El tejido
Una vez se ha fabricado el hilo, hay que tejerlo para producir los paños, una fase en la que también hubo abundante mano de obra femenina. Para tejer se emplean telares de diferentes tipos con el fin de entrelazar hilos de forma perpendicular, generando una superficie plana. Los hilos que se colocan de forma transversal a las varas del telar conforman la urdimbre y se tensan antes de comenzar a elaborar el paño. Una vez dispuestos, se procede a tejer, operación que consiste en entrecruzar los hilos de la trama con los de la urdimbre. Dependiendo de la frecuencia con la que se cruzan, se generan diferentes tipos de ligamentos, que influyen en las propiedades y aspecto del paño elaborado. Las fibras empleadas en un mismo paño pueden ser de diferente procedencia. Así, se puede usar una fibra más económica para la urdimbre, como el lino, ya que estos hilos se ven menos, y usar una más costosa en la urdimbre, como la lana o la seda. De esta forma se abarata el coste de producción.
Esquema con los tres principales tipos de ligamento. En naranja los hilos de la urdimbre, el resto de
colores representan los hilos de la trama. Según el ligamento empleado, la urdimbre es más o menos visible.
Para tejer se podían emplear diferentes tipos de telares, según las características y tamaño del paño que se deseaba producir. En el Libro de horas de Carlos VIII y en las Horas de Bedford María aparece tejiendo en un telar de cartones o de placas. Se trata de un tipo de telar sencillo utilizado para hacer piezas de poca anchura o galones que permitía introducir diseños sencillos en los paños tejidos. Las representaciones de María tejiendo con este tipo de telares se hizo habitual en libros de horas del siglo XV y la elaboración de este tipo de piezas era considerada como una ocupación digna de las damas nobles. La estola y el manípulo de Leonor de Plantagenet, conservados en la Colegiata de San Isidoro de León, fueron elaborados mediante un telar de este tipo y las inscripciones que aparecen en ellos (Alienor regina Castelle filia Henrici regis Anglie me fecit sub era mccxxxvannos y Alienor regina castelle filia henrici regis anglie me fecit era mccxxxv, respectivamente) podrían indicar que fue la propia reina quien elaboró estas piezas.
Estola y manípulo de la reina Leonor de Plantagenet, elaborados mediante un telar de cartones
con seda e hilo de plata. 1197, Museo de la Real Colegiata de San Isidoro de León.
En cambio, en el Libro de Modelos expuesto aparece una mujer tejiendo en uno vertical, sujetando una canilla en su mano izquierda, mientras peina lo que lleva tejido con la diestra. A su lado, en el mismo taller, dos hombres trabajan preparando el telar, montándolo o tensando la urdimbre. Aunque las mujeres suponían una parte importante de la mano de obra del sector textil, este no fue exclusivamente femenino y pueden documentarse gran cantidad de hombres trabajando en él. En muchos casos, como el que muestra la imagen, los talleres debían ser mixtos. A pesar de que la representación no detalla demasiado el tipo de telar empleado, podemos apreciar que se trata de uno de gran altura, pues la tejedora debe ponerse de puntillas para llegar a la zona alta. En cambio, en el incunable de las Mujeres Ilustres, la reina Penélope opera en un telar vertical de menor tamaño, pues lo puede manejar sentada.
Otro modelo más sofisticado es el telar horizontal, originario de Oriente y cuyas evidencias más antiguas en Europa aparecen en yacimientos andalusíes, aunque posteriormente fue adoptado por los cristianos. A pesar de que en los facsímiles de la biblioteca no hay ninguna representación de mujeres manejando este tipo de telares, sí que existen en otros manuscritos bajomedievales. Así la imagen de Tanaquil del manuscrito fr. 12420 muestra un telar con lizos, una máquina compleja que permite elaborar paños con motivos ornamentales en secuencia. El manejo de este tipo de telares requiere más fuerza y destreza y la documentación ha identificado a mujeres que tenían este tipo de maquinaria. Sin embargo, a diferencia de lo que muestra la iluminación, debían estar en talleres y no era el tipo de telar que solían manejar las mujeres de clases altas.
Las mujeres también participaron en la elaboración de tapices, una técnica en la que generalmente se empleaba un ligamento de tafetán con diferentes colores en la trama para elaborar imágenes a medida que se va tejiendo. Este tipo de producción textil estuvo más controlado por hombres, aunque existen referencias documentales a tapiceras, como Inés de Avion, que en 1380 recibe un pago por unos tapices realizados para Yolanda de Soisson. También se ha documentado la elaboración de este tipo de piezas en algunos conventos femeninos, como el de Santa Catalina de Nuremberg, uno de los raros casos en los que hubo una producción de tapices con vocación comercial en el siglo XV. Para este tipo de piezas, además, había que elaborar un diseño previo. La mayoría de los diseños son anónimos y existen muy pocas referencias a mujeres que diseñaran tapices en época medieval. Uno de los pocos casos es el de la abadesa alemana Inés de Quedlinburg, a quien se le ha atribuido el diseño de una alfombra con representaciones de las siete artes liberales, de la cual sólo se conservan fragmentos.
Sin embargo, a finales de la Edad Media se produjo un retroceso generalizado en toda Europa de la presencia de mujeres en trabajos textiles, especialmente en aquellos más cualificados y que eran más rentables debido al aumento de exportaciones, como el tejido. Hasta el siglo XIV, en Barcelona las mujeres formaban parte de las manufacturas de paños de lana y podían, incluso, dirigir su propio taller. Pero a partir de 1402 se prohibió que las viudas de tejedores continuasen con el taller de su marido, a menos que tuvieran un hijo mayor de doce años. La justificación para tal prohibición era el deshonor que pudiera causar, aunque parece tratarse de una excusa para evitar un exceso de competencia en un sector bastante lucrativo. Se tienen noticias de que en 1486 los líderes del gremio de tejedores de Barcelona se personaron en la casa de un tejedor difunto el día después de su entierro para confiscar los telares a su viuda.
Representación de la reina Tanaquil manejando un telar horizontal con pedales en un manuscrito del libro De mulieribus claris del siglo XV. Una de las mujeres de su séquito hila mediante una rueca y huso, mientras que las otras dos cardan. Paris, BnF, Ms fr. 12420, fol. 71r.
Aracne realizando un tapiz millefleur en un telar de alto lizo en un manuscrito de La ciudad de las Damas de 1475. London, Britis Library, ms. Add. 20698, fol. 90r.
Facsímiles expuestos
(Pulsa en cada imagen para verla en grande)
- Mujer tejiendo en un telar vertical. A su lado, dos hombres preparan otro telar. Libro de Modelos, 1208-1213. Viena, Österreichische Nationalbibliothek, Cod. 507 HAN MAG, fol. 2r. FAG 201
- La Virgen María tejiendo en un telar de cartones. Libro de Horas de Carlos VIII, 1494-1497. Madrid, Biblioteca Nacional de España, Ms. Vitr. 24 -1, fol. 66r. FAG 234
- La Virgen María tejiendo en un telar de cartones. Libro de Horas de Bedford, c. 1410–30. London, BL, Add MS 18850, fol. 32r. FAG 441-01
- Penélope tejiendo en un telar vertical. De las mujeres ilustres, Giovanni Boccaccio. Edición de 1494. Madrid, BNE, Inc/2444, fol. XLVv. FA 2408