La enseñanza del latín: Annotationes contra Erasmum Roterodamum
Diego López de Zúñiga ( ¿ - ca. 1531).
Annotationes Iacobi Lopidis Stunicae contra Erasmum Roterodamum in defensionem tralationis Noui Testamenti.
Alcalá de Henares: Arnao Guillén de Brocar, 1520. Fol. 58 h. Libro. Papel.
Biblioteca Histórica de la UCM. BH DER 500(1).
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No todo fueron parabienes para Erasmo en Alcalá de Henares. Uno de los eruditos reclutados por Cisneros para su edición políglota de la Biblia, Diego López de Zúñiga, se erigió en uno de sus más acerbos críticos durante una década. Los orígenes de la polémica entre ambos se remontan a 1516, cuando Zúñiga conoció el Novum Instrumentum del holandés. Aunque esta obra suele ser descrita como una edició en latín y griego de los Evangelios y del resto de libros del Nuevo Testamento, lo cierto es que para los contemporáneos lo más impactante no fue el texto griego, sino la nueva versión latina novotestamentaria que Erasmo ofrecía. Las palabras en el título Novum instrumentum... recognitum et emendatum... ad Graecam veritatem se refieren sin duda a la revisión y corrección del texto latino de acuerdo y sobre la base del griego, lo mismo que hizo Jerónimo en sus tiempos, según reconocía el propio Erasmo. Desde esta perspectiva Zúñiga revisó la obra con detenimiento y elaboró una lista de errores que mostró al cardenal Cisneros. Éste, quien acababa de invitar a Erasmo a España., le pidió que actuara con mesura y que le enviara una carta al humanista comentándole tales errores. Sólo si no recibía una respuesta satisfactoria, debía publicar sus críticas. Erasmo después recogería el rumor de que Cisneros, ante la impertinente insistencia de Zúñiga sobe este tema le espetó: “si tú eres capaz, haz algo mejor, y deja ya de condenar la labor de otros”. Zúñiga nunca escribió a Erasmo, sino que publicó directamente sus críticas tras la muerte del purpurado. El holandés no fue el único destinatario de las mimas, también lo fue Lefèvre d’Étaples, contra cuya traducción de San Pablo publicó ya en 1519 un opúsculo, pero Erasmo era su principal objeivo.
En junio de 1520 Brocar imprimió sus Annotationes contra Erasmum. La principal crítica de Zúñiga contra la edición erasmiana del Nuevo Testamento era por poner en tela de juicio la Vulgata. Esta cuestión ya había sido discutida en el seno de los trabajos de la Políglota, por lo que el español podía argüir con cierta autoridad que las diferencias entre los manuscritos griegos con respecto a la versión latina católica no eran tantas como para justificar la revisión que auspiciaba Erasmo. Sus «anotaciones» fueron doscientas doce. Ante este “órdago” exegético, Erasmo respondió con una primera Apología (octubre de 1521). Para entonces Zúñiga había abandonado Alcalá y trasladado a Roma para enseñar griego. Allí escribió una segunda obra contra Erasmo, sin haber leído la Apología, pero en la que siguió criticando duramente el trabajo crítico de las ediciones de Erasmo. Éste ya no respondió directamente, aunque si mencionará los opúsculos de Zúñiga en su epistolario, burlándose de tan tenaz y terco adversario.
Ahora bien, la difusión de estas Annotationes tuvo un excelente efecto propagandístico para la Políglota. En 1520 se estaba a la espera de la licencia del papa León X para proceder a su venta, de modo que los lectores de aquella obrilla pudieron saber de su existencia, pues Zúñiga elogiaba en términos muy elogiosos a Cisneros, a su Biblia Políglota y al equipo de colaboradores que trabajaron en su edición. Cita con admiración a Pablo Coronel por su conocimiento del hebreo y a Hernán Núñez de Guzmán por magnífica biblioteca y por su dominio del griego, del latín y del árabe, pero también a Nebrija, de quien Zúñiga daba a entender que encontró alguna comprensión en su diatriba contra Erasmo. Es posible, pues algunos de los errores que encontró en la edición novotestamentaria del holandés aparecían correctamente citados en la Tertia Quinquagena del humanista andaluz, publicada en 1516. También opone Zúñiga a Erasmo el testimonio de un manuscrito en griego de las Epístolas, procedente de Rodas, y que había sido utilizado para la edición de la Políglota. Fue así, como antes de que su venta se iniciara hacia 1522, esta obra empezó a ser conocida en toda Europa. Ya se habían levantado otras voces contra Erasmo, como la del teólogo inglés Edward Lee, también en defensa de la Vulgata. Que en España se hubiera publicado una Biblia en hebreo, arameo, griego y latín, que demostraba sus errores e impiedad, era, sin duda, de interés para muchos. De aquí la rapidez con que Erasmo quiso hacerse con un ejemplar y con que publicó su Apologia (1521). De igual manera, la difusión de su respuesta a Zúñiga ayudaría todavía más a que creciera el interés por la edición cisneriana. La polémica sobre el texto bíblico no terminaría entre ambos eruditos hasta la muerte del castellano en 1531, en Nápoles. En su testamento (además de declarar que escribió contra Erasmo no por malevolencia, sino por amor a la verdad) dispuso que que se le enviasen sus apuntes, para que a la vista de ellos corrigiera, si quería, en las sucesivas ediciones de sus obras, algunos errores, sobre todo en el Nuevo Testamento. Los cardenales Francisco de Quiñones e Íñigo de Mendoza, testamentarios de Zúñiga, cuidaron, de acuerdo con el humanista cordobés Juan Ginés de Sepúlveda, de extractar lo más notable y enviárselo a Erasmo. Los últimos juicios de éste sobre su contrincante español, transmitidos por carta a Sepúlveda, se mueven entre el reconocimiento de las dotes intelectuales de Zúñiga y la queja de que solo las hubiera empleado en ataques contra él. Sus disputas, sin embargo, representan una interesante continuidad con las que mantuvieran en su momento Nebrija y Cisneros sobre las mismas cuestiones en la edición de la Políglota.
JLGS-M
Bibliografía: Marcel BATAILLON. Erasmo y España. Estudios sobre historia espiritual del siglo XVI, Madrid-México: Fondo de Cultura Económica, 1979, pp. 91-102; César CHAPARRO GÓMEZ. “Erasmo de Rotterdam y Diego López de Zúñiga: una polémica áspera y prolongada”, Ágora. Estudos Clássicos em Debate,16 (2014), pp 157‐187; H. J. DE JONGE. “Four unpublished letters on Erasmus from J. L. Stunica to pope Leo X (1524)”, en J. P. MASSAUT (coord.). Colloque Érasmien de Liège: Commémoration du 450e anniversaire de la mort d´Erasme. Paris: Les Belles Lettres, 1987 pp. 147‐160; Christiaan Lambert HEESAKKERS, “Erasmo filólogo”, Myrtia 23 (2008), pp. 259‐285; Christiaan Lambert HEESAKKER. “Erasmo (1467?‐1536) y la filología del Nuevo Testamento”, Revista de Historiografía 11, VI (2/2009), pp 33‐52; W. B. JONES, y Th. B. DEUTSCHER, Th. B. (1986), “Diego López Zúñiga”, en Peter. G. BIETENHOLZ (ed.). Contemporaries of Erasmus. Toronto / Buffalo / London: Univ. of Toronto Press. 3 vols. II, pp. 348‐349. Julián MARTÍN ABAD. La imprenta en Alcalá de Henares (1502-1600), Madrid: Arco/Libros, 1995. 3 vols. I, pp. 276-277, nº 88