Orígenes de la editorial Fondo de Cultura Económica
Los profesores de la Escuela Nacional de Economía de México (UNAM) comprobaron en la primera mitad de los años 30 la necesidad de tener traducciones en castellano de libros de Economía para uso de los estudiantes. Tras intentar Daniel Cosío Villegas que esos textos de Economía fuesen traducidos por editoriales españolas como Espasa Calpe o Aguilar y comprobar que la industria editorial mexicana era muy débil para este proyecto pensaron en la posibilidad de crear una editorial propia.
Así, a finales de 1934 crearon la editorial Fondo de Cultura Económica con dependencia gubernamental a través del Ministerio de Hacienda de México. Daniel Cosío Villegas es el principal impulsor de esta iniciativa. Se crea una Junta de Gobierno de la editorial formada por varios profesores de la UNAM incluidos inicialmente el propio Rector y representantes del Gobierno y del Banco Nacional Hipotecario, que da soporte económico al proyecto. El primer director del FCE fue Daniel Cosío Villegas.
También Cosío y Enrique Villaseñor (subsecretario de Hacienda en ese momento) habían creado la revista El Trimestre Económico a primeros de 1934 y cuyos primeros números se editan sin nombre de editorial pero que una vez creada FCE se asimila a la editorial.
El proyecto de la editorial crece lentamente. Entre 1935, cuando se editan las dos primeras traducciones, hasta 1938 solo se editan 31 títulos (incluyendo aquí los fascículos de la revista El Trimestre Económico). En 1939 editaron 52 títulos, entre traducciones y obras escritas directamente en castellano. Esto se explica por la llegada de los españoles exiliados a México.
A raíz del inicio de la Guerra Civil en España Daniel Cosío Villegas elaboró el proyecto de llevar a México profesores universitarios e intelectuales españoles para que siguiesen en México con sus tareas docentes y de creación intelectual. A tal fin en el verano de 1938 crearon La Casa de España en México con Alfonso Reyes como Presidente y Daniel Cosío Villegas como Secretario. A esa entidad, con dependencia directa del Presidente de México Lázaro Cárdenas, se incorporan los españoles exiliados. En diciembre de 1940 cambia de nombre y pasa a llamarse El Colegio de México. Desde esta entidad los españoles exiliados realizan actividades docentes y actividades en el FCE como directores de colecciones, traductores o autores de sus propias obras. Estas ediciones del FCE están vinculadas a la docencia en diferentes facultades de la UNAM.