Retrato del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros
Retrato del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros (1604), por Eugenio Caxés (1575-1634).
Óleo sobre lienzo. 201 x 145 cm.
Patrimonio Histórico Artístico de la Universidad Complutense de Madrid.
A lo largo de su vida Cisneros (o poco después de su muerte) fueron varios los retratos del prelado que se realizaron. Esta tarea fue encomendada por éste, de manera preferente, a dos artistas extranjeros asentados en España, el pintor Juan de Borgoña y el escultor Felipe Bigarny. Al primero se deben sus retratos en la Sala Capitular de la Catedral de Toledo y en una escena de los frescos sobre la conquista de Orán, en la Capilla Mozárabe de la misma catedral; y al segundo el espléndido busto sobre alabastro que se conserva entre las joyas del patrimonio artístico de la Universidad Complutense. También los impresores inmortalizaron su efigie en algunos tacos xilográficos, pues se ha creído reconocer al prelado en las portadas y preliminares de dos ediciones promovidas por él, la Vita Christi en castellano (Alcalá de Henares, 1502-1503), y la Crónica de Juan II de Castilla (Logroño, 1517). Sin embargo, para presidir esta espacio dedicado a su principal empresa cultural, la Biblia Políglota Complutense, no hay mejor imagen que la que nos proporciona este retrato del pintor madrileño, de ascendencia italiana, Eugenio Cajés, o Caxés. Para su elaboración en los primeros años del siglo XVII se sirvió, indudablemente, de la iconografía cisneriana arriba citada.
Cajés pintó este lienzo por encargo de la universidad de Alcalá de Henares, en fecha indeterminada, pero recibiendo para su factura artística unas instrucciones bastante claras. La universidad estaba interesada en disponer de un “retrato oficial”, de gran formato, de su fundador, una función que el busto de Bigarny no podía suplir. El discurso que se pretendía plasmar con este cuadro es transparente: evocar al cardenal Cisneros en sus dos principales facetas, como gobernante y como mecenas cultural. Con respecto al primer papel, al fondo de la escena se representa el asalto a unas murallas, sin duda las de Orán, ciudad argelina conquistada en 1509 por el prelado, quien participó personalmente en la expedición; en recuerdo de esta victoria militar también dispuso Cajés a los pies del prelado los dos guanteletes de una armadura, que si se observa con más detalle, el propio retratado lleva debajo de la muceta roja cardenalicia. Sobre su papel como promotor cultural el artista destacó su edición políglota de la Biblia, colocando sobre un bufete, cubierto con un tapete con las armas cisnerianas, los seis volúmenes de la misma en aparente desorden, pero cuidadosamente encuadernados y rotulados en los cortes con el título «BIB. COMP». No hemos podido identificar entre los diferentes juegos de ejemplares de esta obra que se conservan en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense si alguno de ellos sirvió de modelo para Cajés, pero es probable que no necesitara consultarlos si, para pintar este retrato, trabajó en su taller de Madrid. Sí parece, sin embargo, que el báculo que puso en su mano derecha fuera el mismo “rico bordón” moro que, según atestigua Juan de Vallejo en su Memorial de la vida de Cisneros (ca. 1548), éste trajo de Orán y que se conservaba entre los objetos del botín que el prelado regaló a la universidad en 1509. Otros dos báculos o bastones de mando se han identificado con Cisneros: uno de factura nazarita, en madera de ébano y con incrustaciones de hueso, se conserva en el convento de las clarisas de San Juan de la Penitencia, fundado por el propio arzobispo en Alcalá en 1504; y el otro, es un bastón procesional, de origen alemán, formado por cinco piezas de caña unidas por abrazaderas de plata, decorado con escenas de la Pasión de Cristo y pasajes de la Biblia, y que fue cedido en 1868 por la Universidad Central de Madrid al Museo Arqueológico Nacional. Ninguno, sin embargo, se asemeja al pintado por Cajés, quien bien pudo tomar como modelo el de Orán, perdido. A lo largo del tiempo se hicieron varias copias, alguna de pésima factura como una del siglo XVIII (Wellcome Library, Londres), que después se reprodujo como grabado, y otras en el siglo XIX. En 1836 este cuadro se trasladó a la nueva sede de la universidad en Madrid, para decorar el despacho rectoral en el edificio de Noviciado. En 1956 la Universidad lo cedió al Museo del Prado, desde dónde fue enviado, en depósito, al Ministerio de Educación en 1963. Se reintegró al Patrimonio de la Universidad Complutense hacia 1980.
JLGS-M
Bibliografía: Diego ÁNGULO ÍÑIGUEZ y Alfonso E. PÉREZ SÁNCHEZ. Pintura madrileña del primer tercio del siglo XVII, Madrid: Instituto Diego Velázquez, 1969, pp. 255-256 y lám. 155; Alfonso E. PÉREZ SÁNCHEZ. “El Cardenal Cisneros”, en Artificia Complutensia. Obras seleccionadas del patrimonio artístico de la Universidad Complutense, Madrid: Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, 1989, p. 24; María Isabel ASTIAZARAIN ACHABAL. “El cardenal Cisneros”, en Una hora de España. VII Centenario de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid: Editorial de la Universidad Complutense de Madrid, 1994, p. 244; Francisco PORTELA SANDOVAL. “El cardenal Cisneros ante Orán”, en J. Carlos VIZUETE MENDOZA y Julio MARTÍN SÁNCHEZ (eds.). Los arzobispos de Toledo y la universidad española, Albacete: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, p. 152.