Probablemente todos los libros con etiqueta "Condesa de Bornos" procedan de la biblioteca de la XII condesa de Bornos, María Asunción Ramírez de Haro y Crespi de Valldaura (1850-1915), hija de Manuel Jesús Ramírez de Haro y María Francisca Crespi de Valldaura (1823-1880), quien sería condesa viuda de Bornos desde 1854. Francisca adquirió unos profundos principios religiosos a través del jesuita francés Guibert de Génova durante los años que residió en Italia, anteriores a su matrimonio con el XI conde de Bornos, lo que dio lugar a una colección de libros de devoción y vida cristiana y una marcada educación religiosa para su hija.

María Asunción Ramírez de Haro decide permanecer soltera al no poderse llevar a cabo el matrimonio concertado con el conde de Guevara, exacerbando con ello su espíritu religioso. A la muerte de su madre recibe título nobiliario y propiedades, y en 1906 nombra al que fuera su prometido, ya casado y con hijos, Rodrigo Vélez Ladrón de Guevara, conde de Guevara, administrador de sus propiedades. En la apertura del testamento a la muerte de la condesa en 1915, la sorpresa vino al nombrar heredero a Rodrigo Vélez Ladrón de Guevara. Impugnado el testamento por el primo de la finada, será revocado y Rodrigo Vélez se convierte en el heredero de la mayor parte de sus bienes, aunque no incorpora los títulos de conde de Bornos y Murillo y marqués de Villanueva de Duero, que pasan al conde de Villariezo, Fernando Ramírez de Haro y Patiño.

En los fondos de la biblioteca de la condesa de Bornos predominaban los libros sobre vida cristiana y espiritualidad. A su muerte la mayor parte de ellos pasaron al Colegio de Nuestra Señora del Recuerdo conocido en la época como "los Jesuitas de Chamartín", fundado en 1880 y cuyo sello aparece también en los libros de la condesa de Bornos conservados en la Biblioteca Complutense.