Vida y época de Francisco Suárez
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De “estatura algo más que mediana, faz alargada y enjuta, barba poblada, nariz fina y aguileña, frente ancha sin arrugas y grandes ojos azules, claros y vivos… sano de cuerpo en general, escasas las fuerzas ...su andar pausado, lo mismo que el habla y los ademanes, puntualidad en las acciones y un grave continente con que recataba su viva sensibilidad, y de ésta, el animado semblante y su mirada (en los retratos) como de navegante de altura por los mares del pensamiento”
(Iriarte, 1955p. 151-152)
Vida
Francisco Suárez nació en Granada el 5 de enero de 1548. A los 13 años se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca. Tras reiteradas negativas superadas por su propia insistencia fue admitido en la Compañía de Jesús con 16 años. Se aplicó al estudio de la filosofía y de la teología en el Colegio de la Orden y en la Universidad de Salamanca. En 1572 fue ordenado sacerdote y desde entonces hasta su muerte se consagró plenamente a la cátedra y a la escritura. Profesor de filosofía en Ávila y en Segovia (1571), de teología en Ávila, Segovia (1575), Valladolid (1576), Roma (1580-85), Alcalá (1585-92) y Salamanca (1592-97). Cuando pensaba dedicarse a su labor intelectual, Felipe II, rey entonces también de Portugal, interesado en el florecimiento de la Universidad de Coimbra, “le reclama y le fuerza a encargarse” de la cátedra principal de Teología que regentó hasta su muerte (1597-1616). Este tiempo se interrumpió por un periodo de 2 años cuando en 1599 se desató una plaga que hizo que Suárez buscara refugio en Ávila y luego en Salamanca, ya que su salud era quebradiza. El 2 de octubre de 1607 Pablo V lo apellidó “Doctor Eximio y Piadoso”. Murió en Lisboa el 25 de septiembre de 1617. [1]
“Coimbra significa para Francisco Suárez la cumbre de su carrera científica y de su magisterio como profesor universitario: se le escucha con admiración, su fama está consolidada y a sus clases asiste un público numeroso; el maestro destacará tanto por su ciencia como por su humildad”[2]
Desde su ordenación como sacerdote en 1572 hasta su muerte se consagrará plenamente a la cátedra y a la escritura, tareas en las que desarrolla una actividad fecundísima y renovadora dentro del pensar escolástico.
Época
Las universidades de París y Salamanca acogieron un renacer de la escolástica (segunda escolástica) cuyo papel en la filosofía moderna es indiscutible. Salamanca se convirtió en una de las mayores impulsoras de la, también llamada, escolástica del barroco. En ella enseñaron varias generaciones de grandes teólogos hispanos representados principalmente por Francisco de Vitoria (1483-1546), Pedro y Domingo Soto, Domingo Bañez, Pedro de Oña, Pedro Fonseca, Francisco Toledo, Melchor Cano... Para Ferrater Mora, Francisco Suárez supone la cuarta generación de estos grandes teólogos.
Es tiempo del Concilio de Trento (1545-1563), de la Reforma protestante y de la Contrarreforma. Tuvieron que solventarse y tratar de solventarse dudas sobre la fe y la teología, lo que originó una cuantiosa literatura y duras confrontaciones entre los partidarios de un mismo credo y también entre sus rivales (Véase la obra Opúscula sobre la confrontación entre jesuitas y dominicos)
El interés de la filosofía para explicar el mundo y la humanidad de forma racional fue común a protestantes y católicos. El escolasticismo español influyó en la enseñanza de la filosofía en universidades como Holanda, Alemania y Bohemia. Se estableció un movimiento paralelo hacia el estudio de la metafísica en España y Alemania[3]
[1] Iriarte, M. d. (1955). Francisco suáres : Un filósofo humanista. Vida y carácter : (Tres ensayos) (pp. 141-207). Madrid: Escelicer S.L., p. 143