Biblioteca Complutense

Introducción


 Los minerales, gemas y fósiles destacan en la Naturaleza por su especial forma, brillo, color o dureza. Desde los tiempos más remotos merecieron la atención del hombre, que otorgó a las piedras propiedades protectoras, sanadoras o eróticas y confió en ellas para alcanzar fuerza y favores o realizar encantamientos.

 

Médicos y sanadores del pasado emplearon materiales geológicos para conservar o restablecer la salud, y esta tradición quedó registrada en importantes textos médicos y en unas obras singulares llamadas lapidarios.

 

Para entender el valor terapéutico asignado a gran parte de estos “remedios minerales” hay que recurrir al pensamiento mágico. El color rojo representa a la sangre y también a Marte –el planeta rojo- y así, corales, rocas o minerales de este color, fueron utilizados para combatir hemorragias. Se consideraba que compartían las propiedades benéficas o maléficas que atribuían a este astro, mientras que fósiles con forma fálica se recetaron contra la impotencia sexual o los males de vejiga.

 

Todas las civilizaciones del pasado tuvieron su particular arsenal terapéutico de origen mineral pero el poder curativo del mismo dependió de cada cultura. En Occidente, la piedra cornamenta de ciervo, aplicada en ungüentos sobre la cabeza, propiciaba una hermosa cabellera; si se llevaba durante la boda, mantenía hasta la muerte el amor de los esposos. En Oriente nunca se empleó para tratar problemas capilares o conyugales, sino afecciones cardíacas y crisis epilépticas.

 

La rareza de las gemas y fósiles, junto con la alta estima que les otorgó la medicina del pasado, hizo que estos materiales fueran sumamente valorados y objetos de comercio. Fue habitual que sólo las clases privilegiadas tuvieran acceso a ellos. En los cajones más ocultos y protegidos de unos muebles denominados “Ojo de Boticario”, los antiguos farmacéuticos preservaron los compuestos medicinales más preciados: las drogas más activas, las especies más exóticas y, sobre todo, las piedras preciosas. En el perjuicio económico que suponía su rotura, sarcásticamente, está el origen de la expresión coloquial “pedrada en ojo de boticario”, que manifiesta el beneficio de un suceso inesperado.

 

La búsqueda de estos valiosos fósiles, tierras, metales o gemas hizo que los sanadores fueran adquiriendo un conocimiento que les permitió reconocerlos e identificar los tipos de terrenos donde era posible hallar unos u otros: Medicina y Geología comenzaban una relación que perdura en la actualidad.

 

 

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