La vida universitaria en la primera mitad del siglo XVI. La dimensión estudiantil: Carta de García Manrique al Rector de la Universidad de Alcalá
Carta de García Manrique al Rector de la Universidad de Alcalá, recomendando a su criado Valdivia, que iba a graduarse en Medicina.
Toledo, 5 de marzo de 1548. Documento. Papel. 2 hojas (un bifolio). 315 mm x 440 mm.
Archivo Histórico Nacional. Diversos-colecciones, 15, N. 1187.
En 1548 García Manrique de Lara, tesorero y canónigo obrero de la catedral de Toledo, escribió esta carta al rector Fernando Barriovero en recomendación de Valdivia, unos de sus criados, que tras estudiar en Alcalá, deseaba graduarse en Medicina: «Magnifico señor. El que la presente dará a vuestra merced es un criado mio que se dize Valdiuia, que a estudiado en esa vniuersidad, va a graduarse ay en la facultad de medeçina; recebiré merced que sea fauoreçido de vuestra merced para que más onrradamete rreciba el grado, y si ay acá en que yo pueda emplearme en cosas de vuestra merced azerse a con toda voluntad. Nuestro Señor su magnifica persona guarde y le coloque como mereze. De Toledo a cinco de março de I U d XLVIII años». A lo que vuestra merced mandare». Hijo de Francisco de Sotomayor, conde de Belarcázar, y de Teresa de Zúñiga y Manrique de Lara, este poderoso canónigo había entrado en el cabildo toledano en 1517, de que era tesorero desde 1535. Su carta al rector de la Universidad no era una recomendación gratuita, aunque no pretendía que se concedería el grado a su criado, tampoco deseaba que alguien vinculado a su Casa y linaje tuviera una ceremonia poco lucida. Aquello iría en desdoro de su propia persona y linaje. Esta actitud era habitual en la época, donde las relaciones clientelares y de honor era fundamentales, pero a esta cuestión era especialmente sensible el propio García Manrique: solo unos meses antes había votado a favor de la implantación de un Estatuto de limpieza de sangre en la catedral de Toledo.
En esta época no había un período fijado para matricularse en Alcalá. Entre octubre y diciembre los estudiantes, según llegaban a la villa, se inscribían en unos libros de matrícula, custodiados por el secretario de la Universidad, quien antes de asentarles en él mismo les tomaba juramento de obediencia al rector y a las Constituciones. Esta matrícula, no lo olvidemos, daba acceso a la enseñanza, pero era también la garantía de obtener la ansiada inmunidad jurisdiccional que la consdición de estudiante conllevaba. La pragmática de Santa Fe, promulgada por los Reyes Católicos en 1492, había confirmado que los estudiantes estaban exentos de la justicia odinaria.
JLGS-M
Bibliografía: Ángel FERNÁNDEZ COLLADO. La catedral de Toledo en el siglo XVI: vida, arte y personas. Toledo: Diputación Provincial de Toledo, 1998; Luis ALONSO MUÑOYERRO. La Facultad de Medicina en la Universidad de Alcalá de Henares, Madrid, 1945; Ana Isabel MARTÍN FERREIRA. El Humanismo médico en la Universidad de Alcalá (siglo XVI), Alcalá de Henares: Ediciones Universidad, 1995.