La recopilación de las fuentes textuales
En el verano de 1502 Cisneros reunió al primer equipo de eruditos para «entender en la traducción de la Bribia». Se trataba de un proyecto muy ambicioso, bien respaldado por las rentas que el prelado disponía como arzobispo de Toledo, pero su calidad y rigor no eran solo la consecuencia del dinero aportado (unos cincuenta mil ducados), sino que se debían fundamentalmente a la extensa colección códices y de libros impresos adquirida. El cardenal y sus colaboradores iniciaron la búsqueda de las fuentes más adecuadas para fundamentar su edición políglota de la Biblia en sus cuatro idiomas originales. Sus secretarios viajaron por toda Castilla para adquirir estos libros, y como testimonio de su labor se han seleccionado para esta exposición varias cartas y documentos contables que nos reflejan el enorme esfuerzo realizado. Tampoco se escatimó en la selección de un excelente equipo de eruditos. Incluso cuando en 1516 la edición de la Biblia Políglota estaba en sus últimas fases, Cisneros no desaprovechó la oportunidad de invitar a Erasmo de Rotterdam a España para que colaborara en la empresa.
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José Luís Gonzalo Sánchez- Molero. Profesor de Ciencias de la Documentación. (Comentario en video)