La Políglota entre la tradición sefardita y el humanismo cristiano
El interés por el estudio de las fuentes bíblicas hebreas se había ido gestando en toda Europa entre los siglos XIV y XV desde varias perspectivas, pero si había un país en el que estos estudios podían fructificar en una edición políglota era España. Aquí, la milenaria presencia de comunidades sefarditas había favorecido un elevado conocimiento sobre las fuentes hebreas y arameas del Antiguo Testamento. El intercambio cultural fue tan grande que, por ejemplo, fue habitual que reyes y nobles encomendaran a equipos de rabinos y de monjes traducciones de la Biblia, como la de Alba. El Humanismo, además, incentivó el interés por la corrección y depuración metódica de los textos bíblicos. A principios del siglo XVI existía un anhelo generalizado a este respecto. Y así, mientras en Alcalá trabajaban los eruditos de la cisneriana, Erasmo de Rotterdam, Agostino Giustiniani y Felice da Prato daban a conocer las primeras ediciones políglotas o en hebreo de partes de la Biblia (1516-1517). Sin duda, el anhelo de Cisneros era compartido, pero solo su Biblia Políglota Complutense lograría alcanzar la cima: una edición crítica de todos los textos del Viejo y del Nuevo Testamento.
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Marta Torres Santo Domingo. Directora de la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla. (Comentario en video)