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“Suárez es el pensador que ha influido más fuertemente en la filosofía moderna. Descartes depende directamente de él“

Heidegger, 1975, p. 112

Según Heidegger a Suárez se le debe la primera exposición sistemática de la metafísica, así como su división y ordenación que, según él llega hasta Hegel”[1]

“…  fue el primero en erigir un cuerpo sistemático de metafísica en una época en la cual las gentes parecían necesitar algo más que una serie de comentarios aristotélicos, o algo más que una filosofía escéptica. Desde este ángulo nos es posible ya declarar algo que de primera intención podría haber parecido sorprendente y aún inaudito: los llamados filósofos de la Contrareforma, y especialmente lo que más activamente trabajaron en ese campo -- los filósofos jesuitas -- son hasta cierto punto filósofos modernos y ello no sólo porque reciben la influencia de la filosofía moderna o premoderna… sino porque intentaron dar una respuesta a los mismos problemas planteados por los filósofos modernos stricto sensu” [2]

La labor de Suárez representa el más alto punto de la llamada “escolástica del Barroco”. Unos pocos años antes de extenderse las llamas de la Reforma y de la Contrarreforma sobre Europa, el análisis metafísico emergió y, a causa de ello, casi todos los pensadores de la época replantearon sus problemas en términos metafísicos. Si la Contrarreforma, como la Reforma, fue en principio un asunto de fe, esta fe fue sólo el cuerpo con el que alimentar el pensamiento filosófico del momento, se necesitaba demostrar o refutarla por medio de argumentos racionales. La recuperación de la fe dio lugar a la recuperación del razonamiento teológico, que casi inmediatamente tornó en metafísica[3]

Sergio Rábade considera que el nuevo tipo de obra filosófica escrita por el Eximio fue una de las causas de su rápida y extensa difusión[4].  Autor leído, estudiado y seguido en la Europa del XVII.  Las  numerosas ediciones de su obra Disputaciones entre 1597 y 1636 (más de diecisiete ediciones) se debe a que su obra se presenta como un moderno tratado de filosofía en la que se separa de toda sujeción al texto de la Metafísica de Aristóteles.

Distingue dos líneas históricas-filosóficas en las que influyó Suárez.  La primera es la alemana donde se estudiaba a Suárez en las universidades católicas y  protestantes (éstos últimos “descubrieron la superioridad de los polemistas católicos por el arsenal metafísica que les suministraba Suárez, ellos se sintieron en la necesidad de estudiarlo para poder competir con las armas iguales”). Universidades como Helmstedt, Wittenberg, Jena, Leipzig, Giessen, Tübingen, Rostock… en donde se sucedieron resúmenes y manuales para alumnos, algunos de ellos “tan fieles que se asemejan al plagio”. Las Disputaciones se convierten en libro de cabecera para los profesores. “Fue tan extensa y profunda la influencia de la metafísica jesuita… que a la Societas Iesu (Compañía de Jesús) se la llamará Societas metaphysica”[5]. Destaca Scheibler, que por su Opus Metaphysicum se le llamará el “Suárez protestante”.

La segunda línea corre a lo largo del racionalismo, comenzando por Descartes, cuyos ocho años en la Flêche bajo el magisterio jesuítico le puso en contacto con la escolástica española. No es seguro que Descartes conociera personalmente a Francisco Suárez “aunque muy bien podrían sus profesores hacerlo conocedor del granadino”, lo que sí es seguro es que lo leyó y lo citó en sus Responsiones IV[6]

Heidegger, M. (1975). Die grundprobleme der phänomenologie. Frankfurt am Main: Vittorio Kolstermann. , p. 112

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