Biblioteca Complutense

Clásicos de la Medicina

CLÁSICOS DE LA MEDICINA I 

Aquí se reunen varios de los más representativos libros de medicina de todos los tiempos. El más antiguo de ellos es el Dioscórides, tratado de remedios medicinales escrito en el siglo I d. C. y de total vigencia durante más de mil quinientos años. La medicina medieval está representada por el Canon de Avicena, uno de sus libros más novedosos y representativos. Sinforiano Champier fue, además de gran médico, mentor de Miguel Servet. Nicolás Leoniceno es un típico humanista que busca actualizar la medicina de los grandes autores clásicos. William Harvey fue el descubridor de la circulación mayor de la sangre, hazaña que Marcello Marpighi coronó con la descripción de los vasos capilares. El libro más reciente de leste apartado  es de Edward Jenner, el padre del procedimiento que hoy conocemos con el nombre de vacunación.

CLÁSICOS DE LA MEDICINA II

Galeno, en el siglo II, propuso una fisiología estática, sin circulación sanguínea, en vigor hasta la aparición de la obra de Servet y Harvey. Durante el Renacimiento, Vesalio se convierte en el gran renovador de la anatomía, mediante su Fabrica, libro maravillosamente editado y contemporáneo de Las revoluciones de Copérnico. Paracelso fue uno de los dinamiteros de la teoría galenista mediante la iatroquímica, que suponía la introducción de la alquimia y la espagiria en la terapéutica. Otro cirujano, Paré, revolucionó la cirugía desde el sentido común, la propia experiencia y el rechazo de la autoridad. A Morgagni se le considera el creador de la anatomía patológica a finales del Barroco y principios de la Ilustración y Whitering, el médico y botánico británico ilustrado, abrió las puertas a la investigación farmacológica contemporánea al investigar sobre un remedio casero a base de digital. 

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MEDICINA ESPAÑOLA

EL Renacimiento es uno de los periodos más fecundos de la historia de España, no sólo en el orden político y cultural sino también en el médico. Las contribuciones de la medicina española están al nivel de las mejores conquistas europeas. A finales del siglo anterior, Alonso Chirino escribe una obra claramente rupturista con la tradición medieval y anunciadora de lo que se avecina. El tratado de anatomía de Valverde de Hamusco es el mejor del siglo, después del de Vesalio. Gómez Pereira es la máxima aportación española a la nueva filosofía natural que comienza a surgir en esa centuria. Damián Carbón es uno de los padres de la puericultura como disciplina. En Andrés Alcázar tenemos nuestro máximo cirujano de la época. En Bernardino de Laredo se unen en armonía medicina y mística. El libro de Francisco de Leiva, algo posterior, es un debate sobre las propiedades del tabaco, importado por los colonizadores españoles de América.

 

MEDICINA AMERICANA Y FILIPINA

EL Siglo de Oro lo fue en España no sólo para las letras, también para las ciencias. Una de las grandes novedades, introducidas por los españoles en el panorama científico internacional, fue todo lo relativo al conocimiento natural del Nuevo Mundo, cuya investigación tuvo un claro sesgo farmacológico. Francisco Guerra ha dedicado buena parte de su actividad investigadora a dar a conocer esta realidad, como se refleja en su colección. Monardes que fue el primero que reivindicó los remedios americanos, Hernández que estudió la naturaleza mexicana in situ o Farfán que divulgó su obra son algunos nombres representativos. Además, podemos admirar obras de L’Ecluse interesado en la flora española, Bado que se ocupó de la quina, el palo indomable, el único remedio americano auténticamente importante en la farmacología posterior, Beaumont que analizó las aguas americanas, Loureiro que escribió sobre las floras exóticas o el padre Blanco que logró editar la flora de Filipinas.