Asombro en lo cotidiano. Catálogo de obras
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George Orwell. 1984 "A lo lejos, un autogiro pasaba entre los tejados, se quedaba un instante colgado en el aire y luego se lanzaba otra vez en un vuelo curvo. Era de la patrulla de policía encargada de vigilar a la gente a través de los balcones y ventanas. Sin embargo, las patrullas eran lo de menos. Lo que importaba verdaderamente era la Policía del Pensamiento."
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Julio Cortázar. Casa tomada "Nos quedamos los dos escuchando. Fuera se oía el gran silencio, y adentro el ruido sordo que avanzaba poco a poco por la casa."
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Julio Cortázar. Bestiario Bestiario es el primer libro de relatos que Julio Cortázar publica con su auténtico nombre. Pero no hay en estas ocho obras maestras ni el menor balbuceo ni resacas juveniles. Estos cuentos, que hablan de objetos y hechos cotidianos, pasan a la dimensión de la pesadilla o de la revelación de un modo natural e imperceptible. Sorpresa o incomodidad son, en cada texto, un condimento que se agrega al placer indescriptible de su lectura. Sus relatos nos desazonan porque poseen una característica muy rara en la literatura: se nos quedan mirando, como si esperaran algo de nosotros. "Se durmió queriendo que la semana pasara esa misma noche, y las despedidas, el viaje en tren, la legua en break, el portón, los eucaliptos del camino de entrada. Antes de dormirse tuvo un momento de horror cuando pensó que podía estar soñando. Estirándose de golpe dio con los pies en los barrotes de bronce, le dolieron a través de las colchas, y en el comedor grande se oía hablar a su madre y a Inés, equipaje, ver al médico por lo de la erupciones, aceite de bacalao y hamamelis virgínica. No era un sueño, no era un sueño."
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Juan Rulfo. Pedro Páramo "Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera."
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| Marcel Proust. En busca del tiempo perdido Obra cumbre de la literatura universal, dividida en siete partes que profundizan sobre la condición humana a través del protagonista, quien hace un recorrido a través de sus recuerdos y las relaciones que se van entretejiendo a lo largo de la trama “En cuanto reconocí el sabor del pedao de magdalena mojado en tilo que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar porqué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina, y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando había buen tiempo. ”
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Virginia Woolf. La señora Dalloway “Ahora no diría a nadie en el mundo entero qué era esto o lo otro. Se sentía muy joven, y al mismo tiempo indeciblemente avejentada. Como un cuchillo atravesaba todas las cosas, y al mismo tiempo estaba fuera de ellas, mirando. Tenía la perpetua sensación, mientras contemplaba los taxis, de estar fuera, fuera, muy lejos en el mar, y sola; siempre había considerado que era muy, muy peligroso vivir, aunque sólo fuera un día.”
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James Joyce. Dublineses “Una ola de una alegría más tierna escapó de su corazón para correrle en cálido torrente por las arterias. Como el tierno calor de las estrellas, rompieron a iluminar su memoria momentos de su vida juntos que nadie conocía, que nadie sabría nunca. Anhelaba hacerle recordar a ella todos esos momentos, para hacerle olvidar su aburrida existencia juntos y que rememorara solamente los momentos de éxtasis. Ya que los años, sentía él, no habían colmado la sed de su alma o la de ella.”
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Laura Esquivel. Como agua para chocolate “Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillas en nuestro interior, no las podemos encender solos, necesitamos oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender una de las cerillas. Por un momento, nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción.”
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Haruki Murakami. Tokio blues "Una transparencia ausente. Pronto, sin razón aparente, clavaba sus ojos en los míos como si buscara algo, y, cada vez que esto ocurría, me embargaba una extraña e insoportable sensación de soledad."
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Annie Ernaux. Una mujer "Un domingo, están de picnic en un talud, junto a un bosque. El recuerdo de estar entre los dos, en un nido de voces y cuerpos, de risas continuas. A la vuelta, nos coge un bombardeo, yo estoy subida a la barra de la bici de mi padre y ella baja la cuesta delante de nosotros, muy tiesa con el sillín metido entre sus nalgas. Tengo miedo de los obuses y de que ella muera. Creo que estábamos los dos enamorados de mi madre."
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Annie Ernaux. Escribir la vida: Fotodiario “En el fondo, podría ubicar un pasaje de 1978 en 1967, uno de 1963 en 1988. ¿Habría una gran diferencia?”
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Jean Paul Sartre. La náusea "Desde mi ventana veo, en la esquina del bulevar Victor-Noir, la luz roja y blanca del Rendez-vous des cheminots. Acaba de llegar el tren de París. La gente sale de la antigua estación y se desparrama por las calles. Oigo pasos y voces. Muchas personas esperan el último tranvía. Han de formar un grupito triste alrededor del pico de gas justo debajo de mi ventana. Bueno, todavía tienen que esperar unos minutos: el tranvía no pasará antes de las diez y cuarenta y cinco. Con tal de que esta noche no lleguen viajantes de comercio; tengo tantas ganas de dormir y tanto sueño atrasado. Una buena noche, una sola, barrera con todas estas historias."
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Milan Kundera. El libro de la risa y el olvido "¿Reír? ¿Acaso nos preocupamos alguna vez por reír? Quiero decir reír de veras, más allá de la broma, de la burla, del ridículo. Reír, goce inmenso y delicioso, todo goce… Yo le decía a mi hermana, o ella me decía, ven, ¿jugamos a reír? Nos acostábamos una junto a la otra en la cama y empezábamos. Para hacer como que hacíamos, por supuesto. Risas forzadas. Risas ridículas. Risas tan ridículas que nos hacían reír. Entonces venía, sí, la verdadera risa, la risa entera a arrastrarnos en su rompiente inmensa."
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Hugo Claus. El asombro “Y no había hecho más que empezar, tan solo había echado una cabeza de puente en que anclar su discurso, su verdadero discurso que debía destrozar, acusar, abochornar, aún no había comenzado cuando tropezó con la palabra extranjeros y se quedó cortado, la palabra se le quedó clavada.”
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Matthew Lipman. Kio y Gus “Pienso en el día de ayer, cuando el abuelo me llevó a la ciudad, y fuimos a un lugar donde tomamos hamburguesas para almorzar. El abuelo no podía creerse la cantidad de salsa de tomate que puse en mis patatas. ¡Las cosas de las que se sorprende! Me pregunto una y otra vez si todos los adultos serán así: asombrados por las cosas que cualquier niño da por supuestas.” |