Esbozo biográfico
José Luis Pinillos Díaz nació en Bilbao en 1919. Estudió Bachillerato en Portugalete. Con el comienzo de la Guerra Civil (1936) se incorpora a las órdenes de Franco. En 1944 sirvió en la División Azul, en el frente de Leningrado. Tras conocer la campaña antijudía nazi, abandona y retorna a la vida civil.
“… yo creía en aquello... Yo pensaba: me voy allí y cuando vuelva (porque yo era tan insensato que pensaba que iba a volver)… Allí vi lo que era aquello, que no tenía nada que ver con lo que nos habían contado. Para mí fue un poco una decepción. La vida en Rusia no era como nos habían dicho, y todo aquello era muy distinto” (Pinillos 1982, pág. 187)
Comenzó Filosofía y Letras en Zaragoza, especializándose en Filosofía en la Universidad de Madrid en 1947. En la capital, comenzó escribiendo cuentos y diversos artículos en revistas literarias y musicales (como Finisterre). Ataulfo Argenta, que por aquél entonces todavía no era director de orquesta, le orientó en algunas de sus críticas musicales. Sánchez de Muniaín le dirigió la tesis doctoral El concepto de sabiduría. Aportaciones para su esclarecimiento a la luz del tomismo. A partir de 1949 habrá un antes y un después en sus preferencias intelectuales, aunque la filosofía constituirá un núcleo fuerte durante toda su vida.
Becado por el Instituto Luis Vives de Filosofía del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) donde su secretario general, José María Albareda, le facilitó la incorporación al grupo de la revista Arbor, y desde el que hizo varias salidas al extranjero donde empezaría su camino hacia la psicología.
Alemania-Inglaterra
Viajó a Bonn (1949-1950) donde llevó a cabo sus primeros estudios de psicología en el Instituto de Psicología en el que, entre otras investigaciones "preparó un informe sobre el funcionamiento interno de las empresas alemanas que estaban en fase de reconstrucción después de los bombardeos y el desastre final de la derrota." (Prieto 2009, pág. 100). Trabajó con Erich Rothacker (1888- 1965), filósofo alemán exponente de la antropología filosófica.
En Londres (1951-1953), con la beca British Council, colaboró con Hans Jürgen Eysenck (1916-1997), psicólogo inglés de origen alemán especializado en el estudio de la personalidad y director de la Unidad de Psicología del Instituto de Psiquiatría del Maudsley Hospital, dependiente de la Universidad de Londres, dedicándose al estudio diferencial de las variables de la personalidad, estableciéndose entre ellos una estrecha colaboración. Una secuela de esta colaboración sería el cuestionario de personalidad (CEP).
Asistió a clases de Anna Freud (1895-1982), hija de Sigmund Freud, especializada en psicología infantil, Monte B. Shapiro, considerado el padre fundador de la psicología en el Reino Unido, y R. B. Cattell (1905-1998) especializado en inteligencia y personalidad, entre otros. Esto le proporcionó un profundo contacto con la psicología positiva, y una perdurable amistad con su maestro Eysenck, y C. Brengelmann, discípulo de Eysenck.” (Carpintero 2018).
Colaborando con José Germain
En 1955 obtuvo por oposición la plaza de colaborador científico en el Departamento de Psicología Experimental del Instituto Luis Vives de Filosofía del CSIC cuyo director era José Germain Cebrián (1897-1986), quién inició la recuperación de la psicología científica y aplicada en el Departamento de Psicología Experimental del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (1948), alentando la formación de un importante núcleo de colaboradores (Yela, Pinillos, Secadas, Miguel Siguán, Mallart, Jesusa Pertejo, García Yagüe). Germain dirigió la Revista de Psicología General y Aplicada (1946), creando en 1952 la primera Sociedad científica y profesional de Psicólogos, la Sociedad Española de Psicología y en 1954 la Escuela de Psicología de la Universidad de Madrid, embrión de las posteriores Secciones y Facultades de Psicología de toda la Universidad española “logró que la tradición científica de la psicología española volviera a germinar" (Carpintero 1987b).
“Cuando empezamos… éramos muy pocos… Germain-- se encontraba entonces en un espléndido momento vital, y supo reunirnos a todos en su torno y poner los conocimientos del complicado edificio en que se ha convertido la psicología española de los años ochenta. Al iniciar los estudios universitarios de psicología, a fines de los sesenta, creo, ninguno de nosotros -ni Yela, ni Siguán, ni Secadas, ni el Padre Ubeda, ni don Juan Zaraguete ni el propio Germain- nos imaginábamos lo que se nos venía encima. Lo que hasta entonces había sido una vida relativamente sosegada y dedicada al estudio y la investigación, terminó convirtiéndose muy pronto en una actividad frenética, en gran medida de carácter docente, que alteró nuestras vidas; por lo menos, la mía. A cambio de ello tuvimos, eso sí la inmensa satisfacción de ver cómo crecían los que venían detrás, cómo nos sobrepasaban y cómo empezaban a realizar, de otra manera que como nos lo habíamos imaginado -la vida siempre tiene un elemento imprevisible- el sueño de una psicología española, homologable con la que existía en el resto del mundo. Este sueño se ha hecho realidad en un tiempo increíblemente corto…” (Carpintero 1987a)
Pinillos trabajó en diversos temas, entre ellos de diagnóstico y psicología aplicada en pilotos y conductores, realizando investigaciones en el campo de la personalidad y de la psicología social, así como pruebas psicológicas con material psicotécnico para la selección del personal técnico militar.
Realizó un trabajo sobre actitudes religiosas y políticas de los universitarios españoles que tuvo un amplio eco internacional, y por el que no fue bien recibido (Helio Carpintero recoge la noticia que salió en el New York Times de 1956, (2010, pág. 95). Esto le acarreó el tener que alejarse por un tiempo de España, regresando a Londres durante un tiempo. Normalizada la situación, volvió a Madrid, aunque pasó algún tiempo en Venezuela (1960).
“A mí muchas veces me han considerado como un elemento un poco disonante y un poco atrevido intelectualmente, no políticamente” (Pinillos 1982, pág. 205)
Magisterio
En 1961 se trasladó a Venezuela para ser profesor de la Universidad Central de Caracas, y volvió a España a finales de dicho año para convertirse en catedrático de psicología de la Universidad de Valencia. En 1966 se trasladó a la Universidad de Madrid, donde permaneció hasta su jubilación en 1986. Durante varios años ejerció como profesor de Relaciones Humanas en la Escuela de Organización Industrial (EOI) de Madrid, fundada en 1955, primera escuela de negocios de España. Desarrolló los estudios de psicología de la UNED (nacida en 1972) siendo director del departamento de psicología de la Facultad de Filosofía, en 1996 la UNED le hará Doctor Honoris Causa.
“El magisterio de Pinillos entre los psicólogos españoles ha tenido una condición liberadora de incalculable valor. Ha despejado el campo de prejuicios múltiples y que ejercían su presión desde posiciones encontradas… defendió la construcción de una psicología científica, liberada de la tutela filosófica escolástica que reapareció tras nuestra guerra civil en academias y universidades; defendió una psicología natural y positiva, sin admitir las pretensiones de reducción de lo humano a lo animal; mantuvo la exigencia de una metodología científica para la psicología sin ceder en las extremosidades positivistas que ignoraban la subjetividad y la conciencia humanas; finalmente, ha luchado denodadamente por lograr una nueva base filosófica y epistemológica a la ciencia psicológica, sin temor a las críticas que tal actitud pudiera levantar del prejuicio antifilosófico que durante unas décadas cundió entre las filas de los psicólogos” (Carpintero 1987b)
La capacidad de investigación y dirección se constata en sus más de 170 tesis doctorales dirigidas entre 1966-1995: Heliodoro Carpintero (1968), Enrique Lafuente Niños (1973 y 1978), Fernando Fernández-Savater (1975), Ignacio Gómez de Liaño (1980), Carlos Alemany Briz (1982), Juan Bautista Fuentes Ortega (1985), etc.