Biblioteca Complutense

La protección de la Corona: Comiença la Crónica del serenissimo rey don Juan el Segundo

Fernán Pérez de Guzmán; Álvar García de Santa María.

Comiença la Crónica del serenissimo rey don Juan el Segundo deste nombre impressa en la muy noble [et] leal ciudad de Logroño, por mandado del catholico rey don Carlos su visnieto.

Logroño: Arnao Guillén de Brocar, 1517. [26], CCLIIIIJ [i.e.CCLV] h. Fol. Libro. Papel.

Biblioteca Histórica de la UCM. BH FG 2028.

Enlace al catálogo y al texto completo

De manera paralela a la publicación de esta Coronica de Fernando Tercero el santo, el cardenal Cisneros respondería a la propaganda política de su rival Deza con la publicación de otra Coronica, la del rey Juan II. Su difusión se produce al mismo tiempo que se conoce en Castilla que don Carlos viajaba a España para gobernar como rey. Estando vida su madre, la reina Juana, aquella titulación regia era de dudosa ilegalidad.  Ante las críticas suscitadas, el cardenal Cisneros y Adriano de Utrech, como gobernadores del reino, enviaron misivas a todos las autoridades del reino justificando que el príncipe Carlos. Pero esta no fue la única medida tomada por Cisneros. A la espera de que el nuevo monarca llegara a Castilla, impulsó la publicación de varios libros que mostraran ante la sociedad castellana que el desconocido rey era, en verdad, el legítimo sucesor. La historia fue el medio escogido para lograr este objetivo. A pesar de la torpeza con que Carlos I gobernó durante sus primeros años, lo cierto es que sus consejeros fueron muy conscientes de que para lograr la aceptación de su señor entre sus nuevos súbditos debían adoptarse métodos de propaganda cultural, que incluían la difusión de libros. En este sentido, el cardenal Cisneros tomó varias medidas. En 1515, a través de un privilegio (concedido ya para imprimir la Crónica de Juan II) logró para Arnao Guillén de Brocar la concesión del monopolio para publicar todas las crónicas del Reino. Esta exclusiva editorial suponía un pingüe negocio, pero resulta evidente que el verdadero propósito de su concesión no era otro que el de garantizar el control de un material político tan sensible.

Esta historiadel reinado de Juan II fue dedicada al príncipe don Carlos. La labor de depuración del texto fue encomendada al doctor Lorenzo Galíndez de Carvajal, miembro del Consejo de Castilla, quien empleó para su edición no sólo la conocida Crónica de Juan II¸escrita por Alvar García de Santa María, sino una compilación atribuida a Fernán Pérez de Guzmán, que la reina Isabel había guardado manuscrita en su cámara, según se recuerda en el prefacio: «... esta crónica estava en la cámara de la reyna doña Isabel, de gloriosa memoria, vuestra abuela, nuestra señora, a quien nada se escondió de lo bueno, que fue hija del dicho rey don Juan y que su alteza tenía esta crónica de Fernán Pérez en mucho precio y estimación por más auténtica y aprobada. Dexé mi opinión y sigo la de la reyna católica que tengo por mejor». El uso de un manuscrito que había sido propiedad de la soberana Católica era una sutil manera de manifestar la continuidad dinástica que el archiduque representaba. La Crónica de Juan II saldría finalmente a la luz en octubre de 1517. La epístola nuncupatoria no está fechada en Alcalá de Henares, sino en Madrid, donde residía el cardenal Cisneros por entonces, y Brocar imprimió una parte de la tirada de la Crónica en vitela. En la portada se puede ver como un rey entronizado sobre un estrado pétreo (Carlos I) recibe el libro de manos de dos figuras arrodilladas: un seglar que porta el libro (Galíndez de Carvajal), y un clérigo, que ha dejado su bonete en el suelo, el cardenal Cisneros. Como es sabido, el prelado nunca llegó a entrevistarse con el nuevo rey en 1517, ni a entregarle un ejemplar.

JLGS-M

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Bibliografía: María Luisa LÓPEZ-VIDRIERO ABELLO. “Crónicas impresas y lectura de corte en la España del siglo XVI”, La Bibliofilia. Fasciclo speciale del Centenario anno C, fasc. 2-3, (1998), p. 427; María MARSÁ VILA. La imprenta en La Rioja (siglos XVI-XVII), Madrid: Arco-Libros, 2002; Julián MARTÍN ABAD. Post-incunables ibéricos, Madrid: Ollero & Ramos, 2001-2007, 2 vols; Antonio ODRIOZOLA. “Obras impresas en Logroño por Arnao Guillén de Brocar”, Bibliografía Hispánica, II, 7 (1943), pp. 22-37; José y Ramón PÉREZ SOTO. “Testimonios inéditos y perdidos del doctor Galíndez de Carvajal”, Lemir, 13 (2009),  pp. 135-178;