Aprender el arte de la veterinaria en la Era Malats
Durante siglos, la Veterinaria en España estuvo centrada en el cuidado de los équidos, especialmente en la práctica de herrar. El nombramiento de albéitar implicaba un examen por el Real Tribunal del Protoalbeitarato, con conexión directa con la Corona. Este tribunal emitía títulos nominativos firmados por un Escribano del Rey. La preparación para el examen implicaba un aprendizaje individualizado con un Maestro Herrador y Albéitar.
A partir del siglo XVII, la albeitería en España se estancó, alejándose de las innovaciones científicas europeas. En el siglo XVIII, algunos albéitares como Francisco González y los hermanos Francisco y Alonso de Rus empezaron a adoptar una perspectiva más científica.
La primera Escuela de Veterinaria en España se inauguró en 1793, pero coexistió con las instituciones de la albeitería durante más de 50 años, enfrentando desafíos profesionales, económicos y políticos. En Francia, Claude Bourgelat abrió escuelas de Veterinaria en Francia (Lyon y París-Alfort), formando veterinarios para combatir enfermedades en animales y luchar contra epizootias. Destacados profesores y alumnos becados por diferentes gobiernos europeos fueron allí para formarse y fundar centros propios en sus respectivos países.
Bernardo Rodríguez, primer pensionado español, estudió en Alfort y propuso en 1784 un reglamento para una Escuela de Veterinaria de carácter civil en España, pero no salió adelante. En 1793, por Real Orden le siguieron como pensionados Segismundo Malats e Hipólito Estévez, formados en Alfort y otras ciudades europeas, y presentaron el Plan de Estudios para la Escuela de Veterinaria de Madrid, que nació con régimen militar y conexión con las Reales Caballerizas, responsable de los examinadores del Tribunal para albéitares. Los estudios incluían anatomía, higiene, arte de herrar y más. El primer examen fue de osteología en 1794.
Los problemas financieros, la incapacidad para satisfacer la demanda de profesionales veterinarios y los eventos históricos como la invasión napoleónica y el Trienio Liberal afectaron a la Escuela de Veterinaria.
Finalmente, en 1835, el Real Tribunal Protoalbeitarato fue absorbido por la Escuela, logrando su cese definitivo en 1847 (con exámenes de gracia hasta 1852-1855).
Los libros utilizados en la enseñanza eran de uso obligatorio y fueron once “Elementos de Veterinaria”, publicados entre 1793 y 1800 por Segismundo Malats e Hipólito Estévez. En ellos intentaron abarcar toda la enseñanza impartida en la Escuela. Eran textos traducidos de ediciones antiguas de obras francesas y nunca fueron actualizados.