Biblioteca Complutense

Introducción

El siglo XIX fue un tiempo de transformación decisiva para la veterinaria, que comenzaba a consolidarse como una disciplina científica y académica en toda Europa. En este contexto, los libros jugaron un papel esencial: fueron tanto vehículos de transmisión de conocimientos como objetos de estudio y trabajo. A través de ellos, se formaban generaciones de veterinarios que habrían de atender no solo a los grandes animales domésticos, sino también a especies tan delicadas como las abejas, e incluso explorar los tejidos invisibles al ojo humano gracias al microscopio.

En la primera vitrina, dedicada a la patología médica, los manuales de Elementos de patología veterinaria general y especial, utilizados en la Real Escuela de Veterinaria de Madrid, muestran dos rostros del mismo libro: por un lado, ejemplares repletos de anotaciones, subrayados y marcas que reflejan la práctica cotidiana de la enseñanza; por otro, volúmenes conservados con un respeto casi reverencial. Así, se evidencia cómo los manuales no eran simples textos, sino herramientas vivas en manos de profesores y alumnos.

La segunda vitrina, patología apícola, nos traslada a un ámbito menos esperado: la apicultura. Lejos de ser una curiosidad, la sanidad de las abejas tenía enorme importancia económica en el siglo XIX, cuando la miel y la cera eran productos de primera necesidad. Los tratados expuestos, en castellano y en francés, ofrecen consejos para reconocer y curar enfermedades que ponían en riesgo colmenas enteras. Estos libros revelan cómo la veterinaria ampliaba sus horizontes más allá de los animales de granja, preocupándose también por el bienestar de especies indispensables para la agricultura y la vida rural.

Finalmente, la tercera vitrina, histología, nos invita a mirar aún más de cerca, al mundo oculto de las células y tejidos. Con manuales y atlas de histología e histoquímica, los veterinarios del siglo XIX accedían a un universo microscópico que revolucionaba la forma de entender la anatomía y la patología. Estos libros simbolizan la transición de una veterinaria centrada en la observación externa hacia una ciencia que penetraba en la intimidad de los organismos, abriendo el camino a la medicina moderna.

En conjunto, las tres vitrinas nos muestran un viaje a través de los libros como testigos y protagonistas de la historia de la veterinaria. Cada ejemplar no solo guarda palabras impresas: conserva huellas de uso, preocupaciones de la época y la voluntad de descubrir. La exposición invita a recorrer estas páginas antiguas para comprender cómo, en pleno siglo XIX, la veterinaria se afirmaba como ciencia y como profesión al servicio de los animales y de la sociedad.

AGRADECEMOS a la Asociación Madrileña de Historia de la Veterinaria la generosa cesión de las vitrinas expositivas a la Biblioteca de Veterinaria. Gracias a su contribución, podemos seguir preservando y compartiendo el legado histórico de nuestra profesión con toda la comunidad universitaria y más allá. Este gesto no solo ha permitido enriquecer nuestras exposiciones, sino que también ha fortalecido el vínculo entre nuestras instituciones, unidas por el amor a la historia y la divulgación del saber veterinario.