Principales obras de Francisco Suárez
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“Su obra escrita llena veintiséis recios y apretados volúmenes en cuarto mayor, a los que modernamente se van sumando otros de inéditos. Sus tratados abarcan casi todo el ámbito de las ciencias del espíritu: Filosofía, Teología, Derecho, Espiritualidad. Señálese por la vastedad de las perspectivas, la agudeza del análisis, la majestad y altura de su vuelo, así como por la tersura de la elocución; y, por lo que al hombre de hoy singularmente le afecta, por su línea de progreso y modernidad”
(Iriarte, pág. 143)
“Francisco Suárez es uno de los máximos pensadores escolásticos por su rigor sistemático, por su hondura especulativa y su erudición histórica”
(Larrainzar, Carlos, p. 35-36)
De Verbo incarnato (1590)
La primera publicación se imprimió en 1590 en Alcalá, Commentariorum ac Dispuationum in Tertiam Partem Divi Thomae Tomus Primus, más conocida por el título De Verbo Incarnato.
Comentario sobre las questiones 1-26 de tertia pars de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, con un tratamiento mucho más extenso que en la obra de Santo Tomás, donde se ocupa del misterio de la encarnación en 56 disputaciones. Obra sistemática, cronológica, y cíclica. Por las materias tratadas y el método utilizado esta obra se “aloja en una estructura arquitectónica con sentido propio, levantada según dos trazos distintivos: el comentario y el tratado” [1]
Suárez intenta superar la oposición existente entre escotistas y tomistas en relación con el tema de la encarnación. Está de acuerdo con Santo Tomás de Aquino al revelar que la mayoría de los pasos de la Escritura atribuye la causa de la encarnación de Cristo a la voluntad de redimir al hombre del pecado, pero añade también que la Biblia considera la encarnación como plena manifestación de la gloria divina; su realización histórica no puede, por tanto, depender del pecado del hombre.
Es Innovación de Suarez el abandono del comentario por un tratamiento científico y pedagógico, lo que supuso una verdadera renovación en el hacer de la docencia e investigación escolástica, y de eco universal hasta nuestros días.
Commentariorum ac disputationum in tertiam partem Diui Thomae. Tomus primus, priorum viginti sex quaestionum eius partis expositionem complectens. Edición de 1595 a texto completo, sita en la Biblioteca Histórica de la UCM
De mysteriis vitae Christi (1592)
Es continuación de los comentarios De Incarnatione sobre tercera parte de la Summa Theologiae de Santo Tomás de Aquino, exponiendo las cuestiones 27 a la 59. La intención de Suárez en esta publicación fue doble: una académica y otra pastoral, planeado para beneficio de los eruditos y como ayuda a aquellos que eran responsables de la predicación de la palabra de Dios. Dividido en 58 disputaciones, en las que las primeras 33 tratan sobre cuestiones sistemáticas relacionadas con la santidad de la Virgen María: su santificación, virginidad, matrimonio, purificación, merito, gracia, muerte y la gloriosa asunción
A raíz de esta obra a Suárez se le ha considerado como el fundador de una mariología sistemática. Aunque Suárez muestra gran respeto por St. Tomás no duda en oponerse a algunas cuestiones, como, por ejemplo en la preservación de María del pecado original a través de la Inmaculada Concepción [2]
Commentariorum ac disputationum in tertiam partem diui Thomae. Tomus secundus, Mysteria vitae Christi et vtriusque aduentus ... Edición de 1614 a texto completo, sita en la Biblioteca Histórica de la UCM
Disputaciones metafísicas (1595)
“La actitud de Suarez en su dimensión filosófica, tal como aparece en las Disputaciones Metafísicas, se presenta, en primer lugar como una reacción en tres aspectos: primero como una reacción contra los abusos del dialectismo vacío que se impuso en las aulas escolásticas desde el s. XV…. En segundo lugar, una reacción contra los preciosismos retóricos del humanismo… que se podía quedar perdido entre hojarascas retóricas. Y, en tercer lugar, y acaso sea lo más importante, una reacción contra el modo de elaborar y escribir metafísica.”[3]
Fueron las deficiencias con las que se tropezó en la enseñanza de la teología lo que le motivó a dedicarse a la filosofía (prólogo ad lectorem). Necesitaba una base metafísica básica sobre su visión teológica lo que hizo que se detuviera en la Tertia pars de la Summa Teológica de Santo Tomás para comenzar un proyecto descomunal[4].
Obra de 2000 folios, escrita en una año, en dos volúmenes. El primero de ellos abarca las disputaciones 1-37, y el segundo de la 38 a la 54. Trata sobre: el ser, sus propiedades, sus causas, división del ente en infinito e finito, estudio del ente infinito-Dios, relación de esencia y existencia en Dios y en la criatura, división del ente creado-finito, la sustancia y los accidentes, el ente de razón… Se cita a casi todos los escritores griegos, árabes, patrísticos y escolásticos. Entre los más citados se encuentran Aristóteles, Tomás de Aquino, Duns Soto y Cajeta. Reflejan el género literario medieval por excelencia denominado quaestio disputata. El esfuerzo de Suárez dio como resultado una obra maestra arquitectónica que cubría todos los campos de la metafísica[5]
Comienza con un análisis conceptual del problema en cuestión, sigue la discusión razonada de las opiniones principales y, finalmente, propone su opinión, siempre debidamente argumentada: “…estamos ante el último gran sistema metafísico de corte escolástico, pero ante un sistema en que apuntan ya temas que van a ser familiares al pensamiento moderno”[6]. En la tradición escolástica se escribía al hilo del comentario de los libros de Metafísica de Aristóteles, los temas se exponían con desorden y con las repeticiones que aparecen en el mismo Aristóteles. Suárez descarta este procedimiento utilizando un método doctrinal y expositivo: “intenta trazar un panorama global del saber metafísico, con una exposición tan completa y sistemática que, en su grado, no cuenta con ningún antecedente… y precisamente por alejarse de la dialéctica, él se enfrenta a los problemas” [7]
“Tras la primera edición en Salamanca... se suceden otras de inmediato: 1599 en Venecia, 1600 en Maguncia, en 1605, tres: Maguncia, Venecia, París… Entre 1597 y 1636, se publican en diversas ciudades de Europa diecisiete ediciones. Y no se traba de un libro de entretenimiento, sino de 2000 páginas de densa y rigurosa metafísica” [8]
Así como las Meditaciones o al Discurso de Descartes parecen un folleto flexible listo para matar moscas, el tratado de Suarez, en contraste, podría matar a un hombre. Utilizando un propósito menos violento, las Disputaciones fueron un bestseller en los tiempos de Suarez y después de él. Con los beneficios que recibió de la obra, Suarez, y con el permiso de sus superiores, urbanizó la universidad de Salamanca creando una nueva incorporación conocida como “barrio Suárez” (Suarezian Quarter), proveyó de libros a la biblioteca y estableció un fondo que proporcionaría libros durante años[9]
Commentariorum ac disputationum in tertiam partem Diui Thomae. Tomus primus, priorum viginti sex quaestionum eius partis expositionem complectens. Edición de 1595 a texto completo, sita en la Biblioteca Histórica de la UCM
Opuscula (1599)
La polémica teológica-filosófica, conocida por De auxiliis desde hacía tiempo enfrentaba a jesuitas y dominicos, versaba sobre el papel de la libertad humana en relación con la gracia divina. Para los jesuitas la doctrina de los dominicos dejaba poco lugar a la libertad humana; para los dominicos la doctrina jesuita no hacía justicia a la gracia divina.
Esta controversia se recrudeció de tal manera que tuvo que intervenir el papa Clemente VIII estableciendo una comisión, la Congregatio de auxiliis en 1597 para resolver esta disputa, eran tan violentas las conversaciones que el mismo Clemente tuvo que dirigir los debates sin poder concluirlos al acaecer su muerte. El papa Paul V tuvo que resolver la controversia (1607) permitiendo a los dominicos y a los jesuitas defender sus respectivas posiciones: que la defensa de cada una de las posiciones no fueran etiquetadas como heréticas
Francisco Suárez conocía muy bien estas posiciones, y sobre todo del jesuita Molina y del dominico Bañez, de cómo reconciliar la predestinación y la gracia con la libertad. El mismo había escrito y dado clases sobre estos temas.
En 1599 publicó 6 tratados sobre teología, u Opuscula. La obra ya era conocía con anterioridad a su publicación por el jesuita general Claudius Aquaviva, Clemente VIII la consultó cuando se hubo publicado en Roma. Defiende una modificación de la posición de Molina[10]
Doctoris Francisci Suarez ... Varia opuscula theologica ... : cum indice gemino, vno locorum sacr[a]e scripturae altero rerum. Edición de 1612 a texto completo, sita en la Biblioteca Histórica de la UCM
De legibus (1612)
Su obra Tractatus de legibus ac Deo legislatore se publicó en 1612. De legibus es un amplio y sistemático tratado sobre la ley y todos sus derivados: divina o eterna, natural, internacional y positiva o humana. Divida en 10 libros Suárez explica, en sentido amplio, que la ley es la norma y la medida de los buenos procedimientos que se dirigen hacia lo mejor y se aleja de los menos bueno. Se aleja de Tomas de Aquino en el que la ley (divina, natural o humana) es siempre un rasgo de las ideas divinas.
Parte de la razón divina y asocia la ley con la libertad. La ley eterna pertenece a los decretos de la libre voluntad, y toda ley es efecto de la ley eterna, lo que dirige a todas las partes del universo hacia un bien común[11]
Para Suárez la ley natural “no es otra cosa que la misma naturaleza racional en sí misma considerada, en cuanto que no implica contradicción y es el fundamento de toda rectitud de los actos humanos” (De legibus II, vol. Xiii). “La ley natural está en el hombre, porque no está en Dios, siendo temporal y creada, ni está fuera de los hombres, porque no está escrita en tablas, sino en el corazón: y no en la misma naturaleza del hombre inmediatamente, según mostramos, ni la voluntad, porque no depende de la voluntad del hombre, sino que la ata y como la fuerza: luego es necesario que esté en la razón “ (II, 5,8). A ella pertenecen los primeros principios morales generales (per se), tales como "hacer el bien", evitar el mal... [12]
El ius gentium o ley de las naciones se encuentra a mitad de camino entre la ley natural y la ley positiva humana. Distingue entre el derecho natural y el derecho internacional basado en la costumbre. Todas las medidas legislativas, así como todo el poder paternal se deriva de Dios, y la autoridad de todas las leyes se resuelve en la suya. Los seres humanos tienen un carácter social natural otorgado por Dios, lo que incluye la posibilidad de hacer las leyes. Refuta la teoría patriarcal de gobierno y el derecho divino de los reyes. La autoridad del Estado no es de origen divino sino humano, por lo que su naturaleza es elegida por las personas involucradas, y su poder legislativo natural es dado al gobernante.
Tractatus de legibus ac Deo Legislatore : in decem libros distributus. Edición de 1613 a texto completo, sita en la Biblioteca Histórica de la UCM
Defensio fidei(1613)
Defensio fidei catholicae apostolicae adversus Anglicanae soctae errores fue una obra encargada directamente por el papa Pablo V en la que Suárez sostenía la teoría del poder indirecto del pontífice en asuntos temporales (contrariando a la vez la idea de que los reyes recibían su soberanía directamente de Dios) y consideraba legítima la protección de los ciudadanos contra un príncipe convertido en tirano. El texto fue quemado públicamente en Londres por orden de Jacobo I, y también en París por el celo de los regalistas galicanos.
Dos años después de escribir este trabajo se jubiló como catedrático en Coimbra.
Durante el siglo XVII aparecieron póstumamente algunas de sus obras, entre las que se cuentan los escritos que versan sobre la libertad del hombre. El extraordinario alcance de su pensamiento se mantuvo vivo durante casi dos siglos en la mayoría de las universidades europeas, así como en los sistemas filosóficos de numerosos pensadores de primera línea.
Defensio fidei catholicae et apostolicae aduersus anglicanae sectae errores, cum responsione ad apologiam pro iuramento fidelitatis [et] praefationem monitoriam serenissimi Iacobi angliae regis. Edición de 1613 a texto completo, sita en la Biblioteca Histórica de la UCM
[1] Larrainzar, C. (1977). Una introducción a Francisco Suárez. Pamplona : Universidad de Navarra, p. 53-54
[2] Salas V. M., Fastiggi R. L. (2015). Francisco Suárez, the man and his work. En: A companion to Francisco Suárez. Leiden ; Boston: Brill, p. 7
[3] Rábade Romeo, S. (1997). Francisco suarez : (1548-1617) (1a. ed.). Madrid: Ediciones del Orto, p. 17
[4] y [5] Salas V. M., Fastiggi R. L. (2015). Francisco Suárez, the man and his work. En: A companion to Francisco Suárez. Leiden ; Boston: Brill, p. 9-19
[6] Rábade Romeo, S. (1997). Francisco suarez : (1548-1617) (1a. ed.). Madrid: Ediciones del Orto, p. 19
[7] Idem, p. 18
[8] Idem, p. 52-53
[9] Salas V. M., Fastiggi R. L. (2015). Francisco Suárez, the man and his work. En: A companion to Francisco Suárez. Leiden ; Boston: Brill, p. 13
[10] Idem, p. 13-14
[11] Idem, p. 18-19
[12] Idem. P. 15-16