Biblioteca Complutense

Sanz del Rio, Julián, 1814-1869

Jurista y filósofo,  nació en Torrearévalo (Soria) en 1814. Obtiene los grados de Licenciado y Doctor en Derecho en la ciudad de Granada y desde 1836 a 1838 cursa  Jurisprudencia Civil en Madrid en la recién trasladada universidad alcalaína. En 1841 presenta un proyecto para la creación de una cátedra de Filosofía del Derecho que incluía el Derecho Natural, los Principios de Legislación Universal y los de Derecho Público General. En ese trabajo  demuestra su conocimiento de la lengua y filosofía alemana y concretamente  de la doctrina de Krause.

Tras el informe positivo del entonces rector, J. Gómez de la Cortina, Marqués de Morante, se aprueba la nueva cátedra que pasa a formar parte de los estudios del doctorado en Derecho. En 1843, el Ministro don Pedro Gómez de la Serna, nombra a Sanz del Río, Catedrático interino de Historia del Derecho y  le envía a la Universidad de Heidelberg, donde enseñaban  importantes discípulos de Krause.

A su regreso, fue nombrado catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad Central, puesto desde el cual y junto con las traducciones de la obra de Krause  divulgó a nivel nacional el pensamiento krausista. Contó con renombrados alumnos como Francisco Giner de los Ríos,  Leopoldo Alas,  Federico de Castro, Nicolás Salmerón, Segismundo Moret y Manuel María del Valle, entre otros muchos, con los que formó grupo intelectual. En 1867 fue separado de su cátedra tras una intensa campaña de desprestigio por parte de grupos conservadores contrarios a las doctrinas del movimiento científico renovador que encarnaba  Julián Sanz del Rio. 

Tras la revolución de 1868, el nuevo gobierno le devolvió a su cátedra a la vez que le ofrece ser rector de la universidad, oferta que fue rechazada  por Sanz del Río quien moría al año siguiente en Madrid a los 55 años de edad. En su testamento dejaba su biblioteca  a la Universidad y fundaba en su Facultad una cátedra libre para la enseñanza de la Filosofía  cuyo primer titular  fue don Tomás Tapia, uno de sus más íntimos discípulos. Fueron también sus alumnos quienes posteriormente publicaron de forma póstuma algunas de sus obras inéditas que tanta  influencia ejercerían en la reforma educativa en España.