En 1988 Alec Le Sueur tenía veinticinco años y su trabajo en un hotel en París se le había hecho monótono: quería ver mundo. Pensó que la mejor manera de hacerlo sería conseguir un puesto en un establecimiento de lujo en Asia. Pero su experiencia no era mucha y su única oferta fue un empleo como director de ventas en el Hollyday Inn de Lasa, en el Tibet. Joven, atrevido y seducido por imágenes de cimas inhóspitas, castillos inexpugnables y palacios mágicos, aceptó lo que le ofrecieron.
[Seguir leyendo] En la cima del mundo