El hilado
A continuación había que convertir estas fibras en hilo, para confeccionar el paño o para coser. El hilado manual se podía llevar a cabo mediante husos y ruecas o mediante ruedas de hilar. Era un proceso lento que requería gran cantidad de mano de obra, la mayoría femenina, como dan cuenta las numerosas imágenes que se conservan de hilanderas, probablemente la actividad artesanal de la que más representaciones femeninas se conservan de época medieval. En todas las representaciones de esta vitrina se repite la forma en que se sujetaban y manejaban estos instrumentos: la rueca, con un cono de fibras cardadas y enrolladas en la parte superior se sujeta con la parte superior del brazo contra el costado, dejando ambas manos libres, y con el huso se va tirando de la fibra ejerciendo torsión para generar el hilo. Para facilitar el trabajo, se emplea la fuerza de la gravedad, dejando caer el huso para que tire de las fibras de la rueca, como puede verse en la imagen del Salterio. En el extremo inferior del huso se puede añadir un contrapeso, denominado "tortera" o "fusayola", como el expuesto en la vitrina 4, para facilitar esta labor.
Aunque en todas las representaciones de esta exposición se emplea este método, en otros manuscritos aparece otro procedimiento alternativo: usar una rueda de hilar, un instrumento más sofisticado que fue introducido durante la Baja Edad Media y que servía para realizar la misma operación pero agilizando el proceso.
Mujer hilando lana en el municipio
de Chuquiribamba, Ecuador en 2012.
Fotografía de Andrea Ordóñez.
flickr.com/photos/andreapau22
Salterio Luttrell, 1325-1340. Londres, British Library, Add MS 42130, fol. 193r.
En el margen inferior de este manuscrito se representa a dos trabajadoras textiles.
La mujer de la izquierda está hilando con una rueda de hilar y la de la derecha está
cardando alguna fibra entre dos peines con púas que frota entre sí.
Las imágenes no permiten distinguir qué tipo de fibra se está hilando en cada caso, puesto que el proceso es similar en todos los casos, salvo en el hilado de la seda. Esta fibra, la más delicada y suntuosa de todas, requiere un proceso más atento. Cuando los gusanos ya han engordado se convierten en capullos para realizar su metamorfosis en mariposa. Para aprovechar la seda hay que hervir los capullos, a la vez que se tira del hilo que los conforma. Hay que hacerlo con cuidado, para evitar que se rompa, razón por la que solían prefirse manos femeninas, más pequeñas. Dentro de los trabajos textiles femeninos, el hilado de la seda fue uno de los pocos que sí tuvo cierto reconocimiento y las hilanderas de seda tuvieron estatutos profesionales en algunas ciudades de Europa, como París o Colonia. En el Livre des métiers redactado por Etienne Boileau hacia 1268, que reúne las ordenanzas de multitud de oficios de París, se recogen dos oficios diferentes relacionados con el hilado de esta fibra y parece que ambos eran desempeñados exclusivamente por mujeres.
Facsímiles expuestos
(Pulsa en cada imagen para verla en grande)
- Eva hilando con una rueca mientras cuida de sus dos hijos y Adán cultiva la tierra. Salterio anglo-catalán, 1176-1200. París, Bibliothèque nationale de France, Ms. Latin 8846. fol. 150v. FAG 423-01
- Eva hilando mientras Adán cultiva la tierra en el calendario de las Grandes Horas de Rohan, siglo XIV. París, BnF, ms. latin 9471, fol. 14v. FAG 431-01
- Mujer recolecta espinacas mientras sostiene los instrumentos de hilar en su otra mano. Tacuinum sanitatis, Ibn Butlān, 1380-1399. Viena, Österreichische Nationalbibliothek, Cod. Ser. n. 2644 HAN MAG, fol. 27r. FA 3387