Biblioteca Complutense

Exposición V Centenario de la Biblia Políglota Complutense: Presentación del Rector

Retrato del cardenal Cisneros, por Eugenio Caxés.El 24 de abril del año 2013 se inauguró en la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla” de la Universidad Complutense de Madrid la exposición Preparando la Biblia Políglota Complutense. Los libros del saber que, comisariada por la profesora Elisa Ruiz García, pudimos disfrutar durante dos meses. Aquella exposición fue el punto de partida de un amplio abanico de actividades, programadas para celebrar el quinto centenario de la Biblia Políglota, obra cumbre del humanismo español, que supuso la culminación del proyecto reformista del cardenal Cisneros.

Con esta nueva exposición la Universidad Complutense de Madrid conmemora el 500 Aniversario de la primera impresión de El Nuevo Testamento, llevada a cabo en 1514 como parte de los finalmente seis volúmenes de la obra, cuya publicación total culminó ocho años después.

Probablemente la elaboración de la Biblia Políglota fue el empeño académico más ambicioso e innovador del momento en el ámbito de las Humanidades; pero además marcó con su rigor el paradigma de excelencia que, desde entonces, cualquier ámbito científico busca alcanzar en su función. Al honrar tal patrimonio fundacional es justo que miremos al pasado; pero no como un ejercicio de narcisismo identitario, sino como ocasión para pensar las cosas a la altura de los tiempos. Cada tiempo es un tiempo nuevo y el nuestro poco tiene que ver con el de hace 500 años. De la misma manera, la Universidad de hoy, poco tiene que ver con la de antaño, tanto en su extensión y sus funciones como en su impacto en la sociedad. Sin embargo, saber de dónde venimos y cuál ha sido nuestra historia y sus avatares nos refuerza en la convicción de que, a pesar de los vientos que soplan, contrarios a la universidad pública, ésta, la universidad pública, y en particular, la Universidad Complutense, tienen futuro.


En 1252, Robert Sorbon fundó en París un colegio para estudiantes pobres y siete siglos y medio después la Universidad de París aún recuerda, desde su nombre Universidad de París Sorbonne, que las Universidades —como tantos productos objetivos de la mente humana— las hace alguien, y que es justo recordar a ese alguien con más motivo, que aquellos otros que son recordados a través de las páginas de la historia universal de la infamia. Es justo, por tanto, que nosotros recordemos a Cisneros, el hombre que hace más de quinientos años fundó la Universidad que, si bien se llama Complutense, podría llamarse con justicia Cisneriana.

Podemos tener el orgullo de reivindicarnos como una de las primeras Universidades renacentistas y este origen se refleja en la inmensa Biblioteca de nuestra Universidad que tiene sus inicios en la Universidad Cisneriana.

El túmulo de Cisneros tiene una lápida de mármol que contiene el epitafio redactado en latín por Juan de Vergara, amigo de Cisneros y discípulo de Erasmo. Ese epitafio es un currículum denso y exacto:

Yo, Francisco, que hice levantar en honor de las Musas, una Universidad, yago en este reducido sarcófago, vestí la púrpura con el sayal, y usé del casco y del capelo; fui fraile, caudillo, ministro y cardenal, llevé a un tiempo, sin pretenderlo, la corona y la cogulla
cuando España me obedeció como a un Rey.

Detrás de esa semblanza rigurosa está el hombre, un franciscano austero y testarudo, dos veces regente del Reino, político sagaz, impulsor de la cultura e introductor del Renacimiento en España con dos obras perdurables: la Universidad Complutense y la Biblia Políglota.

El 13 de abril de 1499, Cisneros obtuvo la bula del Papa español Alejandro VI y en esa fecha podemos datar no sólo el nacimiento de la Universidad Complutense, sino muy probablemente del Renacimiento español. De la labor de Cisneros dijo el rey de Francia Francisco I: “Un solo fraile ha h$pg_html.= en España lo que en Francia hubieron de hacer muchos reyes”. Humanismo, renacentismo, universalidad, modernidad y popularidad fueron los rasgos de aquella Universidad que, en poco tiempo, realizó una magnífica organización del pensamiento y de la educación para dotar a España de un aparato funcionarial adecuado a su circunstancia imperial.

La peor desgracia de su carrera no se abate sobre Cisneros cuando el arzobispo Carrillo lo hizo preso en Santorcaz; ni siquiera cuando el famoso Francisco de Vargas, contador y tesorero mayor del reino, se presentó en la Universidad de Alcalá con el encargo del emperador Carlos V, recién llegado a España, de confiscar el arca que atesoraba los dineros legados por Cisneros a su fundación. La mayor de sus desgracias fue póstuma, le sobrevino siglo y medio después de su muerte, cuando el doctor Medrano privó a la universidad Cisneriana de su autonomía frente al Estado, y la obligó a ceñirse a la horma del poder administrativo que arruinó en parte la obra monumental del fundador.

Podríamos preguntarnos lo que haría Cisneros si viviera hoy. Nos recordaría que la Uni versidad es un concepto histórico, que vale tanto como decir cambiante; que lo que se buscaba en la Edad Media era conciliar las evidencias de la observación con los mensajes de la Revelación; que por su parte el Renacimiento promovió el estudio más profundo y directo de los autores de la antigua Grecia, y no sólo dotó a Europa de mejores textos de matemáticas, física, medicina y zoología, sino que afinó el método en toda suerte de investigación; y que este tiempo nuestro es un tiempo nuevo que despliega nuevas posibilidades y desafíos. Entre ellos, el de compartir el conocimiento, ensanchar las fronteras del saber, fomentar la cooperación internacional y universalizar el disfrute de las nuevas tecnologías, que es el único camino para reducir la amplitud de la falla en la igualdad de oportunidades de acceso a la educación, y asegurar un mundo mejor. En definitiva, contribuir de manera contundente al desarrollo y mejora de la sociedad.

La tarea de la ciencia es la de ayudar a comprender el mundo que nos rodea y con ello mejorar la condición humana, la tarea de la cultura es la de levantar postes indicadores, marcar caminos, orientar en las encrucijadas, desarrollar valores que nos hagan más humanos. Cisneros nos diría que conjugar estas dos tareas es imprescindible. Nos animaría a ver el cambio como una condición necesaria para el crecimiento creativo: no es una amenaza que debamos temer, sino un desafío que nos ofrece nuevas oportunidades. Alentaría a su Universidad a extraer su autoridad de la pasión por la verdad, del desprecio por la injusticia y del compromiso con la razón. Convertiría su Universidad en un espacio abierto y dinámico emulando a las mejores del mundo actual. No la convertiría tan sólo en un centro de formación para especialistas, sino en un lugar de reflexión capaz de pensar los problemas multidimensionales con saberes complejos capaces de domesticar el destino humano e insertar la ciencia en el mundo de los valores a través de la inteligencia general.

Si Cisneros estuviera vivo nos recordaría que no se trata de decidir cómo utilizar lo que ya se ha pensado, sino de pensar otras cosas. Nos invitaría a ser lo que él fue, un hombre a la altura de los tiempos. Si Cisneros estuviera vivo estimularía la educación de ciudadanos capaces de afrontar los problemas de este nuevo milenio.

La Biblia Políglota es un símbolo de la cultura española y europea, trasciende sus orígenes complutenses y pertenece a todos. Por eso queremos compartirlo con las instituciones y ciudadanos que aspiran a perseverar en nuestro desarrollo científico y cultural.

Con esta exposición, V Centenario de la Biblia Políglota Complutense. La Universidad del Renacimiento. El Renacimiento de la Universidad, se culminan una serie de actividades organizadas por nuestra Universidad a lo largo de este año 2014 y con las que se ha conmemorado esta magna empresa. Quiero expresar mi agradecimiento a todos los que han intervenido en este proyecto y a todos lo que han trabajado en su preparación. Han sido muchos meses de trabajo que finalmente ven la luz para disfrute de todos los visitantes a esta exposición.

 José Carrillo Menéndez

 Rector de la Universidad Complutense de Madrid

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