La composición tipográfica de la Políglota
La edición de la Biblia Políglota Complutense puede considerarse como una de las grandes hazañas técnicas de la época y, no en vano, hasta la segunda mitad del siglo XVIII no se publicaron en España libros que superaran la calidad de este “monumento tipográfico”, fruto de la extraordinaria pericia técnica y estética de Arnao Guillén de Brocar y de sus operarios. Mientras en Alcalá de Henares y en Toledo, o incluso siguiendo al prelado en sus viajes por Castilla, los miembros de su “academia bíblica” trabajaban en editar los textos del Antiguo y Nuevo Testamento, Brocar no sólo hubo de reunir juegos de matrices, suertes de tipos en griego, hebreo y latín, tacos xilográficos, prensas, papel, pergamino y tinta suficientes para proceder a la publicación, sino que también tuvo que acordar con aquellos eruditos un diseño tipográfico para la obra en ciernes. Sin estos materiales, sin la difusión de la Biblia a través de la imprenta, ésta no tendría la relevancia que hoy justifica la conmemoración de su quinto centenario. Diferentes pieza y materiales tipográficos, y una reproducción a escala de una imprenta manual (procedente de Aguilafuente), recrean el trabajo de aquellos impresores a principios del siglo XVI.
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