Colegio Imperial (Jesuitas)
El Colegio Imperial fue fundado por la Compañía de Jesús a partir del Colegio de San Pedro y San Pablo, establecido en Madrid a finales del siglo XVI. En el año 1609 adquirió el título de Imperial gracias a la protección de la Emperatriz Doña María, hija de Carlos V y mujer de Maximiliano II de Austria, quien, al morir en el año 1603, dejó como herencia a la institución una considerable cantidad de dinero para rentas perpetuas. Se reunieron en el Colegio enseñanzas de otras instituciones anteriores, como el viejo Estudio de la Villa y la Academia de Matemáticas fundada por Felipe II. Las enseñanzas impartidas abarcaban tanto la Teología y la Filosofía como las lenguas clásicas, la Geografía, las Ciencias, etc. Pronto se convirtió en un importante centro de enseñanza. Lope de Vega, Quevedo y Calderón se encuentran entre los alumnos más distinguidos, junto a buena parte de la intelectualidad y la nobleza madrileña del siglo XVII. Estaba situado en la madrileña calle de Toledo.
En 1625 se transformó en Reales Estudios de San Isidro, gracias a Felipe IV que fundó en su interior, además, el Real Seminario de Nobles para la educación de las élites, en el contexto de la red de instituciones educativas y culturales formada por los jesuitas por toda Europa
El Colegio Imperial formó la más importante biblioteca que ha habido en Madrid hasta el siglo XVIII, constituida por materiales de estudio, obras de consulta, de investigación, manuscritos de las obras que redactaban los propios jesuitas, donativos y legados de diversos benefactores, intercambios de libros con otros centros jesuíticos de toda Europa, adquisiciones de todas las materias, y documentos varios de jesuitas allí reunidos. Aunque el acceso a los fondos era restringido, se distinguía por la modernidad de las colecciones. Se calcula que pudo llegar a tener en la segunda mitad del siglo XVIII, aproximadamente, entre 30.000 y 35.000 libros. No se han conservado catálogos de esta época y los que se hicieron en fechas posteriores, una vez expulsados los jesuitas, recogen fondos de otros centros jesuíticos.
Los libros estaban sellados con el anagrama de la Compañía de Jesús, al que se incorporaba una serie de siglas. Este sello, según las épocas, cambia ligeramente. También es frecuente que la procedencia se señale por una nota manuscrita en la portada en la que se especifica, de forma desarrollada o abreviada: “De la Librería del Colegio de la Compañía de Jesús de Madrid”.
Suprimida la Compañía de Jesús en 1767, Carlos III refunda los Reales Estudios de San Isidro, como continuación de las enseñanzas que allí se cursaban.
Bibliografía:
Bartolomé Martínez, Bernabé. "Las librerías e imprentas de los jesuitas (1540-1767) : una aportación notable a la cultura española". En: Hispania Sacra : revista de historia eclesiástica, Vol. 40, 1988.
García Gómez. María Dolores. Testigos de la memoria : los inventarios de las bibliotecas de la Compañía de Jesús en la expulsión de 1767. Alicante : Universidad de Alicante, 2010.
Miguel Alonso, Aurora. La Biblioteca de los Reales Estudios de San Isidro. Madrid: Fundación Universitaria Española, 1996.
Simón Díaz, José. Historia del Colegio Imperial de Madrid. Madrid : Instituto de Estudios Madrileños, 1952-1959.