Necrópolis de Egipto, Grecia y Roma
La más antigua conocida es la Necrópolis de Saqqara (ca. 3050 a. C.), construida en el Imperio Antiguo. Saqqara contiene tumbas de la realeza de la antigua capital egipcia, Memphis. Atesora numerosas pirámides, siendo posiblemente la más famosa la Pirámide de Djoser, algunas veces referida como la pirámide escalonada, así como un gran número de tumbas mastaba (un modelo de tumba egipcia con una estructura rectangular de techo plano y lados inclinados hacia el interior, construida con ladrillos de barro o piedra caliza, principalmente de la Dinastía Temprana y el Reino Antiguo). Esta necrópolis, como ya se ha comentado, acoge el monumento más antiguo realizado en piedra conocido en la historia, la pirámide de Djoser, construida durante la Tercera Dinastía (2686 a. C.–c. 2613 a. C.). Además de otras dieciséis pirámides de faraones, los altos oficiales también construyeron sus monumentos funerarios en esta necrópolis durante todo el período faraónico. Se conoció como un importante complejo para enterramientos no reales y un culto de ceremonias de más de 3000 años.
La necrópolis de la antigua Aigai, actual Vergina, fue la primera capital de los macedonios, teniendo más de 530 túmulos funerarios visibles dedicados tanto a ciudadanos de a pie como de la realeza. Su cronología comprende desde la Edad del Hierro hasta la época helénica y se encontraba extramuros de la ciudad. Estos túmulos forman grupos pequeños y bastante densos, cada uno de ellos probablemente representa un entierro familiar. Entre los ajuares funerarios se han encontrado macetas de arcilla y figuritas importadas de los grandes centros comerciales y de tráfico de la Antigüedad (Corinto, Atenas, costas jónicas, etc.), atestiguando la relación del reino macedonio con el mar Mediterráneo y el Este. Las más significativas son las tumbas reales del siglo IV a.C. ubicadas en el Gran Túmulo, con 21 tumbas que incluyen la del rey Amintas I, Filipo II, Alejandro I y Pérdicas II. Todas ellas tenían unos riquísimos ajuares y arquitecturas, con objetos en oro, varios trajes de armadura adornados con materiales preciosos, armas y otros utensilios funerarios de bronce.
Pirámide de Djoser en Saqqara, Egipto.
Fuente: Águeda Asenjo Bejarano
Fachada de la tumba de Filipo II, el Gran Túmulo de Vergina,
Grecia. Museo de las Tumbas Reales. Ca. 394 a.C.
Fuente: Panegíricos de Granovetter (CC BY-SA 2.0)
Los etruscos fueron una antigua cultura originaria del centro de Italia (la actual Toscana) que floreció entre los siglos IX y I a.C. Esta civilización adoptó el concepto de “ciudad de los muertos” de manera bastante literal, ya que construyeron amplios cementerios fuera de los núcleos urbanos, con tumbas organizadas a través de patrones cuadriculados con calles y avenidas, creando un espejo de sus propias ciudades. Banditaccia es el área fúnebre etrusca referente a la antigua ciudad de Caere (actual Cerveteri) La necrópolis tiene una cronología increíblemente amplia, conservando túmulos del período villanoviano (s. IX a. C.) hasta la época helenística (s. I a. C.). Las construcciones de este espacio han sido de numerosos tipos dependiendo de su cronología, pero de forma general consisten en túmulos cubiertos por una o más tumbas subterráneas escarbadas en roca. Estas tumbas tienen diversas salas y fueron decoradas ricamente como casas.
Tarquinia tiene una serie de necrópolis relacionadas con la ciudad etrusca de Tarchuna, antiguo nombre de la ciudad. La más conocida de todo el complejo es la necrópolis de Monterozzi, que encierra un gran número de tumbas de túmulos con cámaras excavadas, en las que se conserva una extraordinaria serie de frescos, que representan el núcleo pictórico más conspicuo que nos ha llegado del arte etrusco y, al mismo tiempo, el documento más amplio de toda la pintura antigua antes de la época imperial romana. Ejemplo de ello se puede ver en la Tumba de los Leopardos, donde las cámaras funerarias, modeladas como los interiores de las viviendas, presentan paredes decoradas con escenas de carácter mágico-religioso que protagonizan banquetes fúnebres, bailarines, músicos de aulós, malabares, y paisajes, en los que se imprime un movimiento animado y armonioso, retratado con colores intensos y vivos.
Necrópolis de Banditaccia, Cerveteri,
Italia. Fuente: Águeda Asenjo Bejarano
Tumba de los Leopardos, Necrópolis de Monterozzi,
Tarquinia. 480 a. C. Fuente: Águeda Asenjo Bejarano