2. Asombro filosófico y reflexivo
Es el asombro que surge al enfrentarnos a grandes preguntas sobre la vida, el tiempo, la muerte y la existencia. El asombro filosófico y reflexivo en la literatura es un motor esencial del pensamiento y la exploración de la existencia humana. A diferencia del asombro ante lo desconocido y lo fantástico, que proviene de lo misterioso o lo sobrenatural, el asombro filosófico surge de la contemplación de la realidad misma, de lo cotidiano convertido en enigma. Es el punto de partida de la filosofía. Como señalaba Aristóteles, el asombro es el principio de la sabiduría.
En la literatura, este tipo de asombro se manifiesta cuando los personajes, la narración o el lector mismo son llevados a cuestionarse sobre la existencia, el tiempo, la conciencia, la verdad o la moral. Este enfoque aparece en diversas tradiciones literarias:
La literatura clásica y el cuestionamiento del mundo
Desde la Antigüedad, los textos literarios han reflejado la inquietud filosófica del ser humano. Veamos algunos ejemplos:
Los diálogos de Platón: Sócrates despierta el asombro en sus interlocutores al desarmar sus certezas sobre la justicia, el amor o el conocimiento.
Las tragedias griegas, como Edipo Rey de Sófocles, que confrontan a los personajes con el destino, la verdad y la identidad.
La literatura existencialista y el asombro ante la condición humana
En los siglos XIX y XX, la literatura abordó el asombro filosófico a través de la duda, la angustia y el sentido de la existencia:
Dostoievski, en Crimen y castigo o Los hermanos Karamázov, presenta personajes que se debaten entre el bien y el mal, la fe y la desesperación.
Kafka, en La metamorfosis, transforma lo cotidiano en absurdo, haciendo que el lector se asombre ante lo absurdo de la vida moderna.
Camus y Sartre, con novelas como El extranjero o La náusea, abordan el asombro existencial al descubrir la falta de sentido en el mundo.
El asombro por la realidad en la literatura contemporánea
La literatura contemporánea sigue explorando este asombro filosófico en diferentes formas:
El realismo mágico, donde lo maravilloso se presenta como parte de la realidad, invitando a una reflexión sobre la percepción y la historia (El Aleph de Borges o Pedro Páramo de Rulfo).
La literatura de la memoria y la identidad, como en El túnel de Ernesto Sábato o 2666 de Roberto Bolaño, donde los personajes enfrentan preguntas sobre el tiempo, la verdad y la propia existencia.
Este tipo de asombro no busca solo sorprender, sino provocar un cuestionamiento profundo en el lector, actuar como motor de reflexión. Nos enfrenta a lo que damos por sentado y nos obliga a mirar el mundo con nuevos ojos. A veces genera una revelación, otras una crisis, pero siempre impulsa a pensar más allá de lo evidente.