Colegio de San Bernardino de Siena (Taxco, Guerrero)
Datos del ejemplar: Constituciones de la provincia de San Diego de Mexico de los Menores Descalços ... ; que las saca à luz con las constituciones apostolicas pertenecientes á la Ereccion de dicha Provincia ... de la Franciscana Descalcez y su procedencia seraphica ... dalas a la estampa ... D. Diego de Saldivar ...En Mexico : por los herederos de la viuda de Francisco Rodriguez Lupercio ..., 1698. [BH FG 2382]
Descripción: monograma con las letras entrelazadas “C”, “A”, “S” y “O” y lo que podría ser una “T”, se puede interpretar como “Tasco”.
Medidas: 35 x 30 mm.
Ubicación de la marca: corte delantero
Tipología: epigráfica
Identificador de la marca en el CCMF: variante sin asignar
Anotación manuscrita de propiedad con rúbrica: " Es del Conv.[en]to de S. Bernard[i]no de Sena de las Minas de Tasco pusese en el siendo Presidente in capite el P. Stº Pas. Fr. Nicolas Enriquez . Año de 1699. Fray Nicolás Enríquez".
Imagen miniatura de la marca de fuego:
Procedencia de la marca: Convento de San Bernardino de Siena (Taxco, Guerrero)
Institución: Provincia de San Diego de México
El convento dieguino de San Bernardino de Siena, fundado en 1595 en la ciudad de Taxco por fray Francisco de Torantos (Medina, 1682: 35). Prácticamente todos los conventos establecidos en la Nueva España tuvieron un biblioteca, cuyo tamaño dependía de la comunidad que los habitaba. Así, aquellos con funciones educativas en los noviciados tuvieron magníficas bibliotecas como la del Convento de San Francisco de México y los dedicados a la doctrina tenían bibliotecas más modesta. San Bernardino no fue la excepción, aunque pertenece al conjunto de conventos de los que prácticamente no sabemos nada pues sus historias quedan aún por contar. Tampoco es una casa religiosa de la que conservemos alguna memoria, inventario o catalogo que aporte una idea de lo que fue su biblioteca. Según Osorio las bibliotecas religiosas de la época más sencillas rondarían los 300 volúmenes. Hay que recordar que en México se conservan más testimonios de esta naturaleza de los franciscanos y jesuitas que, de cualquier otra orden mendicante o comunidad secular.