meana que ha realizado parte de su investigación en abejas.

Como asegura la profesora, la apicultura "es la ganadería más económica, porque no hay gastos de piensos ni mantenimiento". Una vez que se fabrican las colmenas, son las abejas las que se encargan de crear la miel. Eso sí, los intentos de introducir los sistemas de producción y las abejas españolas en África siempre han fracasado, sobre todo por la agresividad de las abejas africanas que se comen a las españolas. El conocimiento de esa realidad fue lo que llevó a la profesora de Veterinaria a viajar a Ghana para trabajar sobre el terreno incluso antes de haber conseguido la financiación para su proyecto.

En África

Una vez en Ghana, y tras un viaje cruzando todo el país, conoció la zona de Garu en la que se iba a desarrollar el proyecto. El parroco Desmond Murtala la presentó en sociedad y luego la llevó a conocer a los jefes de tribu que son los que tienen que conceder el permiso para utilizar terrenos, necesarios para instalar allí los colmenares.

La idea del proyecto no era sólo enseñar a un grupo de jóvenes a manejar las colmenas sino también a fabricar una miel limpia y de calidad. En Ghana la mayor parte de miel se obtiene quemando las colmenas naturales que forman las abejas en cualquier lugar, con los inconvenientes de destruir las colmenas y de estropear la miel. Meana quería enseñar a los jóvenes ghaneses que las abejas pueden trabajar para nosotros. Los jefes de tribu dieron su consentimiento y al mismo tiempo el proyecto fue seleccionado entre los que se presentaron a la VI convocatoria de proyectos de cooperación de la UCM.

Puesta en marcha

Tras superar la ineficacia de un primer fabricante de colmenares, Meana logró que el proyecto se pusiera en marcha con la elección de cuatro monitores, dos chicos y dos chicas de la región, una paridad que en aquella región africana resultó bastante extraña, pero que la profesora consideraba algo importante para el desarrollo de su proyecto y también como un primer paso para abrir la mentalidad de los habitantes de Garu. Los monitores acudieron a la Universidad de Tamale para formarse en compañía de un apicultor y de un profesor universitario. En el tercero de los viajes, se comprobaron los colmenares y se organizó el curso teórico con los primeros quince estudiantes, todos hombres, pero Meana ya ha exigido que en la próxima edición haya alguna mujer entre los alumnos.

El último viaje, de momento, lo ha realizado la profesora en el mes de septiembre de 2010. En esta ocasión fue acompañada de un apicultor español con la intención de realizar el curso práctico de trato con las abejas y recogida de la miel. Al mismo tiempo se instaló la mielera para elaborar un producto de calidad, se enseñó además a fabricar velas con cera y se impartió un taller de carpintería para enseñar a fabricar más colmenares.

El proyecto financiado por la UCM ha llegado a su fin, pero Aránzazu Meana ha decidido seguir con ello, para lo que ha solicitado un nuevo proyecto en la AECID y es probable que vuelva a pedirlo en la convocatoria de la Complutense. El próximo objetivo es crear un centro de apicultores que funcione con personal africano donde se den clases de formación para extender la apicultura y donde se fabrique y se venda la miel. Una miel tan buena que se conozca en toda Ghana.

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