Biblioteca Complutense

La recopilación de las fuentes textuales: Declaración de Diego de Bañares

Declaración de Diego de Bañares sobre que prestó a Ochoa Pérez de Salinas un libro de san Juan Clímaco, que era de Marcos de Mondejar, criado del cardenal Cisneros.

Sin fechar (c. 1512). Documento. Papel.

Archivo General de Simancas. Casa y Sitios Reales. Leg. 13, FOL. 52, fol. 1342. 

Entre la documentación conservada de los secretarios y criados del cardenal Cisneros, en ocasiones, se deslizan noticias acerca de la incesante búsqueda de libros emprendida por éste o sobre su labor editorial. Es el caso, por ejemplo, de esta declaración sobre un libro de san Juan Clímaco, prestado a cierto Ochoa Pérez de Salinas, cura de Pozuelo, y que éste no había devuelto. Su contenido es el siguiente:

«Yo diego de bañares contador del cardenal my señor doy fee en como, estando con Valtanas, Ochoa perez de salinas cura del pozuelo llevo de my posada vn libro que se dize sant juan climaco enquadernado con sus tablas y su guarniçion de su cuero azul encima, y llevolo a su posada prestado para leer en el y no me le boluio, mas el qual libro era de marcos de mondejar, criado del Cardenal my señor, de manera que el dicho salinas le es en cargo el dicho libro e porque es la verdad lo firmé de my nombre. (rubricado): Diego de bañares contador.

(Y debajo, de otra mano, se añade): Señor. Digo que yo he fablado con el camarero y dize que el libro puede valer fasta tres o quatro rreales. Faced en esto merçed que se nombre esta cuenta y el faga como por suyo por cuatrocientos maravedís. Al servicio de v. m. (rubricado): P. de Villasanz»

La obra en cuestión parece ser un ejemplar de la Scale spiritualis Sancti Ioannis Climaci, traducida al castellano por orden del cardenal Cisneros e impresa en Toledo con el título Libro que trata de la escalera espiritual por donde han de subir al estado de perfección. Sabemos que se realizaron dos ediciones de esta obra, una en castellano (1504) y otra en latín (1505). En las cuentas arriba citadas se especifican los gastos que generó la impresión de ambos ediciones, pagándose el 18 de febrero de 1505 al librero Melchor Gorricio de Novara 12.980 maravedís para estampar «çiertos libros de Juan Clímaco del latín y romançe que inpremió para Su Señoría Reverendísima», repartidos entre «çient volumi y quatro volúmines de san Juan Clímaco en romançe y otros çiento y seys volúmines de sant Juan Clímaco en latín: los seys destos de latín y los quatro de romançe están en pergamino». Como vemos, la labor editorial del cardenal Cisneros no se limitó a la Políglota. Ésta es su obra más conocida, pero no fue la única. La Biblia complutense constituyó la cima de un proyecto de renovación de la vida religiosa, un retorno a la simplicidad primitiva del cristianismo que, en un nivel menos erudito, se instrumentó por medio de obras como esta Escalera spiritual de san Juan Clímaco (Toledo, 1504), el Libro de sancta Ángela de Fulgino (Toledo, 1504) o la Exposición sobre el Psalmo de Miserere mei Deus, de Savonarola (Alcalá, 1511).

En el proyecto de renovación  religiosa de Cisneros estos libros se destinaban a la instrucción de frailes y monjas, pero, sin duda, también deseaba que se difundiesen fuera de los conventos, proponiendo a los fieles un ideal de vida religiosa contemplativa. Y a este respecto, y como se comprueba en este pequeño billete, ejemplares de la Escalera spiritual (se expone uno de la edición castellana 27) fueron repartidos entre los miembros de la Casa de Cardenal. Diego de Bañares fue uno de los criados más antiguos del prelado, dedicado a percepción de rentas y contador de cuentas en el partido de Toledo. En un informe de 1517 se dice que había servido durante veintidós años con gran honradez, y «que era persona en quien el cardenal hazia mucho caso». Con respecto a Ochoa, «cura del pozuelo», quizás tuviera alguna relación familiar con el tesorero real del mismo nombre, del que ya hemos destacado su papel en la compra de libros emprendida por Cisneros. Baltanas, citado como testigo de préstamo del libro, parece ser el bachiller Domingo Díaz de Baltanas, a quien Cisneros nombró en 1500 sobrestante para las obras del Colegio de San Ildefonso. Marcos de Mondejar era, en cambio solo un humilde criado del prelado, pero parece ser que su ejemplar, encuadernado en cuero azul, le fue regalado por éste. No parecer ser casual que entre los libros que había en la cámara del cardenal se cite varios ejemplares de aquella edición, todos con la misma encuadernación: «Honze libros que se llaman de sant Juan Clímaco, en romançe, en papel, de molde, cubiertos de cuero azul envesado». La coincidencia con la encuadernación del ejemplar perdido por Mondéjar da a entender que Cisneros repartió una parte de la edición entre sus servidores.

JLGS-M

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Bibliografía: José GARCÍA ORO. La Iglesia de Toledo en tiempo del Cardenal Cisneros (1495-1517). Toledo. Estudio Teológico de San Ildefonso, 1992, p. 41; Antonio de la TORRE Y DEL CERRO. “Servidores de Cisneros”, Hispania, 6 (1946), pp.184, 189 y 235; Elisa RUIZ GARCÍA y Helena CARVAJAL GONZÁLEZ. La Casa de Protesilao: reconstrucción arqueológica del fondo cisneriano de la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla” (1496-1509), Madrid: UCM, 2011, pp. 90-93.