La escritura del Quijote: Cervantes, maestro de maestros
Pero yo, que, aunque parezco padre, soy padrastrode Don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso, ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en este mi hijo vieres; y ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío como el más pintado, y estás en tu casa, donde eres señor d’ella, como el rey de sus alcabalas, y sabes lo que comúnmente se dice: que debajo de mi manto, al rey mato. Todo lo cual te esenta y hace libre de todo respecto y obligación; y así, puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calunien por el mal ni te premien por el bien que dijeres d’ella. (Don Quijote, I, prólogo)
Don Quijote de la Mancha, Madrid 1850
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El País, 12 de agosto de 2012 El País, 7 de marzo de 2015 El País, 22 de noviembre de 2014 |