En lo que se refiere a la cartografía náutica España también carecía, hasta bien entrado el siglo XVIII, de un levantamiento de las costas. A iniciativa del conde de Floridablanca se confío a Vicente Tofiño de San Miguel la dirección de una expedición hidrográfica que, organizada desde el Real Observatorio de Cádiz, tenía como objetivo el levantamiento de las costas de España utilizando el método geodésico. Los trabajos de campo se realizaron entre 1783 y 1788 y se confío a José de Vargas Ponce la dirección de los trabajos de grabado, estampación  e impresión en la que participaron los más prestigiosos grabadores madrileños de su tiempo. Gracias a su empeño en 1787 se publicó Derrotero de las costas de España en el Mediterráneo y su correspondiente de Africa... (Madrid : Ibarra, 1787) [BH FLL 34991] y el primer tomo del Atlas Marítimo de España con 15 cartas de la costa mediterránea. Dos años más tarde, en 1789, vieron la luz tanto el Derrotero de las costas de España en el Océano Atlántico, y de las Islas Azores ó Terceras... (Madrid : Ibarra, 1789) [BH FG 560, BH FLL Res.1284] como el segundo tomo del atlas con 30 cartas de las costas atlánticas. El grán éxito de la publicación hizo que ese mismo año se hiciera una segunda edición del Atlas que reunía en un solo tomo todas las cartas levantadas por la comisión, con título Atlas marítimo de España, edición a la que pertenece el ejemplar de las colecciones complutenses [BH FOA GF 4]. Se publicó con una bellísima portada alegórica diseñada por Rafael Mengs y grabada por Manuel Salvador Carmona, uno de los artistas más reputados de su tiempo. Esta obra siempre se ha considerado como un hito de la cartografía española y el trabajo más perfecto de la cartografía hispana por su perfección técnica, su gran belleza y el primor de su grabado. Los levantamientos efectuados estuvieron vigentes durante más de 100 años.