Paulino Garagorri
«Pienso en primer lugar que la misión del intelectual en la sociedad se asemeja a la del testigo. El intelectual para merecer este nombre, debiera reunir varios requisitos: ser extremadamente veraz por imperiosa necesidad de su propia conciencia; estar libre de compromisos de partido o de grupo; evitar la improvisación; cultivar la reflexión y sufrir de un agudo “complejo” de responsabilidad. Con esas condiciones tiene algunas probabilidades -pero muchas más que los demás- de no engañarse a sí mismo, y de que sus juicios reflejen con cierta aproximación lo que está pasando, e incluso prevengan lo que va a sobrevenir. Por ello , su testimonio merece especial crédito, y él tiene la obligación de prestarlo aunque se arriesgue y le cueste».
GARAGORRI, PAULINO (1916-2007)
Nac. en San Sebastián, fue profesor ayudante, profesor adjunto y luego profesor principal de la cátedra de filosofía en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid (actualmente, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, en Madrid). Los escritos de Garagorri incluyendo los ensayos de temas ajenos a los tradicionales en filosofía, se centran en el supuesto de una indagación filosófica como «ciencia de la realidad». Garagorri ha partido de Ortega, y de su idea de la realidad como vida humana, la cual es la realidad «radical». Según Garagorri, el vivir humano es un ajuste con el entorno mediante principios intelectuales: la actividad de la convivencia y el conocer de la ciencia son inseparables (o son separables sólo por abstracción) del acto radical o la vida misma. Los dos principios particulares que resultan del análisis de la vida, por Garagorri, pueden expresarse como sigue: la realidad es contradictoria; el objeto del conocimiento excede siempre al cognoscente y la propiedad del hombre es el autoengaño: el conocimiento surge de la experiencia y al servicio de la vida; pero ninguna vida, con su precariedad de recursos intelectuales, puede dar razón del todo del que cada vida es parte fugaz. Sin embargo, el autoengaño es relativo por ser variables las dotes y saberes de cada individuo.
El concepto metódico usado para comprender «la vida misma» lo llama Garagorri «hacer de»; de modo análogo a como un actor «hace de Hamlet», un ser humano «hace de algo X» en todo lo que hace. Lo real en los llamados «hechos» es, afirma Garagorri, «su condición de resultado producido por un hacer de, en el que la intencionalidad es el núcleo mental —transmisible— del mismo». La intencionalidad expresa el proyecto de ajuste al contorno. El conocer del hombre —tanto del mundo natural como del humano— son huellas individuales y a la vez sociales de intenciones humanas. «Así en lo actuado y luego conocido, es el hacer de en ello conservado el elemento que se transmite en el mundo histórico o sistema de huellas humanas, que incluye a La Ilíada, el rosal, el átomo o la Luna.»
Obras:
- Ortega. Una reforma de la filosofía, 1958.
- La paradoja del filósofo, 1959.
- Del pasado al porvenir, 1965.
- Relecciones y disputaciones orteguianas, 1965.
- Ejercicios intelectuales, 1967.
- Unamuno, Ortega, Zubiri en la filosofía española, 1968.
- Españoles razonantes, 1969.
- Introducción a Ortega, 1970.
- Unamuno y Ortega, 1972.
- Libertad y desigualdad, 1978.
- Introducción a Américo Castro, 1984.
- La filosofía española en el siglo XX, 1985.
- Introducción a Miguel de Unamuno, 1986.
- La vida misma y su conocimiento (en preparación; los resúmenes y citas en el cuerpo del artículo proceden en gran parte de esta obra).
Fuente: Diccionario de Filosofía Ferrater Mora